MADRUGADA
Sonaban las campanas,
el alba apuntaba el día,
se oía el susurro del agua
al estrellarse en el brocal
de un pozo en ruinas
mientras el viento rugía
preso aun de tanta fatiga,
las brasas aun incandescentes del fuego
hacían salir por la chimenea
un humillo que rasgaba el cielo
y se perdía en su seno,
los hilos de la luz vibraban,
el rebuznar de un burro
despierta a un perro que ladra
y en la ventana de la casa
un ave emprende su vuelo
al ver sorprendido su sueño
por alguien que sale y grita
¡Sultán, calla!
y el perro temeroso
mueve la cola y calla,
se oye el chirrido de una carreta
y el canto triste y melancólico
de un campesino que desde la Plaza
hacia la Veguilla marcha.
José Vte Navarro Rubio
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