sábado, 22 de octubre de 2011

POESÍA: UN CUERVO VUELA SOBRE EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

                                    

Tierra de hombres de armas y de letras
de labradores, ganaderos y  braceros
suenan,
llevadas por el viento que no espera,
palabras de otros tiempos
que nos hablan de leyendas
y de historias ciertas.

Bate el viento, bate en las altas peñas,
junto a los riachuelos de aguas secas,
arriba junto a las eras
y sobre las tejas de las casas
antes de llamar a las puertas
y nos trae una sinfonía eterna
que tiene como protagonista
a hombres y mujeres de estas tierras
que dejaron su nombre escrito
a pie de camino de la Nava y de La Moraleja
y como no de Santa María del Campo,
Pinarejo, el Castillo de Garcimuñoz y La Alberca.

Llega la noche y se cuela 
a través de las altas almenas
y ocupa el camposanto
y los altares de la iglesia,
antes de buscar el cielo con su negror
le desespera ver los viejos bastiones,
hoy desnudas piedras,
que yacen junto a las grandes puertas
de ese castillo de gloria
a cuyos pies combatían los hombres
siempre a la defensa de nobles señores
a los que se les debía
como siervos de la greba
pleitesía y fiel obediencia.

Madrugadas de noches ciegas,
de silencios opacos y de risas huecas,
lloran las mujeres a la luz de una vela
pues ha muerto cerca,
avisan desde el alba las campanas
de la alta torre de la iglesia,
un señor de buen linaje, Jorge Manrique,
en Paredes de la Nava,
de Palencia, su hacienda,
que puede traer al Castillo de Garcimuñoz
venganza eterna.

Nadie quería la muerte aunque esta siempre llega.
¡Maldito destinos nos espera!  se oye exclamar
a la hora que las primeras luces del alba
dejan ver como unos cuervos dan vueltas y más vueltas
entorno al Castillo de Garcimuñoz  y sus aldeas.


Autor: José Vicente Navarro Rubio

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