jueves, 16 de junio de 2011

PINAREJO TUVO UN TORERO

PINAREJO TENÍA UN TORERO

                                                                       
Muy grande ha sido de toda la vida la afición de los pinarejeros a los toros de esta forma no se podían concebir unas fiestas de Pinarejo sin su debida corrida de toros. Exponente de esta afición Pinarejo cuenta con una coqueta plaza de toros en la que poder dar rienda suelta a su afición.

Aunque el tema esté relacionado con el mundo de los toros y lo traté en su momento, tengo entendido que en el pueblo de siempre hubo algún mozo con trazas, ganas e ilusión para ponerse delante de algún novillo y darle algún que otro capotazo. Esta poesía va dedicada a los aficionados al mundo de los toros y a todos aquellos pinarejeros que muletilla o capa en la mano colocaron los pies sobre la arena de la plaza y mirando de reojo los ojos del toro, vaquilla o novillo se atrevieron a decir: eee, toro, eee. Antes de cagarse como es natural y notorio encima.

Por mucho que le he preguntado a mi padre no ha habido forma de sacarle el nombre de ningún pinarejero notorio en estos menesteres, pero como yo tenía ganas de hacer una poesía dedicada al mundo del toro he tirado hacia delante y la verdad es que ya no reculo. Pinarejo tendrá su poesía y su torero y si este alguna vez sale, Dios quiera que se acuerde de estas cuatro letras y las inmortalice de la misma forma que D. Quijote inmortalizo a Cervantes.

Le he puesto al torero de nombre “El niño de la sardina” porque si fue torero y de Pinarejo, para llegar a la cima del arte taurino muchas sardinas debió de comer, el dichoso niño, antes de alcanzar la fama. Además creo que la sardina salada merece también formar parte de la tauromaquia, en este caso de un torero ficticio que al igual que D. Quijote nació en un lugar de la Mancha.

No os avergoncéis pinarejeros y pinarejeras de haber tenido un torero de nombre “El niño de la sardina” porque niños en el mundo del toro los ha habido de todas las clases. Al menos el nuestro tiene olor marino y como veréis en el poema mucho coraje.

Estoy preparando un poste de una corrida que ocurrió allá por el año 1873. Llevará el nombre del torero, la plaza donde toreo, Pinarejo, y la poesía. Cuando lo tenga lo haré saber y la pondré en el foro, el día 25 de enero, para que la disfrutéis.

Le podría haber llamado al torero “el Niño las Cruces”; “El Niño de la Solanilla”; “El Niño del Molinillo”; “El Niño del sarmiento”; “El cojo las Eras”, “El Niño de la gran chispa”. El caso es una verdadera pena ya que teniendo nombres tan bonitos nos ha faltado el verdadero torero.

Ahora este torero no tiene que ver nada con aquello que dicen que le ocurrió a uno que acudió chispado a una corrida en Pinarejo:

Se encuentran dos amigos de Pinarejo y le pregunta el uno al otro, pero que te ha pasado Manolo: el brazo roto, 10 puntos en la cabeza, cojeando.
-Contesta Manolo: Calla, calla, si supieras, resulta que el otro día me chispé en el bar de Paquillo y me tiré al ruedo en la Plaza y de pronto en vez de uno vi dos toros grandes y hermosos y me subí al carro otra vez
- Y que, responde el amigo.
- Casi nada, contesta Manolo, resulta que me subí al carro que no era y me pego el toro que era.

Para todos “El Niño de la Sardina” en su versión original ahora solo hace falta que alguien con ganas lo convierta en Pasodoble o cuplé y así de un tirón matamos dos pájaros.

EL NIÑO DE LA SARDINA  I

Pinarejo tuvo un torero
de grana era la chaquetilla,
de hierro el corazón,
hielo le corría por las venas,
y todo el resto era coraje y valor.

Tarde de toros en Pinarejo
de sombra y fuerte sol
y de gentío en el tendido
que espera que salga el toro
para gritar con mucha pasión.

Sale el toro a la plaza,
ésta en silenció quedó,
incógnitas transportaba el aire
cuando la montera sobre la arena
boca arriba académicamente cayó.

Recibe el torero al toro de espaldas,
lo cita con valentía a continuación,
le pega un pase de pecho,
otro y otro, así se hace ¡Si señor!
y se lleva poco a poco
entre remolinos y algún tirón
el torero al toro a un rincón.

Ya el toro extenuado y vencido
y el sol en su máximo esplendor
de grana y oro era la chaquetilla,
verde salmón la taleguilla y el pantalón
cuando el torero se dirige a las tablas
mientras se seca con la mano el sudor.

¡Que gran torero tiene Pinarejo!
¡Que gran torero sí señor!
se hace un silencio en la plaza,
y se pide el indulto a la autoridad,
pues toro tan fiero y bravo
de la plaza de Pinarejo vivo debe salir
y en la dehesa pastar y montar a las vacas
hasta de agotamiento morir.

Tarde de toros en Pinarejo
el toro es devuelto al toril
Pinarejo tuvo un torero
¡Ay madre que ilusión!
de temple era su pulso
y de hierro su corazón.

A petición de diferentes amigos del foro se compone esta IIª parte, aunque ya se sabe segundas partes nunca fueron buenas

EL NIÑO DE LA SARDINA (II)

Aficionados de medio mundo
no se pueden creer
que torero tan académico
de Pinarejo tenga que ser.

Por ser lo es y no se hable más
de Pinarejo es y será
por mucho que algunos
lo quieran negar
y le busquen patria en otro lugar.

De casta le viene al diestro
y cuando sale al ruedo a torear
igual le da
cual sea el brío y la bravura
del condenado animal
que solo busca topar y matar.

El Niño de la Sardina
tardes de glorias nos dio y dará
y por mucho que se diga
en Pinarejo nació y morirá
pues aquí dio su primer pase
y aquí lo enterrarán
el día que Dios diga ¡Ya está!

Torero que con tal finura
aprieta los dientes
y muerde la muleta
a poco que le acompañe la suerte
a hombros tiene que salir
de las Ventas de Madrid.

En Pinarejo no saben que hacer,
y por eso su nombre quieren poner
a una calle o a un corral
aunque el torero con salero
a diestro y siniestro ha dejado caer
que quiere una estatua
encima de un pedestal
allí al lado del corral de Sandoval.

¡Que cuerpo y que finura
y que talento tiene la criatura!

Bueno. No se como comenzar. La verdad sea dicha es que después de la segunda parte yo pensaba que el tema quedaba zanjado pero ante la insistencia y correos recibos y por interés general he decido ampliar en un tercer poema la vida de nuestro torero. Hoy definitivamente el tema se acaba, yo no se si lo mató el toro o lo he matado yo, tengo mis dudas razonables, lo cierto es que ocurrió. Lo contrario hubiera resultado agotador, tengan ustedes en cuenta que toreo 250 corridas, recibió 16 heridas por asta de toro y una patada, en sus partes, de un jumento. Bueno todo una odisea. Dios no lo dio y Dios no lo quitó. Suerte los que lo pudieron disfrutar en vida. El resto nos quedamos con esta crónica un poco vacía de emociones pero tan real como la vida misma. Yo llegue a ver la lápida y la verdad sea dicha es que se me escapó alguna lagrimilla y eso que yo no soy sentimental. Ustedes me entienden Pienso que las palabras sobran. Vayamos a los hechos:

EL NIÑO DE LA SARDINA (TERCERA PARTE Y ÚLTIMA)

Fue un 6 de julio
vísperas de San Fermín
cuando el Niño de la Sardina
con su cuerpo en la arena dio
y al Señor su alma entregó.

Nadie en Pinarejo se explicaba
como el hecho pudo ocurrir
y como nuestro torero vino a morir
a manos de un toro astifino
con cara tan inocente y pueril.

Allí en mitad del ruedo
su cuerpo herido de muerte quedó
envuelto en la capa
y mirando de frente al sol,
no sin antes decir
con un hilillo tenue de voz
que parecía del cielo venir:

“Toro que bebe agua en la Veguilla
y la mea en la Parilla
no es buen toro para mí”

Tan grande fue la cornada
que el galeno que le atendió
con lagrimas en los ojos certificó,
que el diestro murió
sin gota de sangre en las venas
como si hubiera sido un melón.

Pinarejo condolida
en pleno al entierro asistió
sobre la losa fría
quedó un capote, un botijo y un reloj
¡cuanto dolor!
y un papel escrito en tinta
de color rojo
como la sangre que derramó.

Así decía el papel. ¡Que emoción!:

“Murió como un hombre
un 6 de julio
vísperas de San Fermín
sí en vez de torero
hubiera sido albañil
Pinarejo parecería un jardín”

Si quisieran una cuarta versión hagan el favor por lo menos de decir. “Quiero una cuarta versión”. No eso de: “Chora, que ya se ha acabado”

Los artículos salen a las doce de la noche por el tema de la censura así de esa forma me aseguro que los mayores ya están durmiendo.

NOVILLO AL ESTILO DE LA PIÑONERA

En Pinarejo de siempre ha habido mucha tradición en lo que se refiere a la costumbre de guisar carne de cordero o cuando se ha estado de fiestas de novillo. Cualquier lugar era bueno para preparar las calderetas. Antiguamente los lugares escogidos eran las alamedas o el paraje denominado “La Hoz” y a falta de esto último cualquier rastrojo. Lo que realmente hay que valorar de esta tradición era la buena armonía que reinaba y como la fiesta siempre terminaba en alguno o en todos los bares del pueblo con los contertulios cogidos a la barra para no caerse, cantando o discutiendo amigablemente sobre cualquier cuestión, sin ton ni son. Ahora eso si con mucha pasión.

Ingredientes:

2 Kg de carne de novillo o de cordero (pecho, espalda o la que se tenga a mano)
100 gramos de manteca.
7 dientes de ajo.
4 cucharadas de tomillo. Romero, orégano.
Sal.
1/2 Kg de cebollas troceadas.
1/2 Kg de tomate natural picado.
4 cucharadas de harina.
½ litro de vino blanco.
½ litro de agua o de caldo de carne
4 granos de pimienta
hierbabuena / perejil / almendras
4 hojas de laurel

Receta:

1º Trocear la carne y dejarla en maceración, 24 horas, en un recipiente con aceite, pimentón, tomillo, orégano y romero. Dar la vuelta cada 12 horas con el fin de que la carne se impregne de los sabores.

2º Dorar en la manteca puesta al fuego dentro de un caldero los ajos y retirarlos del caldero cuando estén hechos.

3º Introducir en el caldero la carne y sofreír.

4º Cuando este bien sofrita echar la cebolla y el tomate picado y dejar que la cebolla y el tomate estén en su punto. Todo muy meloso.

5º A continuación introducir en el caldero las 4 cucharadas de harina y remover durante un par de minutos.

6º Remojar el preparado con vino blanco "Del Tio de la Bota" y dejar hervir hasta que se consuma el caldo.

7º Introducir en el caldero el agua o el caldo de carne y las hojas de laurel y dejar hervir durante una media hora.

8 º En un mortero machacar bien los ajos junto con la hierbabuena; las almendras; el perejil y los granos de pimienta e introducir la mezcla en el guiso cuando falten cinco minutos de cocción.

Refrán: A falta de pan, buenas son tortas; y a falta de novillos o de cordero, buenos son perros.

Coplilla:

De la Parilla era el cordero
de la Montesina el tomillo y el romero
de Pinarejo la gracia y el mortero

José Vte Navarro Rubio


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