jueves, 10 de noviembre de 2011

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS CALLES TRANQUILAS

                               

Todo quieto estaba,
se diría dormido,
cuando los últimos rayos de sol
se marchaban
hacia los solitarios campos
con tal de exprimir al día
los últimos momentos
en que la pasión ciega de los árboles
se deposita
entre las verdes ramas
y raíces ocultas.

La calle
a la espera de otros días
juega con su destino
y se suma
en este atardecer
víspera de Todos los Santos
a estar serena y tranquila
y lo hace a sabiendas
de que la parra continuará en su sitio
pues allí el hombre la puso
porque Dios quiso.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

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