sábado, 11 de junio de 2011

QUE HA SIDO DE LAS POSADAS Y DE LOS POSADEROS


Pinarejo en el siglo XVII tenía un mesón que era de Luis Melgarejo ( menudo les fue a los Melgarejos) y un mesonero Javier Fraile ( a este le fue peor). Nuestro pueblo con posterioridad tendría otros mesones y/o posadas y otros mesoneros. Yo solo llegué a conocer como posadero/mesonero a Feliciano, un gran hombre y bellísima persona, tanto él como sus hijas e hijos, uno de los cuales era amigo mío y murió por desgracia hace de esto bastantes años. Parece ser que hubo otra posada /mesón en la calle denominada "Carrera" y naturalmente también debió haberla como en la mayoría de los pueblos en la Plaza.

De la gran importancia que han tenido los mesones, posadas y ventas en la historia de España solo hay que echar un vistazo a la literatura escrita. Me pregunto yo ¿que sería el Quijote sin las ventas y posadas? No sería un libro de caballería y por descontado habría perdido su gracia, pues la mayoría de las historias del Quijote transcurren en ventas y posadas. Aventuras preciosas ocurren en las ventas a las que acuden transeúntes y caminantes de todas las categorías sociales.

A las posadas llegaban los viajantes; los feriantes; los pedigüeños; los tratantes de ganado; los que iban de paso y toda una serie de personajes que daban a estos lugares un cierto encanto. Imagínense la posada de nuestro pueblo en uno de aquellas noches cerradas y con personajes yendo de un lugar a otro del pueblo en busca de una buena cena y de calor junto a la chimenea.

Venían a ser las posadas lo que ahora son las notarías, eso sí, con menos protocolo y por descontado, más baratas, pues parar cerrar los tratos servían un par de hombres buenos del lugar; un apretón de manos y unas cuantas jarras de vino. Las ventas en opinión de Larra eran el mejor teatro para el estudio de tipos.

Dicho esto tengo que adentrarme por otros parámetros y para ello haremos un recorrido. Figúrense que hubieran vivido en el siglo XVIII y por alguna de aquellas hubieran necesitado realizar un viaje fuera del pueblo. Si se han imaginado eso, yo les diré a continuación donde hubieran parado necesariamente antes de llegar a su destino.

Los viajes, entre localidades lejanas, dado el peligro que había, bandoleros y necesitados que salían a los caminos para robar, lo tendrían que haber realizado en lo que en aquella época se llamaban cofradías. Eran caravanas, como las de oeste americano, que recibían los siguientes nombres: “Teresa”, “Dios nos guarde”, “Nuestra Señora del os Ángeles” etc.

El itinerario para ir a Valencia hubiera transcurrido por: Villar de Cañas, Cervera del Llano, Valverde del Júcar, Buenache de Alarcón, Barchín del Hoyo, Gabaldón, Campillo, La Pesquera, Caudete, Utiel, Requena, Las Ventas de Buñol, Chiva....Valencia. Luego está trayectoria variaría en función de las nuevas carreteras que fueron surgiendo para comunicar la ciudad de Valencia con Madrid o Cuenca. Organizado el viaje venía a continuación la faena de elegir las ventas para comer y poder descansar, entre posta y posta, los animales y las personas.

Entre las ventanas, más usadas por aquella época, nos encontramos con las siguientes:

Honrubia: Venta de la Espá.
Villargordo del Cabriel: La del tío Uvenceslao y la del tío Lucio.
Cerca de Requena: Rebollar y la Ventilla: La llevaba la tía ¿ ? ¡Que nombres señor, se estremece uno!. He quitado el nombre y lo he puesto entre interrogantes.
Contreras: Venta de Contreras.
Más bajo de Contreras: Vadocañas.
Utiel: Posada de las Veletas, La de la Rambla, Las Dos Puertas,
Requena: Posada De Fuera Caracuesta, Posada de la Carlota, Posada de Torrentero.
Siete Aguas: Venta del Relator.

Como he dicho las posadas eran lugar de paso. En ellas se pagaba el derecho de estaca que se abonaba cada vez que los animales entraban en la cuadra para comer o para pasar el día. Para ello cada pesebre tenía una estaca, de pino carrasco, con una muesca y allí se anudaba la soga del arre. Junto al animal y sobre poyos enlucidos de yeso y costales de paja solían dormir los arrieros. La comida solía ser pan, tocino, queso, y aceitunas; huevos con tocino, gachas de almortas, ajoarriero y vino del terreno: tinto y clarete.

Para que comprueben hasta que punto eran austeros los pastores ahí va el siguiente cantar, no mío, pertenece al romancero:

Los pastores no son hombres,
que son burros y animales
que duermen en parideras
y tienen por cabeceras
los cuernos de los primales.

"En la posada de las puertas" había un panel que decía:

Posada de las dos puertas
taurina y vieja posada
donde durmió Lagartijo
soñando toros y palmas

Anímense y viajen a la busqueda de esa Mancha de posadas, posaderos, mesones y mesoneros que la literatura también recoge.

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