miércoles, 15 de junio de 2011

PATRIMONIO Y FACHADA CON ESCUDO


                                                                  


Comentarios sobre cuatro fotografías que tienen que ver cn el paisaje urbano de Pinarejo:

1ª Nos saca el fotógrafo lo poco monumental que queda en el pueblo. Al mirar esta fotografía es como si el fotógrafo quisiera decirme mírala y dime. Es a lo visto una fotografía segmentada. Yo diría que mutilada. Pero nos sirve la fotografía para que hablemos de dos cosas: la primera del escudo heráldico que quiere vislumbrarse y no aparece y otra del color de su fondo..

Situada la fachada y la casa a mano derecha de la calle Melgarejo y casi enfrente de lo que fue la casa curato, hoy solar. Fue una gran casa y perteneció a D. Luis Belinchón Ruiz Zorrilla. De esta casa mi padre sabe mucho ya que mi abuelo allá por los años 20 del siglo XX era el hombre de confianza y en ella estuvo hasta que le vino la muerte a su dueño, Don Luis, gerente del Diario El Mundo: Diario Regionalista, y su mujer, Doña Luisa, dejó todo el patrimonio de Pinarejo en manos de un tal Abelardo, Pechitos, de Mota del Cuervo. Cuenta mi padre que cuando era pequeño pasó muchas horas y muchos días en brazos de esta señora ya que no tenían familia y en cierta medida se querían quedar con mi padre, cosa a la que no accedió mi abuela que con buen criterio dijo que el hijo lo había parido ella y era suyo.

Si vamos a las dos características a las que me había referido en un principio podemos comentar que en la fachada ha desaparecido el escudo heráldico que en ella estaba fijado y servía para honrar a sus huéspedes y para clarificar a los forasteros y resto de vecinos del pueblo quien era el que vivía en la casa y cual era su poderío. Ahora queda, en señal de homenaje, un clavo como queriendo decir soy testigo mudo de una historia, por favor no me preguntéis.

Siempre cuando se arranca un escudo surgen interrogantes. ¿Alguien que lo quiso colocar en otra fachada? ¿El deterioro de la piedra? ¿Avatares guerras y destrucción por parte del proletariado?. No lo sé. Lo que sí quiero decir es que bien estaba en la casa y bien vestía su entrada..

Como hay otra fotografía para comentar cargaremos el resto del tintero sobre la otra.

2ª Esta fotografía está mejor lograda que la anterior en ella se vislumbra en su totalidad tanto los elementos de adorno de la puerta como el gran ventanal que se abre encima del dintel de la puerta. Es una fachada clásica con un cierto realce pero sin muchas florituras. La calidad de la piedra fue un determinante grande en la conservación de los edificios. Tanto esta casona como la de los Sandovales adolecían de buenas piedras graníticas. Solo hace falta mirar el zócalo para comprobar lo que les estoy diciendo. El metal de la puerta se conserva en buen estado, así como la forja del ventanal que se cierra levemente, como si nos quisiera invitar a pasar a su interior.

La palabra dintel viene de lintel, del latín limitellus, que deriva de limen y limes. En latín, limen significa umbral, puerta, entrada o principio, y limes se refiere a un sendero entre dos campos, límite o muralla.

Sería y severa con pilastras adosadas a los muros y coronadas con pequeños detalles en forma de figuras geométricas piramidales, era esta una casa que me impresionaba tanto por la superficie que ocupaba, daba a tres calles como por la gran cantidad de dependencias que tenía: jardín, patio, estancias domésticas, parte más noble, cuadras, corrales, porches, granero, pajar. En una de sus fachadas, la de la calle Tercia, se abría a mitad de la pared un portichuelo que servía para introducir el grano y la paja.

Alcanzo a recordar esta casa al igual que otras siempre abiertas y era tal la decencia de las gentes, que pasaban por la calle, que la curiosidad no iba más allá de echar una ojeada a su interior, y en eso quedaba el asunto.

Poco antes de faltar Don Luis, mi abuelo se encontraba vendiendo unas 3.000 cabezas de ganado en Albacete. Para cuando quiso llegar al pueblo éste ya había fallecido. Por esa época a mi padre que jugaba por esos grandes corrales con el resto de sus amigos le pasó por encima de la oreja la rueda de una galera, pero de esto y de otras cosas, biblioteca de la casa, hablaré en su momento.

No me gusta de esta fotografía los remates que se han empleado para rehabilitar la fachada, el color ni la persiana superior del ventanal.

De todas formas agradecer al fotógrafo el haber enviado esta fotografía que nos sirve para definir ciertas peculiaridades del tejido urbano del pueblo. Su buen encuadre y remate nos advierte de que el fotógrafo se encontraba bien posicionado y con ganas de dejarnos esta fachada en el foro para disfrute de todos.

                                                               


3ª  Es una fotografía que para el que no este muy al tanto del pueblo se va a extrañar. Primero porque tiene que localizar el punto exacto donde se encuentra el mirador y segundo porque el paisaje que se contempla. En la lejanía es totalmente diferente a los paisajes urbanos que se suelen sacar en las fotografías que tienen que ver con Pinarejo.

Vamos a ir despejando dudas y de esta forma concretizaremos las imágenes que plasmó nuestro amigo el fotógrafo con su cámara fotográfica.

El lugar en concreto creo adivinar que tiene que ver con la calle de La Divina Pastora y dentro de lo que es la calle con el pequeño altozano que había allí donde la calle tenía su comienzos junto a la de D. Miguel Olmedilla. En el callejero poético he comentado algunas características y peculiaridades de la calle entre ellas un pequeño montículo y una cueva. Bueno pues estamos hablando de ese lugar que meticulosamente ha sido arreglado por nuestro Exmo. Ayuntamiento y sobre él nos encontramos con este coqueto mirador compuesto de una barandilla, unos árboles una fuente y unos bancos para poderse sentar.

Como ya he explicado estábamos acostumbrados a ver el pueblo desde el Molino de viento, pero no ahora el mirador despunta a la altura de los tejados de los edificios que se encuentran por debajo de su perfil y se prolonga prácticamente hasta el cementerio. Buen mirador y buenas imágenes de un pueblo que supo crecer a ambos lados de su plaza con el fin de convertir a ésta en lugar de reunión de actividades diversas que tenían que ver con el comercio del ganado, actividades lúdicas y con otro tipo de tratos, que en la plaza se realizaban, entre personas con capacidad para ello.

A mí la fotografía me encanta por estar muy bien conseguida aunque los árboles hacen de parapeto y en cierta medida menguan un poco las pretensiones del fotógrafo y el campo de visión de los ahora posibles contertulios del foro.

Lo práctico ha primado sobre otras consideraciones y allí donde había un pequeño altozano inservible nos ha aparecido ahora un exquisito mirador que sirve entre otras cosas para poder sacar fotografías como esta, para descansar en los días de calor y sobre todo para poderlo disfrutar. Relacionado con esto que les parece si en el Molino de Viento hubiera un catalejo de esos que prolongan la visión hasta más allá de los confines del casco urbano. Existen en muchas localidades y además no creo que su precio sea desorbitado además se suelen amortizar con las monedas que depositan los usuarios.

4ª La fotografía tiene que ver con la parte trasera del mirador. Nuestro amigo el fotógrafo habla de esperanza. Pero yo añadiría y mucha fe y terminaría comentado ¡por caridad divina que no se caiga la estructura superior de tapial que se ve en la fotografía!. Es lo de siempre lo viejo compartiendo espacio con lo nuevo. Cada cosa va a su aire y como puede la estructura más antigua sobrevive a los fenómenos naturales, lluvias, nevada y al paso del tiempo. Se contemplan en la instantánea fotográfica tapiales actuales con tapiales del siglo XVI-XVII dentro de un espacio muy concreto y reducido. Pero lo que más llama la atención es ese espacio superior que parece haber sido desgajado de su estructura original y que parece querer enseñarnos su denudez más absoluta. Tres orificios bien orquestados daban a su propietario el derecho a una visión que solo el uso y las costumbres permiten.

4ªUn árbol es fiel testigo de esa esperanza a la que se refiere el fotógrafo. Árbol que como se ve está en sus primeros inviernos pero que a buen seguro que crecerá y será un elemento más de ese mirador.

No pregunto que buscaba el fotógrafo porque esta claro, buscaba aquello que le resultaba más entrañable y cotidiano. Aquello que seguro que quedó retenido en su retina hace muchos años y ahora le vuelve otra vez a aparecer como queriendo decirle: ¡Sálvame de la que me viene encima!. Bueno, pues, por el momento, ha sido salvado aunque solo sea a nivel fotográfico.


                                                                       

Ustedes dirán que exagerado es este hombre pero de eso nada. Digo lo que siento. ¿No me digáis que no estáis descubriendo paisajes nuevos del pueblo que os ponen los pelos de punta? Esta fotografía sin lugar a dudas si tiene algún mérito este es el de la oportunidad. Y me dirán ¿por qué? Sencillamente por una cuestión estamos viendo paisajes de Pinarejo desconocidos y aquí es donde está la gracía y el arte y este consiste en saber plasmar aquello que se quiere ver y de dejar para la posterioridad imagenes de un paisaje que a lo mejor dentro de unos años es diferente. El pueblo con su territorio forman un conjunto perfecto que beben de las mismas aguas, llamadas en este peculiar caso ojo clínico del fotógrafo. Hasta ahora estábamos acostumbrados, y en esto me darán la razón a sacar fotografías que eran parches del pueblo.

Es la serenidad del paisaje, rota por esa antena que se eleva hacia el cielo, lo que más llama la atención de esta fotografía que nos quiere incorporar al paisaje urbano de Pinarejo los montículos que se elevan por su horizonte más lejano en los que se denota algún tipo de arbustos y de árboles con su color negruzco.

Les dejo con esta poesía sobre la Calle:

Calle Colorín
vaya nombre tan singular
en España no hay dos igual
y por mucho que lo intento
no encuentro con que hacerla rimar

Si Colorín es un pájaro
y en la calle a nadie le ha dado
desde nunca por piar, cantar o volar
más que Colorín
se debería haber llamado Colorado
y de esta forma la poesía
ya se habría acabado.

Colorín debió de ser
un personaje muy especial
por eso el pueblo
y su primera autoridad municipal
decidieron poner a la calle un día
este nombre tan original.

Si Colorín levantara la cabeza
y viera lo arreglada
que la calle ahora está
seguro que diría
devolverme al cementerio
y dejarme descansar
no sea el caso que me toque
el arreglillo de mi bolsillo pagar.

Ahora si Colorín fuera un jilguero
de canto sonoro, suave plumaje,
y hermosura sin igual
tocaría buscar una jaula
donde ponerlo en cautividad
y colocar la jaula en la calle
con un letrero bien grande que dijera
esto me pasa a mí por trinar.


José Vte. Navarro Rubio

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