Busco ese castillo
que entre sombras se dibuja en mi mente
y no encuentro
más allá de donde mi imaginación me lleva
otra cosa que no sean
viejos recuerdos
de cuatro paredes cinceladas
y unos ventanales siempre abiertos
por los que entraba de forma descarada la luz.
Y un día vuelvo y veo
que allí donde yo dejé olvidados los recuerdos
hay un nuevo castillo
nacido de la imaginación
de alguna hada madrina y de una administración
y a fuerza de echarle sentido común
llego a una conclusión,
pobre infeliz castillo de piedra
que a tu vejez te vienes a vestir
con una coraza de metal
que ya hubieran querido para sí
aquellos caballeros
que ante tus murallas venían a combatir.
Autor: José Vte Navarro Rubio
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