domingo, 23 de octubre de 2011

POESIA: DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y DE SUS PIEDRAS

                                           

Ay de los pueblos con historia
y de sus largos silencios
como los de estas piedras y mortero
en su día parte noble de un convento
y ahora solo una sombra
de lo que en su tiempo fue
un lugar de meditación, oración y pobreza.

Desde siempre quedan
tras las ruinas de los edificios 
piedras que se levantan y alzan
en permanente añoranza
de aquellos otros días
en que el Castillo de Garcimuñoz fue
de los agustinos su casa terrenal y eterna.

Piedras y más piedras
nos quedan
de aquella perdida grandeza
y acompañando al momento
silencios tan profundos
que me llora el alma
y me da enorme pena
contemplar los devastados vestigios
de lo que fue coro, refectorio claustro e iglesia.


Sepan cuantos esta carta vieren como yo Don Juan, hijo del Infante Don Manuel, Adelantado mayor de la Frontera del reino de Murcia y yo Infanta Doña Constanza su mujer, hija del muy noble Rey Jaime (II), por la gracia de Dios Rey de Aragón, damos de buen talante  y de buena voluntad... Por ende queremos que haya en la nuestra villa , que es llamada el Castiello (de Garci Muñoz), un Monasterio de frailes de la Orden del Bienaventurado Confesor Señor Don Agustín; y damos para hacer el dicho Monasterio un solar que compramos de quienes era, y el otro que es nuestro, y dámoslo a vos, Don  Fr. Pascual de Deuza; Prior de Toledo... y el dicho solar está a la puerta que dicen de Cuenca, por aquellos mojones, que yo Don Juan puse por mi mano. Pero queremos que no se haga en el dicho Monasterio fortaleza de que pueda venir daño a la villa ni al nuestro alcázar... Dada en el Castillo (de Garci Muñoz) el día once de Mayo de 1326.”

         


Autor: José Vicente Navarro Rubio                   

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