martes, 14 de junio de 2011

EL CARDO BORRIQUERO

Acabo de ver en el foro una fotografía que me ha llamado la atención. Tiene que ver con un cardo. En términos científicos se denomina Onopordum acanthium, o lo que es lo mismo cardo borriquero, alcachofa borriquera, ansarina o Toba. De ahí que algunas partidas/zonas de la Mancha conquense se conozcan con el nombre de Toba ó la Toba.

La fotografía es ilustradora. Bien realizada en cuanto a su encuadre y ejecución está sacada en el momento oportuno cuando el sol comienza a caer y cuando la corona de la planta víctima del calor de la tarde comienza, al igual que los girasoles, a dar una vuelta sobre su talle noble y sencillo.

Buen ejemplar se ve en la fotografía como sus hojas integradas por brazos cubiertos de aguijones, acaban en cabezuelas aisladas a modo de penachos de color morado.

Se nota que su autor nos conoce y sabe de la nobleza del ejemplar que estaba retratando. Podría haber fotografiado mil tobas diferentes,'pero no ¡no ha sido así! Sólo él, el fotógrafo, noble Quijote en busca de batallas, sabe del misterio de esta fotografía. Me pregunto en que estaría pensado este buen hombre en el momento de sacar la fotografía. Pasaría por su mente privilegiada la imagen de nuestra patrona paseando en andas por las calles del pueblo en honor de multitudes. Acaso estaría pensando en aquella leche en polvo que los pinarejeros/as solíamos beber allá por los años 50. Creo, sin más recelos, que por ahí va el camino.

La fotografía es un retrato fiel y exacto de nuestra alma pinarejera caracterizada por la solidaridad, el nomadismo, la austeridad y sentido crítico de la vida. Sujetos al surco los pinarejeros hemos crecido fuertes y aunque a veces nuestro talle se ha inclinado sobre la cintura siempre hemos sabido conservar la vertical y decir ante el vasallaje ¡basta ya!

Siempre pensando de forma positiva los pinarejeros somos capaces de crecernos ante las adversidades de la vida. Poco soberbios los pinarejeros aunque fieles y tenaces trabajadores, de sol a sol, acostumbramos a decir ya está bien cuando la injusticia llama a nuestras puertas.

Al igual que la torre de Pisa está inclinada y las fotografías que se realizan de este monumento disfrutan de esta gracia, no se le pude pedir al fotógrafo de nuestro cardo, toba, que saque recto lo que de por sí nace inclinado.

Para los que no entienden de fotografía les pido respeto y para el autor, si lee este artículo, le recomiendo que presente la fotografía al premio nacional de fotografía. Sin duda tendrá mi apoyo.

Bien encuadrada, y sacada a la distancia justa, la fotografía nos viene a decir: Estoy aquí porque he nacido en Pinarejo; porque el surco y el agua que me dan la vida forman parte de la vida tranquila y apacible de este pueblo; porque se que el día en que me vengan con las últimas calinas la muerte volveré a formar parte de este paisaje envolvente que me vio nacer.

Bueno no quiero continuar porque me afloran al alma penas que no quiero exteriorizar.

Para terminar diré que hace de esto unos años en un viaje que hice a Cuenca (capital) me acompañaba en aquel día un paisano de nombre Clemente. Este hombre hijo de Pitune, un buen hombre allí donde los hubiera, me comentó, en una parada que hicimos para descansar en los baños de Valdeganga, que de joven estando un día pastoreando había contemplando, en el pozo las pitas, con estupor, una pelea a muerte entre un alacrán y una víbora y que cada vez que la víbora infiltraba de veneno el cuerpo del alacrán éste se alejaba y se restregaba sobre un cardo borriquero, toba, volviendo al instante a la lucha con más ímpetu. La historia me llenó de estupor, por algo muy sencillo, y es que resulta que hacia de esto unos años había leído yo, en un libro que tenía en casa, un pasaje sobre la víbora y el alacrán que se contenía en "el Discorides renovado",libro éste de botánica, escrito por Pio Font Quer. En una de sus páginas, sepa Dios cual, se recogía una historia parecida a la que acabo de contar que había ocurrido 100 años antes en la cordillera pirenaica.

Entre algunas de sus virtudes, de ahí lo que hacia el alacrán, se encuentran: que es un buen remedio contra los desfallecimientos del aparato cardio-vascular. Su penca se puede comer tanto cruda, en ensaladas, como hervida y sirve para descongestionar el hígado.

¡ Ojo, su uso bajo prescripción médica!

Bueno pienso que por hoy ya está bien.

José Vte. Navarro Rubio

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