miércoles, 15 de junio de 2011

LA MEJOR POLÍTICA ES OLVIDARSE DE LA POLÍTICA

Buenos días: Al comenzar a escribir en el foro lo primero que hice fue leer algunos artículos para ver por donde iban los tiros. Leí, por cierto, uno que me llamó la atención y al cual no preste en su momento demasiado interés, aunque, la verdad sea dicha, me ha salido hoy. El artículo venía a decir en pocas palabras, en plan de mofa, que los que habían salido del pueblo eran de izquierdas y los que se habían quedado en el pueblo de derechas y encima llevaban las tierras.

No contesté en su momento porque lo primero que pensé fue este artículo lo ha escrito alguien que desconoce la realidad a nivel de sociología y de geografía humana de lo que han sido las emigraciones en este país y además lo debe haber escrito algún hijo de la globalización que se está comiendo la sopa tonta (boba) a la salud de los cuatro duros, ahora euros, que tiene su padre en el banco.

Pero despejados esos temores se me ocurre a este buen amigo decirle cuatro cosas sobre la realidad de nuestro pueblo.

1º Nuestro pueblo era un pueblo eminentemente agrícola y todavía, para aquellos momentos, de los 50 al 60 del siglo XX, ganadero.
2º El 90% de los vecinos del pueblo eran pequeños agricultores y además jornaleros.
3º Los 6 ricachones del pueblo ya eran, para esos años, ciudadanos de la Capital y Corte “ciudad de Madrid”
4º Entre unos y otros, pobres de solemnidad: que no de espíritu ya que algunos eran de misa diaria y otros ricachones, habían en el pueblo 4 o 5 familias a las que les iba el tema de forma potable ( me alegro por ello, ya que ni me dieron ni les he dado)
5ª Por aquellos años la filoxera, enfermedad de la vid, arruinó a mas de un pinarejero.
6º Los que se marcharon no eran ni los de izquierdas ni los de derechas eran principalmente:

-Pequeños propietarios con deudas en los bancos que no podían hacer frente a los prestamos.
-Jornaleros sin tierras.

Para salir del pueblo se tenían que dar una serie de condicionantes:

-Disfrutar una determinada edad.
-Soltero y sin obligaciones o casado y un poco aventurero.
-Que la familia en cierta medida diera su visto bueno.
-Que los hijos tuvieran también una edad determinada.
-Que ya hubiera por medio un contrato apalabrado para trabajar fuera del pueblo por parte del cabeza de familia.
-Y lo que es principal y fundamental “no tener miedo a dar el paso”

Estos son amigo mío, los condicionantes que movieron a los amigos de tu padre y convecinos, a dar el salto y marcharse del pueblo. Luego ocurrieron otras cosas. Los que marcharon del pueblo, calcula unas 300 familias en la década de los años 50 a los 60, dejaron sus tierras en manos de los del pueblo para que las trabajaran a cambio de un estipulo. Ésto de llevar las tierras de los demás, aunque no ayudo a nadie del pueblo ha hacerse rico si que posibilitó a algunos pinarejeros a salir del atolladero y a procurar una cierta educación para sus hijos e hijas ¡Me alegro por ello!. Nadie tiene que agradecer nada a nadie, ese es mi pensamiento, yo se como son nuestros mayores, pero por lo menos si no queremos ser agradecidos no tildemos a los de izquierdas de tontos y a los de derechas de listos. Por una simple razón ni todos los que se quedaron en el pueblo son derechas ni todos los que se fueron eran de izquierdas.

Entrados en este tema hay dos preguntas de fácil contestación:

a)Si los que se quedaron eran de derechas algo me falla. Lo cual quiere decir que tu catalogación sólo sirve para tu caso particular.
b)Si los que se marcharon eran todos de izquierdas. ¿Tu conoces algún caso en que los jornaleros de izquierdas den de come a jornaleros de derechas?

Digamos otra cosa. A nivel sociológico nuestro pueblo mientras no se demuestre lo contrario ha estado desde siempre formado por pequeños agricultores y jornaleros, a partir de esto que acabo de comentar cada uno se ha encuadrado a nivel político en la formación que cree más ajustada a sus intereses aunque éste equivocado. Yo creo sinceramente que entre los que se quedaron y se marcharon solo medio algunos de los condicionantes que he expuesto en este artículo. Lo demás como se dicen por algunos lugares son ganas de “marear la perdiz” y a eso, a los de Pinarejo, no nos gana nadie.

Por favor no nos pelemos los de dentro y los de fuera por lo que somos o dejamos de ser. Vayamos más allá y busquemos puntos de encuentro para sacar a nuestro pueblo hacia delante. Seamos críticos, pero lo justo. Lo suficiente como para posibilitar proyectos. No olvidemos que nadie nos dará nada a cambio de algo. Y que los de dentro sin los de fuera serán todavía menos de los que son y los de fuera sin los de dentro no serán nada porque, se quiera o no se quiera, nuestras raíces están todavía por aquellos lares. Desde esta perspectiva démonos la mano y pongámonos a trabajar.

José Vte. Navarro Rubio

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