Sobre las basuras urbanas
trabajan los parias del mundo
a los que la vida no les da nada
y a la espera de otra vida mejor
trabajan y trabajan los dalits: parías
en una India lejana y enigmática
con olores a incienso, jazmines y lavandas
y a piras de carne humana ahumada.
Las Leyes de Manu atenazan
pues fueron hechas a semejanza
de unos seres superiores
brahmanes, chatrías, vaishias y shudrás
que se alzan sobre el resto
como si no pasara nada.
Es en los amaneceres de todos los días
cuando los seres invisibles,
los jatis y los renegados de la vida
polulan sobre montones de estiercol
calles, sendas y plazas,
a la busqueda desesperada de un trozo de pan
con que llevarse el hambre
y poder continuar su batalla
consistente en sobrevivir
sobre verdes montañas de bolsas de basura recicladas.
Una India de tonos oscuros
con ruidos a tambores
y a rugidos de tigre de bengala
surge en mi mente
mientras la tarde avanza
entre imágenes borrosas
de aguas negras y contaminadas,
mugidos de vacas sagradas,
palabras de niños y mendigos
que extienden desesperadamente
sus brazos descarnados
suplicando unas monedas en una plaza,
y frescos jardines de palacios
con pistas de tenis, campos de golf y Críquet
donde unos pobres parias
limpian de heces las cloacas.
José Vte Navarro Rubio
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