miércoles, 15 de junio de 2011

LA NOSTALGIA Y EL ROMANTICISMO

Hoy toca hablar de lo que es la nostalgia. Realmente los de mi generación, yo tengo 56 años recién cumplidos el uno de enero, somos nostálgicos y románticos. Es una pregunta que me hago de vez en cuando. ¿Soy nostálgico? ¿Soy romántico?. Yo he encontrado la respuesta en lo que se refiere a mi caso particular como pinarejero. La nostalgia que yo expreso tiene que ver con mi pueblo y sus cosas y mi pena más grande es no haber aprovechado al máximo esas posibilidades que ofrecía esa generación ya perdida de nuestros abuelos y padres para exprimir al máximo sus recuerdos. ¿Soy romántico? Pues también, y lo digo sin afán de marcarme ningún farol. Diría más. Creo que la mayoría de pinarejeros/as estamos hechos de la misma pasta. Una pasta sensible y moldeable que necesita poco para ligar con otras sustancias y producir un buen caldo. Creo que me entienden.

Volviendo al tema de la nostalgia se me ocurre decir que los pinarejeros hemos vivido hasta la primera mitad del siglo XX más cerca del siglo XVII que de los siglos que vinieron a continuación. Y digo esto porque si hubiera alguna posibilidad de hacer una trasgresión en el tiempo y nos dejaran caer en la década de los años 40 del siglo XVIII, tendríamos la posibilidad de comprobar lo poco que nuestra sociedad ha cambiado en 200 años. Nuestro pueblo y nuestras casas y forma de vida estaba contaminadas de ese existencialismo no contaminado que nos llevaba de golpe y porrazo a otros tiempos, como si el resto de la historia de España no fuera con nosotros. Nuestras casas en el año 1950 estaban igual que en el siglo XVIII, con alguna pequeña excepción, la luz eléctrica y paremos de contar. La forma de labrar era muy antigua, la de la época romana, y nuestras costumbres no estaban contaminadas de nada más que no fuera lo que conocíamos y trasmitían nuestros mayores dentro de los estrictos ámbitos familiares. No existían los cuartos de baño, no había duchas en las casas, se continuaba trayendo agua de los pozos, los sistemas de medidas agrarias eran fruto de aquellos otros sistemas que aparecen recogidos en los censos realizados por los gobiernos de turno a lo largo de los siglos XVII a XIX.

Por esto que comento somos los pinarejeros románticos y sentimos la nostalgia con tanta fuerza, porque en 50 años de nuestras vidas hemos despedazado 300 años de historia. Pasamos de unas visiones primitivas a unas nuevas visiones que nada tienen que ver con aquel mundo que dejamos cuando abandonamos Pinarejo para venir a vivir a la ciudad. Añoramos lo que en 1950/1960 existía en Pinarejo y no existía en las grandes ciudades. Añoramos, resumiendo, lo nuestro, lo que nos ha dado y da carácter

A veces me pregunto: ¿donde han quedado aquellos sabores y olores y aquellos despertares entre las mantas mientras el frío congelaba la nariz o aquellas morcillas que asomaban por la chimenea y veías cada vez más tomadas por el humo o aquellos jamones en las cámaras curándose a base de frío natural o aquella gatera por la que entraba la gata o gato después de romancear en los tejados; o aquel gallinero donde las gallinas ponían unos huevos con sabores a restaurantes de guía Michelín de IV estrellas o aquella cuadra donde la yegua relinchaba y comía paja en el pesebre? Respuesta: Han quedado lejos. Tan lejos que ya será difícil recuperarlos. Y no será por falta de ideas. Es porque la sociedad se mueve tan deprisa que es capaz de acabar con todo aquello que no este comprendido dentro de esos parámetros que marcan las grandes multinacionales y esos señorones que de vez en cuando se juntan para decidir a que país hay que meterle mano. Se muere, nos vamos muriendo, porque la globalización significa olvidarse de los particularismos propios de los estados y pueblos para hablar de otras cuestiones con sentido supranacional.

José Vte. Navarro Rubio

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