Se levanta el olmo con toda su majestuosidad y como queriendo hacer un brindis deja libre la senda que a su lado se divisa al mismo tiempo que eleva hacia el cielo todo su ramaje desde aquellos días en que vino a nacer de una forma totalmente altruista en el lugar. Tal y como dice el autor de la fotografía ya no está. En este sentido no esta demás recordar cual ha sido el mal de estos árboles en España y en gran parte de Europa, en concreto una enfermedad denominada grafiosis.
Recordando:
Los olmos son poseedores de una larga historia asociada
al hombre, pero tras ser una referencia destacada del paisaje urbano y rural tanto en Europa como en América, han perdido protagonismo en el pasado siglo por su sensibilidad a una enfermedad introducida. El olmo común
es conocido por nombres como el de álamo negro o negrillo, y su presencia también se esconde bajo el topónimo de Juarros. Además de las especies ibéricas, el hombre incorporó durante la época romana individuos italianos, que vinieron asociados al cultivo de la vid, y que se han mantenido en forma de un clon que tiene 2.000 años de antigüedad. Posteriormente, en tiempos de Felipe II, se introdujo el olmo siberiano. La entrada del hongo de la grafiosis ha facilitado la expansión de esta última especie y puesto en peligro de extinción a los olmos europeos.
José Vte. Navarro Rubio
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