viernes, 17 de junio de 2011

CASA CON ESCUDO EN LA CALLE MELGAREJO

                                                                      


Esta fotografía está mejor lograda que la anterior en ella se vislumbra en su totalidad tanto los elementos de adorno de la puerta como el gran ventanal que se abre encima del dintel de la puerta. Es una fachada clásica con un cierto realce pero sin muchas florituras. La calidad de la piedra fue un determinante grande en la conservación de los edificios. Tanto esta casona como la de los Sandovales adolecían de buenas piedras graníticas. Solo hace falta mirar el zócalo para comprobar lo que les estoy diciendo. El metal de la puerta se conserva en buen estado, así como la forja del ventanal que se cierra levemente, como si nos quisiera invitar a pasar a su interior.

La palabra dintel viene de lintel, del latín limitellus, que deriva de limen y limes. En latín, limen significa umbral, puerta, entrada o principio, y limes se refiere a un sendero entre dos campos, límite o muralla.

Sería y severa con pilastras adosadas a los muros y coronadas con pequeños detalles en forma de figuras geométricas piramidales, era esta una casa que me impresionaba tanto por la superficie que ocupaba, daba a tres calles como por la gran cantidad de dependencias que tenía: jardín, patio, estancias domésticas, parte más noble, cuadras, corrales, porches, granero, pajar. En una de sus fachadas, la de la calle Tercia, se abría a mitad de la pared un portichuelo que servía para introducir el grano y la paja.

Alcanzo a recordar esta casa al igual que otras siempre abiertas y era tal la decencia de las gentes, que pasaban por la calle, que la curiosidad no iba más allá de echar una ojeada a su interior, y en eso quedaba el asunto.

Poco antes de faltar Don Luis, mi abuelo se encontraba vendiendo unas 3.000 cabezas de ganado en Albacete. Para cuando quiso llegar al pueblo éste ya había fallecido. Por esa época a mi padre que jugaba por esos grandes corrales con el resto de sus amigos le pasó por encima de la oreja la rueda de una galera, pero de esto y de otras cosas, biblioteca de la casa, hablaré en su momento.

No me gusta de esta fotografía los remates que se han empleado para rehabilitar la fachada, el color ni la persiana superior del ventanal.

De todas formas agradecer al fotógrafo el haber enviado esta fotografía que nos sirve para definir ciertas peculiaridades del tejido urbano del pueblo. Su buen encuadre y remate nos advierte de que el fotógrafo se encontraba bien posicionado y con ganas de dejarnos esta fachada en el foro para disfrute de todos.

Otra fotografía de la misma casa:

 Nos saca el fotógrafo lo poco monumental que queda en el pueblo. Al mirar esta fotografía es como si el fotógrafo quisiera decirme mírala y dime. Es a lo visto una fotografía segmentada. Yo diría que mutilada. Pero nos sirve la fotografía para que hablemos de dos cosas: la primera del escudo heráldico que quiere vislumbrarse y no aparece y otra del color de su fondo..

Situada la fachada y la casa a mano derecha de la calle Melgarejo y casi enfrente de lo que fue la casa curato, hoy solar. Fue una gran casa y perteneció a D. Luis Belinchón Ruiz Zorrilla. De esta casa mi padre sabe mucho ya que mi abuelo allá por los años 20 del siglo XX era el hombre de confianza y en ella estuvo hasta que le vino la muerte a su dueño, Don Luis, gerente del Diario El Mundo: Diario Regionalista, y su mujer, Doña Luisa, dejó todo el patrimonio de Pinarejo en manos de un tal Abelardo, Pechitos, de Mota del Cuervo. Cuenta mi padre que cuando era pequeño pasó muchas horas y muchos días en brazos de esta señora ya que no tenían familia y en cierta medida se querían quedar con mi padre, cosa a la que no accedió mi abuela que con buen criterio dijo que el hijo lo había parido ella y era suyo.

Si vamos a las dos características a las que me había referido en un principio podemos comentar que en la fachada ha desaparecido el escudo heráldico que en ella estaba fijado y servía para honrar a sus huéspedes y para clarificar a los forasteros y resto de vecinos del pueblo quien era el que vivía en la casa y cual era su poderío. Ahora queda, en señal de homenaje, un clavo como queriendo decir soy testigo mudo de una historia, por favor no me preguntéis.

Siempre cuando se arranca un escudo surgen interrogantes. ¿Alguien que lo quiso colocar en otra fachada? ¿El deterioro de la piedra? ¿Avatares guerras y destrucción por parte del proletariado?. No lo sé. Lo que sí quiero decir es que bien estaba en la casa y bien vestía su entrada..

Como hay otra fotografía para comentar cargaremos el resto del tintero sobre la otra

José Vte. Navarro Rubio

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