martes, 6 de diciembre de 2011

POESÍA: VUELVO A MIS ORÍGENES EN PINAREJO

Vuelvo a mis orígenes en Pinarejo
a todas horas del día
y me siento
como un rey sin corona
cuando alzo la vista
y no veo
aquellos espacios por los que corría de pequeño
y aquel corral con gallinas y conejos
que a mí me parecía el paraíso terrenal.

Allí había un pequeño pajar
con paja con que alimentar la chimenea
y aquella yegua tomada por los años
que consumía más avena que la que los campos de  mi padres producían
para los días de cosecha.

Una vieja tinaja volcada y volteada sobre el suelo
yacía bajo un destartalado porche
y allí ponían las gallinas,
con mucho dolor de su corto entendimiento,
unos huevos tan grandes como peras
que tenían una yema
como el brocal del pocillo.

De la alta cámara de la casa
en la que yo pasé 6 meses de  mi vida
entre calores de una vieja estufa
y abrazos de mi madre,
por ser sietemesino
y estar casi desahuciado para la vida,
solo recuerdo la escalera
y una vieja puerta de madera de pino del lugar
que se abría
como si fuera la cremallera del estuche de una guitarra
tocada por  mi abuelo para los días de fiesta.

Me da miedo el recordar,
pues siempre te dejas algo,
supongo que los besos de los parientes, hermano, abuelos y padres
y las ocurrencias de las vecinas y vecinos
de aquella calle tan paseada
por el cura y sus fieles acólitos
para la Semana Santa y días señalados por la liturgia verbenera.

Calle de las Cruces es y era
y allí vivía Lunares y  la Modesta,
en un callejón entrañable Celedonio, que buen hombre era,
la Milagros junto a mi casa,
la Pilarcilla y Enrique más hacia arriba
y la Sagrarios tan cerca que mi madre decía
que era como una hermana para ella.

Chorras, era la expresión lugareña
que las buenas gentes más empleaban,
en señal de admiración, interrogación,
pregunta y sorpresa
y con chorras se contestaba
para afirmar, negar, fuere para lo que fuera.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...