La tierra sedienta de agua
nos abre de par en par su alma
y nos enseña
esas entrañas amargas
en las que germinan las semillas
y me quedan
unas ganas tremendas de gritar al mundo
pues en ese mismo surco
donde yo fabrico mis ideas
otros sudaron
y la hiel se les hizo amarga
de tanto inclinar el lomo sobre la tierra.
Campos de una gran Castilla
se extienden a lo lejos
como si fueran una gran alfombra persa
y cuando miras ves
espacios vacíos en los que no brotan ni las ideas
aunque la reja del arado
tirado por manos diestras
apriete
y este hunda su afilada cuchilla
en la piel tersa de esta tierra
tan acostumbrada a callar
cuando siente su cuerpo preñado
y la soledad anidando
allí donde las semillas tras germinar
piden agua
y muerte para las malas hierbas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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