Murió. Pero su muerte pervive y nos transmite ciertas sensaciones que nos sirven para poder decir: "Aquí murió Jorge Manrique" Ya ven ustedes que tristeza la nuestra que nos toca hacer con la muerte un libro de rutas. Al final tocará decir bienvenida sea tu muerte y bien muerto fuistes por estos sitios amigo Jorge Manrique.
Poeta, guerrero, paladín, su muerte fue la excusa para que un castillo viniera a quedar convertido en un montón de piedras y todo porque se consideró al Señor de aquellas tierras y pagos culpable directo del fatal desenlace en el que Jorge Manrique cayó herido cuando, fatalidades del destino, abandonaba el lugar y ya de retirada volvía hacia su campamento. Por eso me atrevo a decir:
Fue en otros días
y
momentos
cuando aquel renombrado varón
Jorge Manrique, poeta donde los hubo,
de una España incipiente,
cayó fatalmente herido
sin saberse culpable nadie
y
arrastrando el cuerpo
entre las matas,
y
a la luz de la luna
cual candil
lleno de aceite
y
de mecha fina,
le vino la hora agría de la muerte
y
aunque acudieron en su ayuda
doctos y sesudos varones
enviados desde el Castillo de Garcimuñoz
no se pudo curar la herida,
ni con la ayuda de la medicina
ni de la magia ni de la alquimia
y
aunque no dice la historia
realmente donde ocurrió el lance
lo cierto es
que en Santa María del Campo Rus, Pinarejo, La Nava
y
como no en el Castillo de Garcimuñoz
se viene contando la historia
desde los siglos de los siglos
como a cada uno le vino
y
viene en mucho su gusto.
José Vte Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario