miércoles, 15 de junio de 2011

LA NAVA Y LA MORALEJA

“La Moraleja” al igual que “La Nava” eran dos aldeas de Pinarejo, en el diccionario Madoz se recoge lo siguiente de la aldea de “La Moraleja”:

“El caserío de “La Moraleja” dista del pueblo ½ legua de distancia. Su terreno es de mediana calidad, parte destinada a la siembra de cereales y parte al plantío de viñas y olivas”

Tengo que decir que me mueve hablar de “La Moraleja” el hecho de que mi abuelo materno allá por la década de los años 20, del siglo XX, labraba aquellas tierras. Solo Dios sabe lo que aquel hombre y su familia, mi familia, pudo padecer en aquel terreno que era propiedad de un Marqués y actualmente un majano de piedras. Cerca de la aldea se veía un chozo, cubo de pastor, que si no está protegido se debería proteger debidamente. A estos efectos recuerdo que en Pinarejo había catalogados 18 chozos o cubos de pastores.

Volviendo con el tema del Marqués hace poco, por causalidad, removiendo papeles en casa me encontré con una esquela mortuoria de un tal D. Mariano de Pineda y Monserrat: Marqués de Santa Genoveva y Conde de la Concepción, gentilhombre de su Majestad. Su fallecimiento se había producido el día 13 de Mayo de 1924 y en Pinarejo se celebraba una misa por su eterno descanso. La verdad es que la curiosidad me movió y empecé a indagar que relación tenía el Marqués con Pinarejo y que hacia aquella esquela mortuoria en mi casa. Finalmente encontré que entre las propiedades que este Señor tenía en Pinarejo figuraban los parajes de “La Moraleja”, “La Morreta”, “El Gato” y “La Umbría”.

Dicho lo anterior sólo se me ocurre dedicar una poesía a tan singular lugar:

LA MORALEJA
Cuanto sufrimiento escondían
estas piedras queridas
hoy convertidas en ruinas
que en otros días
fueron testigos de una lucha
día a día por ver brotar
sobre el sufrido suelo
a la tenue semilla
que con el tiempo se convierte
en dorada espiga.

Hermana de Pinarejo
en sus venturas y desventuras
La Moraleja respira
por todos los poros de su piel,
como si fuera
una cantadora de fandangos y seguidillas
que el viento arrastra y se lleva
entre palmas de alegría
camino de la entrañable Patiña.

Hoy el silencio bate
a la vieja aldea derruida,
aunque todavía viva,
mientras cerca
y a sus pies rendido
un arroyo de aguas cristalinas
corre a la búsqueda de aventuras
donde libre de toda atadura
nadie le imponga ni diga
que es lo que tiene que hacer con su vida.

Si el hombre, abuelo mío que fue,
levantara la cabeza. ¡Madre mía!
y viera la decadencia y ruina
que en la Moraleja se respira
y lo que fue de sus horas perdidas
en hacer del surco pura arquitectura
diría:
¡Moraleja, Moraleja, amiga,
ayer tan viva y hoy tan muerta
cuanta y fatal desventura!

“La Nava” viene recogida en la literatura histórica como aldea de Pinarejo o como es el caso del vecindario de 1752 como dehesa del Castillo de Garcimuñoz. En el libro titulado “Tierra de la Provincia y Obispado de Cuenca viene a decir que como anexo de esta villa estaba la aldea de “La Nava” con iglesia bajo la Advocación de San Andrés de La Nava. Igualmente se recoge que en 1940 figuraban en su censo 8 habitantes; asimismo en Noticias Conquenses se recoge y a una legua “La Nava”, con dos edificaciones para labor.

En lo que se refiere a Jorge Manrique se da la paradojas que el poeta que vino a nacer en Paredes de Nava (Palencia) fue a morir en el camino de “La Nava” (Pinarejo), esto si nos dejamos guiar por alguna de las versiones, entre ellas la que se cita a continuación:

De la declaración de los vecinos de Castillo de Garcimuñoz:
«el dicho don Jorge Manrique salió a correr la tierra de esta villa de partes de tarde y llevando recogidos muchos ganados e bestiaje e presos, vino hasta esta villa cerca de ella a un tiro de arcabuz, donde agora llaman camino de la Nava, aldea de esta villa, hacia la parte del mediodía; y allí entre ciertas viñas e matas, habiéndole hecho una emboscada los de esta villa e tierra, trabaron una escaramuza que duró hasta la noche, é allí fue herido D. Jorge Manrique, el general, de una lanzada que le dieron por los riñones al tiempo que yéndose a abaxar por un ribazo abaxo se inclinó, e por la junturas que hacen las corazas entre el arzón trasero de la silla quedó descubierta aquella parte, é por allí fue mal herido, de la cual herida desde a pocos días murió en la villa de Santa María del Campo.

»Quién lo hubiera herido no se sabe, mas de lo que unos dicen fueron de la gente del Marqués, y otros dicen que de los suyos, que como era ya de noche no se pudo entender». Relaciones de los pueblos de la diocesisde Cuenca pag. 299-300

LA NAVA

“La Nava” no me inspira alegría
pues me recuerda a la muerte
aunque se diga que sus piedras
esconden excelentes poesías
procedentes de una garganta herida.

Murió el poeta
y guerrero por aquellos días
en una cerrada noche
de estrellas mortecinas
cerca de La Nava
cuando de retirada se iba
y en su mente llevaba
trinos de alondras
con los que tejer nuevas poesías.

Llora “la Nava”,
aldea de Pinarejo,
hoy solo testigo
de aquel otro tiempo
en que sobre sus ruinas
se alzaba una ermita
con santo de piedra
y alzada capilla incluida.

Cuenta la historia
que ya herido de muerte
Jorge Manrique,
gran poeta y Señor,
aun tuvo tiempo como pudo
para comenzar una poesía
que así decía:
¡Oh mundo! Pues que no matas...

Nadie quiso la muerte del poeta
ni el Castillo de Garcimuñoz
que cara pagaría la osadía
ni La Nava que es donde recibió
la mortal herida,
ni Santa María del Campo Rus
que fue dónde el poeta expiraría,
ni la inmortal Castilla.

La Nava no muere
pues continua viva
y como dice el dicho:
“Si varraco lo hubo,
éste en “La Nava” anduvo.

* Lo de varraco no tiene que ver con el poeta. Fue uno de sus moradores que así, por los años 40, se apodaba con este nombre

Un poco de historia acerca de San Andrés:

San Andrés, nacido en Betsaida, fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya.

El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.

En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.

San Andrés allá en La Nava
receloso está
pues con haber sido Santo
de una aldea
de la que Pinarejo es su capital
no sabe el motivo por el cual
le han dejado de rezar.

Quiere nuestro Santo
así me lo ha hecho llegar
que le haga una poesía
pues piensa en buena razón
que en Pinarejo nació y murió
pues así figura en el padrón
y además le hace mucha ilusión.

Santo tan particular
es muy difícil de encontrar
pues teniendo Pinarejo Iglesia
en La Nava tuvo San Andrés su altar


José Vte. Navarro Rubio

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