Ver los llanos
extenderse a lo lejos
y divisar el lugar
donde el monumento indica
que por allí
cayó herido de muerte D. Jorge Manrique
y subir sin cruz a cuestas
pero con muchas fatigas
ese elevado camino
que nos lleva
hasta el viejo hospital del Castillo
y volver a retomar nueva senda
bordeando todo el perímetro
de tan augusto histórico conjunto
para terminar por entrar
en los viejos portalones
en los que columnas renancentistas
continúan haciendo con sumo gusto
de esbeltas centinelas perennes
como si no hubieran pasado los días
y estuviéramos en otros siglos.
Blanco resplandor
el de algunas paredes
ciegan la vista
y nos muestran su inocencia pura
aunque certero es
que bajo esas capas de cal muerta
se esconden retazos de muchas vidas
de castilleros y castilleras orgullosos de su signo
tal y como vienen a decirnos
los tan insignes escudos
de sus nobles casas solariegas
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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