sábado, 2 de julio de 2011

POEMA: A JULIO ARTURO VALERO

Si por aquí estuvistes algún día
de los pocos que te dio la vida
tuvimos que disfrutar
de los mismos amaneceres,
de los mismos atardeceres,
de las mismas puestas de sol,
de los mismos espacios infinitos
y como no
de los mismos silencios eternos de la Mancha.

¡Ay de ti
que nos dejastes!
y marchastes sin saber bien cierto
que había más allá
de ese cielo de variados colores
y de esas nubes que cruzaban
y se  veían a través de los cristales
empañados de tu ventana
de un Pinarejo que madrugaba
con olor a  monte, a río seco,
a alamedas sin arboleras
a paja mojada,
a queso prensado y jamones curados
en las altas cámaras.

Continua La Plaza en su sitio,
y la iglesia donde la fe
de hombres fuertes
de mirada fija y piel cuarteada
la construyeron sin prisas,
piedra a piedra  y golpe a golpe
como si hubieran sido golondrinas
sedentarias y cansadas,
establecidas de por vida en Pinarejo
con el único fin de tener hijos
y llenar de alimentos las vacías panzas.

Y tras las cortas estancias
en este tu pueblo Pinarejo,
de inviernos, veranos, primaveras
y otoños y más otoños sin esperanzas
de las que entristecen hasta el alma
vino el vivir en la gran ciudad
y con ello la ocasión
de hacerte un labrado hueco
y ser en mitad de la hoz que siega la montaña
como  un gran eco galopante
a la búsqueda de su enamorada.

Más no quiso la enfermedad maldita
respetar tu cuerpo
y en una mañana, noche...día,
ya perdidas las fuerzas
se te fue la vida y nos quedaba,
solo nos quedaba tu recuerdo
y de él hermosos versos
y como no enigmáticas palabras.

Desde las  verdes praderas
de un Pinarejo
con olores a trigo
y rosas nacidas junto a las sedientas ramblas
arremolina el viento las palabras,
esas que van por el espacio
y tocan a las puertas en las madrugadas,
y nos llegan,
hasta los cuartos oscuros
donde duermen las personas
y se sueña con bergantines y piratas,
trozos de un viejo poema
que habla de esperanzas perdidas,
de muchachas enamoradas,
de sueños pendientes de cubrir,
de lunas en el cielo atrapadas
y de ideas, muchas ideas,
que un bacilo de Koch se llevó  a esas horas,
horas, horas, horas de matanza
en que los hombres juegan
en los casinos a las cartas
y los  matarifes a regar con sangre inocente
los verdes jardines donde florece la desesperanza.

¡Ay del poeta
que en Pinarejo tuvo su casa,
en Madrid su novia engalanada
y en Cuenca su tumba preparada!

¡Por fin poetas vuelves a tu  tierra,
mientras en Pinarejo tocan las campanas.!

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...