Vayamos a la taberna a beber
y a recordar aquellos bellos momentos
de otros días ya pasados
en que hombres tan altos como una torre
hablaban y discutían
sobre como iban las cosechas,
sobre el precio del trigo,
y entre copa y copa
de aquel excelente vino,
de las tierras altas y bajas de Pinarejo,
famoso en la zona
por su buen catar y mejor sentar,
venía de vez en cuando algún pequeño lío
que casi siempre acababa
igual que vino con otra ronda de vino.
Pon tabernero, te pido,
una y otra copa de vino
a estos buenos hombres de Pinarejo
que vienen a cocer sus penas
a tan atinado sitio
y se buen vino aliviador de penas
que los tiempos son malos
y los tragos tienen que servir
para aliviar las penas y ganar amigos.
Cuanto vino bien bebido
en esas tabernas de Pinarejo
en aquellos días
de inviernos duros y fríos.
Racimos de uvas
colgaban de las cepas
y venían a ser preciado liquido
para aquellos días
en que se pisaban
en las bodegas de las casas
y se dejaban fermentar
hasta que se convertían en vino.
Vinos de las tierras de Pinarejo
que alivio
para las polvorientas gargantas
y los vacíos bolsillos
y que barato salía el hacer amigos,
por dos perras un cuartillo
y si queda algo
me pones tabernero otro cuartillo.
De esta y otras historias
cuenta, tabernero, amigo,
como eran aquellos tiempos
en que el vino regaba las gargantas
con buen tiento y mejor tino.
José Vte. Navarro Rubio
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