Un día mi cuñada Mari Carmen y mi cuñado Julio me invitaron a cenar, a mí y a mi mujer, y a los postres unos amigos que también estaban invitados me regalaron un cuadro de Pinarejo. A todo esto el pintor, Ximo, sin decirme nada estuvo, en compañía de su mujer Elisa, en el pueblo, se paseó por sus calles; subió a la era del molino y lo que vio aparece recogido en la primera página del blog. Espero que os guste.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando me dijo que un día cogió el coche y en compañía de su mujer se hizo 200 kilómetros para ir hasta Pinarejo, con el fin de ver de primera mano lo que quería pintar para luego plasmarlo con todo lujo de detalles
Aparece en la composición el escudo de Pinarejo; una parte monumental del edificio del molino y a lo lejos de forma extremadamente inquietante el núcleo urbano del pueblo.
Gracias Elisa y Ximo Santapau por vuestro exquisito regalo
José Vte Navarro Rubio