A CUENTA DE UN CHAPARRO

Los pinarejeros/as tenemos un sentido muy particular de lo que es el humor. Yo creo que eso es consecuencia de la gran cantidad de horas pasadas junto a la chimenea oyendo chascarrillos y cuentos de las abuelas. El matriarcado latente de nuestro pueblo ha ejercido de forma poderosa en nuestra concepción de la vida y en la salvaguarda de ciertos valores culturales que tienen que ver con nuestros orígenes.

Forma extrema del cariño que los pinarejeros/as tienen a su pueblo es la nostalgia que estos sienten cuando se encuentran fuera de la localidad. Solo hace falta que dos pinarejeros/as se junten para que comiencen a hablar de su pueblo y de los buenos y malos ratos vividos en él. La verdad es que todos llevamos a Pinarejo muy adentro.

Lo que viene a continuación forma parte de ese humor al que ya me he referido:

“Una vez mi hermano se reunió con un primo nuestro en Valencia. Le comentaba mi primo a mi hermano que no le gustaban las grandes ciudades y que él prefería otro tipo de lugar para vivir. Después de recorrer Valencia fueron a casa de mi hermano y mira por donde en la misma calle había unas carrascas plantadas. La exclamación de mi primo fue: “Si tuviera que vivir en Valencia viviría en esta calle. A mí es que los chaparros y las carrascas me recuerdan al pueblo”

Bueno pues ahora el tema va de chaparros y carrascas. Resulta que es verdad. Yo he comprobado en muchos pinarejeros/as la expresión de su cara cuando han visto un chaparro o una carrasca, y la verdad es que se les denota en esos momentos una cierta alegría.

El chaparro y la carrasca son una de las especies autóctonas mas extendida en el término de Pinarejo y como tal, a eso se debe el motivo de que se le tenga tanto aprecio. Si hablas con los cazadores casi todos han terminado cogiendo una liebre o un conejo entre las matas de un chaparro o comiéndose un conejo bajo una carrasca. Si hablas con los labriegos y pastores todos han terminado echando una buena siesta bajo una carrasca, si hablas con los que viajan por la carretera que va del Castillo de Garcimuñoz a Pinarejo raro es el que no ha parado el coche en el monte para realizar alguna necesidad fisiológica al lado o sobre un chaparro.

Creo, es mi parecer, que el chaparro y la carrasca tienen alguna extraña propiedad. Por eso deberíamos comercializar la corteza de este árbol y matorral para crear un sustitutivo de las píldoras de la felicidad. Yo recomiendo a todos los pinarejeros/as allí donde estén que tengan cerca un buen plantón de carrasca en una maceta, seguro que les ayudara a combatir la morriña. Se me ocurre que todos los pinarejeros/as deberíamos pedir a los Reyes Magos una maceta con una carrasca.

Visto como esta el tema me he atrevido a realizar la siguiente composición poética:

Bendito chaparro
de mi Pinarejo querido
y querida carrasca
de la Montesina,
solo de veros
me entra morriña
y por el cuerpo me sube
tal escalofrió
y a la vez calor
que me entra dolor
hasta en el corazón.

A estas que estaba
recuerdo de un día
que agobiado por el calor
atiné a dormir
bajo una encina.
Tan bien
la siesta me sentó
y tanto dormí y ronque
a pleno pulmón
que la vieja encina
bajo la cual yacía
no paraba de repetir:
¡Que desgracia la mía
por no poder quitarme el calor
y que a gusto se ha quedado
este ilustre varón
que bajo mi sombra retozó!

Características de nuestro árbol /arbusto:

Árbol monoico de hasta 15-20 m, con frecuencia arbusto achaparrado. Cuando presenta porte arbóreo tiene copa amplia y redondeada. Tronco recto o algo torcido, con corteza pardusca y grietas poco profundas.. Flores femeninas en el extremo de las ramillas, que maduran para dar lugar a las bellotas.

Refranes:
-Es tán chaparro que cuando se sienta en el suelo le cuelgan los pies.
-Al alcornoque no hay palo que lo toque, menos la carrasca que le casca.

Copla del autor del artículo:

“No se inmuta el chaparro
ante la lluvia,
ni le agobia el calor,
le es indiferente la nieve,
solo le aterra el leñador”

José Vte. Navarro Rubio