viernes, 17 de junio de 2011

AZUL SOBRE LA TORRE DE LA IGLESIA

                                                                            


Tiene razón el fotógrafo el campanario está vigilante y como si fuera el faro de Alejandría se alza sobre su espacio más inmediato y desde ese Tesillo que le sirve de plataforma parece querer decir: Amigos y amigas tuerto estoy hacer una colecta y ponerme el reloj. Digo esto porque en el hueco donde debería ir el reloj hay una mancha negra que como si fuera un pecado nos quiere advertir de algo que tiene que ver con un pasado lejano pero muy concreto y eso que Pinarejo los tuvo y muy buenos relojeros. Pinarejo al parecer tenía en el siglo XIX un relojero que se dedicaba a instalar relojes en las torres de las iglesias. Hay un caso muy concreto que hace referencia a la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Mérida de Villar de Saz (Cuenca). El hecho viene recogido de la siguiente forma:

“Merece recordar que con el hundimiento de la torre, al final del siglo pasado, desapareció el reloj en ella instalado el año 1.834, por el relojero de Pinarejo, Luis La Valle. Para adquirir este reloj se acordó por los alcaldes de las dos villas dedicar la gratificación que venían dando a los predicadores cuaresmales durante dos años. Así se hizo, y durante dos años el párroco don Andrés García lo hizo desinteresadamente; pero, llegado el verano, los alcaldes realizaron las colectas entre los vecinos, llegando a recoger la cantidad de ochenta fanegas de trigo, cuyo importe se destinó al pago del reloj”

Viene esto a cuenta de que en la torre de nuestra iglesia parroquial de Pinarejo falta un reloj ¿La pregunta es que pasó con este reloj? Al parecer de nuestro pueblo han salido relojeros y relojes. No estaría mal, tal y como ya he comentado, hacer una colecta y poner un reloj donde toca y como toca. Si Luis La Valle, desde el cielo sigue el foro, se estará preguntando ¿a que están esperando estos amigos míos para poner un reloj?

Volviendo al tema de la fotografía lo que más sobresale es la luz entre ellas la que se encuentra a 1/3 de altura del campanario, el azul del cielo, y la esbeltez de la torre sin adornos como el alma castellana. Lo que menos acompaña a la fotografía es el cableado pero ante esto el fotógrafo creo que se ha rendido.

Bien hecho y a continuar.

               I
Azul cobalto en Pinarejo
de un cielo dormido
juegan los niños
y entre silencios cocidos
allí donde el junco
besa el agua del río
creo sentir en mis labios
la fragancia y suavidad
de ese aire taciturno
que al subir alegremente
por la calle de la Iglesia
camino de su último destino
se convierte
en un desesperado grito.

              II
Por ser compañera de las estrellas
cuando la oscuridad arriba
acompaña la noche a la torre
y le sirve de guía,
es por eso que la Torre de Pinarejo
no va a la deriva
aunque algunos días
aparezca su cuerpo cubierto
de niebla que la oculta a la vista.

DE BLAS DE OTERO

Quiero escribir de día.

De cara al hombre de la calle
y que
terrible si no se parase.

Quiero ecribir de día.

De cara al hombre que no sabe
leer,
y ver que no escribo en balde.

Quiero escribir de día.

De los álamos tengo envidia,
de ver como los menea el aire.

José Vte. Navarro Rubio

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