Se veía desde el balcón
la inmensa playa de Cullera
y aquellos amaneceres entre luces
que salían a borbotones
desde las aguas y el mismo cielo.
Azules inmensos
se llevaban la vista
mar hacia adentro
donde la raya del infinito
ponía fin a nuestro empeño
de ser pescadores de bajura
en barcas con velas de viento.
Veranos de alegría y de desenfreno
se hacen los pescadores camareros
y nos venden sus penas
en forma de amargos lamentos
pues su mundo es trabajar mar adentro.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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