miércoles, 15 de junio de 2011

CALLE Y POESIA: DEL POCILLO

Creo recordar a nuestras madres trajinando todo el día en las labores domesticas que eran muchas. Pero de todas las faenas la que más me llamaba la atención es cuando acudían a las afueras del pueblo para lavar la ropa con aquellas pastillas de jabón casero cuyo ingrediente principal era el aceite usado de oliva y la sosa cáustica. A Partir de aquel recuerdo y visión he confeccionado la poesía que tienen a continuación. Suponga que el final les agradará.

Si la calle lleva al Pocillo
paremos de contar
su destino último es
que caminemos hasta su viejo brocal
para sacar del fondo del pozo
su necesario y rico caudal.

A diario era normal ver
como las mujeres de Pinarejo acudían al lugar
con cestas de ropa sucia para lavar
en la corriente de agua clara de manantial
que corría cerca del camino que llevaba
de Pinarejo a Villar de la Encina
tras pasar necesariamente por el Paleduzar.

Madres de todos los días
cantareras y lavanderas
que bonito es recordar
como se oía en aquel paraje
vuestro fino cantar
que de las gargantas os salía
e impregnaba la atmósfera
de una musicalidad tal
que yo la denominaría
como cántico espiritual
de las mujeres de Pinarejo
cuando iban a la zona del Pocillo
a sacar agua del pozo
y también para lavar.

Es en las noches de insomnio
en las que el sueño no llega
y la mente no deja de pensar
cuando creo adivinar un lugar
y en él
una cohorte de mujeres
lavando y tendiendo la ropa
sobre los esbeltos juncos
que como si fueran ramilletes de flores
crecen entre la verde y húmeda hierba
en medio de silencios libres y vencidos
y en torno a esa idílica paz algún cantar
y un coro de serafines
madres nuestras que en el cielo están
lanzando al cielo bellas melodías
que por mucho que lo intento no adivino a descifrar.

José Vte. Navarro Rubio

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