sábado, 29 de octubre de 2011

POESÍA: CASTILLO DE GARCIMUÑOZ, A OTRAS PIEDRAS

                                       

Ser piedra trabajada y labrada
por manos virtuosas
y estar siempre a la espera
de poder servir
para el fin que fue pensada
y comprobar
como con el paso del tiempo
solo vienen a visitarle
las enigmáticas golondrinas
en santa procesión aérea
todos los días y a todas las horas.

Ser solo eso
presencia altiva
y fiel testigo
de una historia escrita
y llevar la melancolía
hasta estas recias paredes
en otros momentos
bastiones de grandeza
y hoy oráculos
que solo sirven
para hacer de ellos
tristes poesías.

Dejar que el tiempo diga
aquí hubo un convento
y yo soy parte de esa vida
que a pesar de los pesares
todavía se adivina
en el Castillo de Garcimuñoz
y en los sagrados recintos
donde vinieron a vivir
los frailes caritativos  de la oden
del Bienaventurado San Agustín.

Autor: José Vicente Navarro Rubio



EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y FRAY NICOLAS DE TOLENTINO

Refiere Maria Luisa Vallejo que que nació este santo en el Castillo de Garcimuñoz en el siglo XVI y que martirizado por los turcos, que lo cogieron prisionero, por ser capellan de las tropas, murió en el tormento. Le cortaron pies, manos, etc (Es diferente de otro santo de igual nombre del siglo XII nacido en Italia). Asimismo en las páginas del Castillo de Garcimuñoz viene referido que Fray Nicolás de Tolentino,  fue capellán de los ejércitos de Carlos V, muriendo con martirio a manos de los turcos.

Hacia el año 1535, se recoge en el libro: "La iglesia militante, cronología sacra..." de Hernandez Camargo y Salgado, que habiendose ganado las fortalezas de Modon y Codon en la Morea (Grecia) fue puesto como alcalde y capitán en ella a D Geronimo de Mendoza, que nombró como capellán de la tropa a Fray Nicolas de Tolento.

De una forma u otra la verdad es que no entendía el porqué dos religiosos con dos nombres iguales y un epíteto tan singular "Tolentino" que es una ciudad y municipio localizado en la provincia de Macerata en la región de Las Marcas de la Italia central. Por eso llegué a pensar a que todo podía ser debido a una confusión. Estas dudas me asaltaban hasta que encontré la explicación y esta estaba escondida en las páginas  que cuentan la vida del Fray Nicolas de Tolentino nacido en Italia en el siglo XII. Se recoge en dicho libro, que cuenta la vida del santo, que entre los milagros que se le atribuyen  está el que obró, tres siglos después de su muerte, en el Monasterio del Castillo de Garci-Muñoz, del Obispado de Cuenca, donde  habiendo muerto un niño y estando prevenidas las mortaja y ataúd, para llevarle a enterrar, doloridos sus padres le llevaron delante del altar del santo y rogándole con instancia y lágrimas por la vida de su hijo le resucitó el santo, y en reconocimiento de tan  grande beneficio colgaron en su Capilla la mortaja y tablas del ataúd y creciendo el niño tomó el hábito de nuestra religión y el nombre y apellido del Santo  y fue venerable varón, buen predicador y 10 años provincial de la provincia de Cerdeña (M. Fr. Geronimo Roma. part I Hist. de Aug. lib 4 vid. de S. Nicolas)

José Vicente Navarro Rubio

viernes, 28 de octubre de 2011

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS VIEJOS SENDEROS

                                        

Ser piedra
y venir a dormir
entre estos viejos lienzos de pared
como si la vida no existiera
y el tiempo solo fuera
una palabra vacía
con la que poder jugar
en esos días y noches
en que el viento silba
y se lleva,
por esos callejones
que son la vida misma
con sus venturas y desventuras,
los rezos y plegarias
que yo creo oír
en este lugar tan sagrado.

Caminar por ese estrecho sendero
a sabiendas de que más allá
de esos confines tan concretos
solo podrás encontrar
más restos de nobles ruinas
y quizás
en esos días de fríos extremos
copos de nieve colgando
de esas astilladas paredes

Llegar hasta esa pared que se alza
y buscar con la vista el campanario
e imaginar mientras meditas
que las juguetonas nubes aborregadas
que se vislumbran en el cielo
vienen hasta este lugar todos los días
para contarse viejas historias
y disfrutar de tan espiritual paz.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

LA OTRA GARCIMUÑOZ EN COSTA RICA



Sobre la otra ciudad Garci Muñoz, la de Costa Rica, se puede hablar mucho y tendido. Les dejo de esta forma con una biografia que es esencial para conocer el coraje y valor de Juan de Caballón conquistador y fundador de la ciudad de Garcimuñoz (Costa Rica). Bibliografia: Carlos. Garcimuñoz, la ciudad que nunca murió. San José: Editorial. Molina,  UNED, 1993. Y con el siguiente artículo:

ESTUDIO DIAGNÓSTICO DE LA SUBREGIÓN CENTRAL ESTE: LA PROVINCIA DE CARTAGO

SERIE DE ESTUDIOS REGIONALES DE COSTA RICA PARA LA FEDERACIÓN ALIANZA EVANGÉLICA COSTARRICENSE (FAEC)

Elaborado por Clifton L. Holland Director de PROLADES

La Ciudad de Cartago (conocida al principio como Garcimuñoz) fue fundada entre febrero y marzo de 1561 por el conquistador Juan de Caballón y Arboleda con pobladores de Guatemala y Nicaragua– cerca de 90 españoles y un grupo de indígenas y esclavos negros – quienes llegaron a Costa Rica en una expedición que salió de la Ciudad de León, Nicaragua, en enero de 1561, por la costa del Pacífico. Más tarde, la población de Garcimuñoz se aumentó por la llegada de otro grupo pequeño de colonizadores bajo el mando del padre Juan de Estrada Rávago, quien había salido de Nicaragua unas semanas antes de Caballón, pero desde Granada por la costa del Caribe.

Entre los primeros pobladores había 76 hombres españoles cuyos nombres aparecen en los registros oficiales. Por lo menos tres miembros de la expedición provenientes de Guatemala eran gente más próspera, porque vinieron con armas, caballos, criados, soldados y esclavos como aporte personal. En total, unas 40 personas eran del nivel jerárquico superior, que consistía del gobernador y sus tenientes, corregidores, oficiales, encomenderos, alguaciles mayores, sargentos mayores, etc. El segundo grupo, calificado de rango medio, consistía de unas 15 personas que eran estancieros, ganaderos, mercaderes, escribanos, tenientes de corregidor, alguaciles minores, tenientes, capitanes y oficios de cabildo. En el tercer grupo, de rango inferior, había unas 21 personas: soldados, artesanos y gentes de los oficios, comúnmente llamados, bajos. De todos ellos, la mayoría (menos unos 15 hombres) se quedaron en la nueva provincia cuando Caballón salió de Costa Rica rumbo a Guatemala en 1562. Caballón fue Alcalde Mayor de Nueva Cartago y Costa Rica desde enero de 1560 a enero de 1562, bajo la Audiencia de Guatemala. Entre 1562 y 1564 llegaron a Costa Rica unas nueve nuevas expediciones de colonizadores que sumaron un total de más de 460 personas. Del grupo de 115 inmigrantes que llegaron con Juan Vásquez de Coronado en 1562, unas 44 personas eran del rango superior (38%), 24 eran del rango medio (21%) y 47 personas eran del rango inferior (41%). Pero muchas de estas personas (el 62%) abandonaron el país después de la muerte de Vásquez de Coronado en 1565. La provincia de Costa Rica empezó a despoblarse de modo bastante notorio, según los historiadores. Aunque llegaron unas 114 personas en la expedición de Perafán de Rivera en 1569, la mayoría de estas (el 82%) se fueron después de pocos años de tierra Tica.

JUAN DE CAVALLÓN Y LA CONQUISTA DE COSTA RICA


En la historia genealógica de Costa Rica aparece la siguuiente información sobre la conquista

La Conquista de Juan de Cavallón.
El Licenciado Cavallón era natural del Castillo de Garcimunoz en la provincia de Cuenca, Castilla la Nueva, y siendo Alcalde Mayor de Nicaragua, 1553 a 1555, solicito poder hacer la empresa de poblar y descubrir la dicha tierra y provincia de Nuevo Cartago y Costa Rica, desde la dicha provincia de Nicaragua.
La Audiencia confirió tal poder el 30 de enero de 1560 en la Ciudad de Guatemala, haciendo además la observación de que al momento de partir desde Nicaragua hacia Costa Rica, debía dejar necesariamente el cargo que desempenaba allí.
Para realizar la empresa de conquista de Costa Rica, debió Cavallón buscarse un buen socio que pudiera aportar los dineros de que carecía, dado que los preparativos de dicha entrada demandaba muy fuertes inversiones, dinero con el que él no contaba.
Lo encontró en la persona de don Juan de Estrada Rávago, fraile de la orden de San Francisco, natural de la ciudad de Guadalajara en Castilla la Nueva, quien si regresaba a España debía devolver, según disposición real, los dineros ganados en el Nuevo Mundo. Al volverse socio capitalista de la empresa eludía de hecho la obligación de regresar y devolver el capital acumulado.
Hecha la sociedad, el licenciado Cavallón hizo su plan con su estrategia de penetración en el nuevo territorio. Agregó un instructivo para que fuera seguido por su asociado y lugarteniente el Fraile Estrada Ravago, quien saldría primero para alcanzar un objetivo concreto, la prometedora bahía de San Jerónimo o de Almirante. Debía partir de la Ciudad de Granada, embarcándose en el Lago para proseguir por la vía del Desaguadero y después salir al Mar Caribe. De seguido navegaría la costa hacia el Sur-este, hasta hallar el sitio indicado, donde habría de erigir una ciudad, a la que debía dar el nombre de Castillo de Austria.
Pocas semanas más tarde habría de partir también, pero siguiendo una ruta diferente, el propio Juan de Cavallón, quien además de traer más gente traería ganado vacuno, caballar y porcino, que le darían la oportunidad de iniciar la colonización del territorio. El documento que legalizó la expedición y el acuerdo entre los dos conquistadores aparece firmado en la Ciudad de León el 22 de setiembre de 1560, en el cual se deja constancia de que habían sido completados los preparativos y había llegado el momento de las realizaciones.
A pesar de la aportación pecuniaria de Estrada, fue necesario acudir a otras fuentes de financiación por parte del propio Cavallón. Persuadió a sus cuñados para que se le uniesen, uno de ellos Sancho de Barahona, era encomendero en Atitlán, y en nuestra provincia desempeñó el cargo de lugarteniente de general, otro, Juan de Barahona, vino como tesorero; un hijo del Oidor de la Audiencia fue Ignacio de Cota, quien aportó alrededor de diez soldados, esclavos, armas y caballos. Fungió acá como Alférez General, Factor y Veedor. Sin embargo, estas gentes tenían fuertes intereses en Guatemala, lo que probablemente los hizo regresar a su lugar de origen.
El primer contingente expedicionario pasó de Guatemala a León, en donde hizo una nueva recluta de gente y se definieron en forma más precisa los planes operativos de la conquista. Entonces sale la avanzada de Estrada Rávago, mientras se termina de preparar la que iría por tierra al mando de Cavallón.
En Nicaragua se incorporan importantes elementos humanos a la empresa, algunos de los cuales aportan caballos, víveres y armas. Entre ellos debe destacarse algunos que desempeñarían importantes papeles en la nueva tierra, tales como Antonio Álvarez Pereira, quien llegaría a ser Sargento mayor, Pedro Alonso Cano, quien fungiría como Alcalde ordinario y Juan Gallego y Miguel Sánchez de Guido, quien alcanzaría el cargo de Teniente de gobernador.
En los primeros días del mes de enero de 1561 partió de León, Nicaragua, la expedición de Juan de Cavallón a la conquista de Costa Rica.
El objetivo primario era llegar a Chomes, último lugar sometido por los españoles desde Nicoya, y en este poblado verificó el número de gente que lo acompañaba y la repartió para constituir cuatro escuadras, formada cada una de ellas por más de veinte soldados españoles.
Inmediatamente se adentraron en el territorio desconocido y después de la primera jornada se establece el Real de la Ceniza ubicado en el río Machuca, antes de su confluencia con el Jesús María. Desde allí parten expediciones que descubren el valle de la Cruz y el de Landecho, para seguir luego por el curso medio y superior del Río Grande de Tárcoles.
En la zona occidental del actual valle de Santa Ana fundaron la Ciudad llamada Castillo de Garcimunoz en marzo de 1561 y de ahí parte una escuadra al mando de Antonio Álvarez Pereira hacia Pacaca, en donde apresó a un cacique, continuó hacia los cerros que separan las poblaciones actuales de Santa Ana y Escazú, desde donde vio por primera vez el valle central de Costa Rica que nombraría más tarde como Valle de Aserrí o de Curridabat.
Más tarde la escuadra de Ignacio Cota sobrepasa el collado de Ochomogo de hoy, para llegar a descubrir el Valle del Guarco, en donde hallaron mayor población de naturales.
Dispone entonces Cavallón enviar a Nicaragua por más gente, comisionando a su cuñado Sancho de Barahona, quien se encontró con la sorpresa de que el Padre Estrada había retornado con toda su gente y se disponía a pasar con una treintena de soldados, caballos y armas a unirse a Cavallón.
Las fundaciones de Cavallón fueron dos, la primera fue Garcimunoz, la cual varió su ubicación al menos en tres oportunidades, en la primera de las cuales cambió de nombre, llamándose Cartago, que todavía conserva; la segunda fue la Villa de los Reyes y puerto de Landecho, nombre en honor de quien presidía la Audiencia de Guatemala, Licenciado Juan Martínez de Landecho.
Por el convenio firmado en León era claro que se utilizaría esa ruta para comunicarse con el lugar donde se debió fundar el Castillo de Austria. Con Landecho era posible también una pronta comunicación con Nicoya, de donde el contingente colonizador debería aprovisionarse por mucho tiempo y enlace de la vía terrestre con Nicaragua.
Según el plan original, con esta trilogía de poblados se tenía previsto cubrir todo el territorio designado y mantener comunicación terrestre y marítima entre las tres poblaciones. La noticia del abandono que hizo Estrada del Castillo de Austria fue posiblemente un gran desaliento para Cavallón, pues la estrategia debió ser replanteada y aun más, modificada en sentido estricto, dadas las expectativas sobre la riqueza prevista en San Jerónimo o Almirante.
La salida posible para la empresa era encontrar oro en los territorios dominados, pero la carencia de suficiente gente fue una limitante insalvable para Cavallón.
Álvarez Pereira el hombre fuerte de Cavallón.
Pese a que inicialmente Álvarez no figura entre los oficiales principales de Cavallón, una vez logrado el primer objetivo y asentada la expedición en el Valle de la Cruz, es escogido para comandar el grupo explorador que descubriría el Valle de Coychi, el cual recorrieron ampliamente, trayendo como botín de guerra bien valioso a Coochí, Cacique principal, y señor de esas tierras. Tal captura fue de mucho provecho para los españoles, porque los demás indios se fueron sometiendo buenamente a ellos, obsequiándoles provisiones y haciéndose sus amigos.
También fue comisionado Álvarez como Sargento Mayor, para que fuese al descubrimiento y a la conquista de la Provincia de Pacaca ( Tabarcia), donde prendió al Cacique llamado Quicarco, hermano del Cacique Coquibá, indio principal, lo que le valió la sumisión de ellos y de muchos de sus súbditos.
No lejos de Pacaca, en lo que hoy es Santa Ana, fue el Capitán Pereira quien descubrió el Valle Central y perpetuó su paso y su nombre al Real de Pereira, en los montes que separan ese Valle de las tierras conocidas hoy como de Escazú.
Fue una de los fundadores y luego vecino importante de la Ciudad de Garcimunoz; se encontraba en ella, donde tenía su casa y solar, cuando recibió orden de Cavallón para ir al valle de Garavito y prender al Cacique de su mismo nombre, tan audaz como valiente, y a su mujer y a sus hijos. El grupo encabezado por Álvarez pasó muchos trabajos tanto por las lluvias como por la falta de víveres, sin embargo lograron prender, no al propio Garavito, quien nunca se logró capturar, pero si a uno de sus súbditos que como tal se hacia pasar; también a una de sus mujeres principales, que se decía Cacica y a otros de sus indios que le acompañaban, regresando a la Ciudad con los cautivos.
De regreso de ésta expedición, siguió en son de conquista al Valle del Guarco, en donde plantó su real cerca del pueblo de Purapura, hoy el Tejar, sobre unas lomas vecinas que lo dominaban.
El valiente Cacique Garavito nuevamente salió de los montes que lo protegían en los alrededores del Río Cuarros (Jesús María), infundiendo pavor a los españoles, que lo consideraban su más terrible enemigo y a quien no podían capturar porque, como una sombra, se esfumaba en los bosques cada vez que se le perseguía. Inmediatamente que Cavallón se enteró de lo que pasaba envió ordenes al Capitán Pereira, el más valiente de los españoles ( aunque era portugués), para que saliera prontamente en su búsqueda y procediera a enfrentarlo y hacerlo prisionero.
Hacía ya sus preparativos de marcha, cuando tuvo que salir intempestivamente, a marchas forzadas, en auxilio del Capitán Miguel Sánchez de Guido, quien con veinticinco soldados había sido cercado por más de cinco mil indios emboscados, todos en pie de guerra, cuando había ido en busca de maíz. Dichosamente el auxilio del Capitán Pereira fue muy oportuno y eficaz, logrando abrirse paso entre las filas de los naturales y poner en libertad a los soldados de Sánchez de Guido entre los cuales dos de ellos, Juan López Izquierdo y Cristóbal de Obregó, los llevaban ya,  los naturales, en volandas para inmolarlos a los dioses.
Cavallón emprende la retirada.
Pese a que la llegada del Fraile Estrada Rávago alivió algunas de las necesidades de la conquista de Cavallón, no se resolvió el problema principal que era la necesidad de mayor número de gente para llevar a cabo el proceso exploratorio, que podía conducir eventualmente a encontrar oro para suplir las necesidades materiales en que se encontraban.
No cabe duda que esto va a influir en su decisión de aceptar un ofrecimiento que recibió de parte de la Audiencia de Guatemala, quienes conociendo su valía le pidieron que aceptara el cargo de Oidor en la propia Audiencia. No le debe haber sido fácil la decisión de abandonar una empresa en la cual había puesto tanto empeño, tanto esfuerzo y recursos, pero que asimismo le significó muchos sinsabores y pocas perspectivas.
Tómese en cuenta que conforme pasó el tiempo se iba produciendo un endeudamiento creciente sin que se viera por ningún lado la posibilidad de revertir el proceso. La situación se había agravado en sobremanera por la frustración del plan inicial que lo obligó a darle a Garcimunoz un papel más relevante, la conquista y colonización, sin contar con los recursos para ello, se volvió un empeño vano.
Algunos analistas han adicionado el hecho de su fracaso en el trato con los naturales, que provocó la hostilidad de algunos grupos indígenas y la poca colaboración de otros, lo que condujo a mayores dificultades y escasez.
La relación de Don Juan de Cavallón con el padre Estrada Rávago no está documentada, pero es posible dado el carácter de ambos y la relación inicial que los unió, que no fuera la óptima, con lo cual si no fue un problema, tampoco fue una solución. El disgusto que sintió Estrada con la salida de Cavallón se manifestó en sus siguientes palabras: ” el dicho licenciado Cavallón , haciéndole S.M. merced de la Plaza de Fiscal de la audiencia de México, me dejó en la dicha provincia de Costa Rica con las manos en la maza y se fue a gozar de la dicha merced…”
Tomemos en cuenta que el Fraile permaneció en Costa Rica hasta la llegada de don Juan Vázquez de Coronado con quien no logró una buena relación y debió abandonar la provincia. Cavallón a su salida no dejó a Estrada al mando de esta provincia, pero si lo nombró el Cabildo Vicario General de la Provincia y suplicando al Rey su nombramiento de Obispo de Costa Rica.
Fue así como en el año de Gracia de 1562, Cavallón abandona Costa Rica, donde quedó el Capitán Antonio Álvarez Pereira, en asocio del Capitán Ignacio de Cota, nombrado como Capitán, para continuar al frente de la Conquista. Fue en enero de ese año que Cavallón organiza su salida de la provincia y no queriendo sustraer siquiera un hombre , se dispuso a partir solo, lo cual no se los permitieron sus lugartenientes. Gracias a lo cual salvó su vida, ya que habría sido víctima de los indígenas quienes le atacaron en el camino de Garci Muñoz a Landecho.

jueves, 27 de octubre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y JUAN DE CAVALLÓN Y ARBOLEDA



Juan de Caballón y Arboleda nació alrededor de 1524 en el Castillo de Garcímuñoz. Hijo de Diego Caballón y de Catalina de Arboleda. Casó Da. Leonor de Barahona Escobar natural de Santiago de Guatemala hija del Cap. Sancho de Barahona y Toro y de Isabel de Escobar y Aguilar.

Murió en Méjico en 1565. Hija Da. Ángela  Casó con el Lic. Andrés Ramírez de Alarcón y Torres.

Dice de él María Luisa Vallejo en "Glorias Conquenses" que tuvo altos cargos en las islas Canarias, Guatemala y León. 

Su grabado aparece en una moneda de 20 Colones de Costa Rica correspondiente al año 1941. Se le puede encontrar indistintamente como Caballón/Cavallón/Carballón. 

Juan de Cavallón y Arboleda se graduó de Licenciado en derecho, fue Alcalde Mayor de Nicaragua. En 1560 la Real Audiencia de Guatemala le encomendó la pacificación y poblamiento de Nuevo Cartago y Costa Rica, provincia de la que fue nombrado Alcalde Mayor en 1561. Para emprender la conquista de este territorio se asoció con fray Juan de Estrada Rávago y Añez, quien en octubre de 1560 fundó la villa del Castillo de Austria en la costa caribeña, pero esta población no subsistió.

Cavallón y Arboleda salió por tierra de Nicaragua en enero de 1561, pasó por Nicoya y llegó a Chomes, donde le esperaba alguna gente que le había precedido y emprendió la marcha tierra adentro, hasta un punto donde estableció un campamento llamado el Real de la Ceniza. Desde allí despachó varios contingentes a diversos sitios, entre ellos uno al mando del sargento mayor Antonio Álvarez Pereyra, quien prendió al rey chorotega Coyoche en el valle de su nombre, al cual Cavallón dio el nombre de Landecho. Los súbditos de Coyoche vinieron al campamento a prestar servicios y con su ayuda se pudo continuar la marcha hacia el interior.

A fines de marzo de 1561 Cavallón fundó en el sector occidental del Valle Central de Costa Rica una ciudad a la cual dio el nombre de Garcimuñoz, en recuerdo de su pueblo natal. Posteriormente, después de haber sometido frágilmente los reinos huetares de Garabito, Pacaca, Corriravá (Curridabat), Tiribí y Yorusti, fundó la villa de Los Reyes, en las vecindades de la costa del Pacífico, con el puerto de Landecho en la ensenada de Tivives. Uno de sus tenientes, Ignacio de Cota, atravesó la Cordillera Central y llegó al valle del Guarco.
Cavallón enfrentó la bravía resistencia del Rey Garabito, al que no logró someter, y de otros monarcas y príncipes indígenas, a los que trató de modo despótico. Un príncipe llamado Quizarco, hermano del rey de Pacaca Coquiba, fue hecho prisionero por Álvarez Pereyra y llevado a Garcimuñoz, donde Cavallón mandó azotarlo y encadenarlo, pero después logró fugarse. Además, en Garcimuñoz estuvieron presos una esposa y dos hijos del rey Garabito, también capturados por Álvarez Pereyra. Todo esto aumentó la resistencia de los indígenas.

El 28 de abril de 1561 el rey Felipe II nombró a Cavallón, Fiscal de la Real Audiencia de Guatemala y en enero de 1562 el conquistador se marchó de Costa Rica, dejando el gobierno, en calidad de Teniente de Alcalde Mayor, a fray Juan de Estrada Rávago y Añez. El 25 de octubre de 1562 fue nombrado como Fiscal de la Real Audiencia de México. Murió en México en diciembre de 1565, en el desempeño de ese cargo.  


Juan de Cavallón era casado con Leonor de Barahona, hija de don Sancho, quien como usted bien sabe, fue compañero de Hernán Cortés en la conquista de México. Y luego de don Pedro de Alvarado en la conquista de Guatemala. Por tal razón el Licenciado Cavallón era un hombre importante en Guatemala. Y fue nombrado Alcalde mayor de Nicaragua, donde se mostró como un hombre de carácter y capaz. No obstante, el lic. Cavallón carecía de fortuna y debió financiar su expedición a Costa Rica con el capital del Presbítero Estrada. Pero, el emprendimiento no tuvo frutos, por lo cual las pérdidas no pudieron ser asumidas y Cavallón decidió aceptar un puesto de Oidor que le ofrecieron en México. Al hacer abandono de Costa Rica, Cavallón confiesa que salió endeudado en más de 9 mil pesos oro.


POESÍA AL CASTILLO DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ

                  Castillo de Garcimuñoz

Ser castillo en el Castillo de Garcimuñoz
es ser su alma, nombre e historia querida
por tener su nombre escrito
a sangre, fuego y lágrima viva
desde toda la vida
allí donde las piedras se pierden de vista.

Y ser en mitad de esa llanura,
y desde lo alto del promontorio
en el cual se divisa,
santo y seña de estas tierras
y frontera ya perdida
de un arido territorio
del que tomó posesión un señor
del cual se decía
que amaba la caza, la cultura y la cetrería.

Bien plantado
a pesar de esa decadencia no oculta
resalta el sillarejo y la argamasa
en toda su estructura,
estando su silueta reforzada
por torreones circulares
y una preciosa iglesia parroquial
que le dan prestancia
y engrandecen su figura.

Si un día las troneras de Cruz y Orbe
fueron del castillo su defensa más activa
hoy yacen dormidas
a la espera, siempre espera,
de servir para lo que fueron construidas.

Y en medio de tanta piedra
pasa entre góticos ventanales
un viento frío
que nos hiela hasta la mirada
y nos anima a seguir nuestro periplo
por un destartalado`patio de armas
ahora lleno de silencios de ultratumba.

Se llega en esta visita
hasta la portada gótica isabelina
suspendida
como si fuera una tela de araña
ricamente de oro tejida
sobre el muro que la envidia

Creo adivinar
bellas damas de compañía
asomadas a una ventana
que en el ala noroeste se divisa
¡pero ay de mi que locura!
no será esa mi dicha
pues solo las urracas, vencejos
y palomas ladinas
se atreven a hacer sus nidos
allí donde en otros días
una dama de alta alcurnia
recitaba poesías
mientras sus damas y criadas
le hacian el pelo y vestían.

Alarcón, Chinchilla y Villena
tienen de mi castillo de Garcimuñoz su villa
fuerte envidia
por haber sido alcazar árabe
y haber dado allí con su vida
Don Jorge Manrique
maestro de maestros en el noble arte
de escribir poesía.


Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS PORTICONES

                                               

Pared recta y fina se adivina
que nos lleva
de un extremo al otro de la fotografía
y aunque solo sean piedras
lo que contempla nuestra vista
es del claustro este lienzo de pared su favorita.

Penetra el cielo y nos trae
algodonas nubes mortecinas 
a través de sus sangrantes heridas 
mientras descansan a sus pies
piedras y más piedras
que nos hablan de una ya prolongada ruina. 

Monasterio de Agustinos
en el Castillo de Garcimuñoz su villa
este es parte de su claustro
y del resto no me digan
pues ya lejana la desamortización
desdes aquellos hasta estos días
solo de su recuerdo quedan
libros recopilados
en alguna recóndita librería.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: DEL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS CLAUSURAS

                         

Si lo fue y claustro
en el hubo clausura
y de sus aguas en un pozo
que no se adivina
debió beber su abad
por aquellos perdidos días
en que en tan acogedor lugar 
creanme hubo vida. 

Galería porticada con sus arquerías
en esta panda tan recogida
faltan sus jardines de cipreses,
y olorosas flores de colores encendidas
y aquellos destellos de elocuencia
que los frailes repartían
cuando pregonaban sermones
y en voz alta leían
de las páginas de los libros sagrados
y de la tan docta biblia.

Si lo fue y claustro
de un convento, monasterio, de Castilla
no hay duda
que en el Castillo de Garcimuñoz
se conservan sus ruinas.

Autor: José Vicente Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS CAPILLAS

                                            

Como si fueran tres hermanas
petrificadas en vida
permanecen las capillas impasivas
y se llerguen sobre el resto de ruinas
en esos espacios tan sacros
de los que salieron hombres doctos y eruditos,
y piadosos y misioneros padres
ya fuera para Salamanca, Castilla o Indias.

Lloran en su lugar los rosetones
ciegos de tanta envidia
pues de saberse
piedra labrada y fina
les gustaría recibir luz divina.

Y tras la cálida sonrisa
de un día que amanece con lluvía
camino por la calle de la Corredera
y aunque ni el viento respira
creo oir venir de allí dondo solo hay ruinas
una voz que suplica,
¡Pregonar por ahí almas caritativas
que a pesar de los pesares
y por mucho que se diga
la fe que aquí la hubo
continua entre tanta piedra labrada
todavía hoy en día viva!

Autor: José Vicente Navarro Rubio


 

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS VENERABLES RUÍNAS

                                               

                                                  



Solo quedan silencios
que impregnan las paredes
aunque todavía hoy creo oír
cuando el agua cae sobre las tejas
esa alegre melodía
con la que nacía y moría el día
en el Castillo de Garcimuñoz
por aquellos tiempos de maitines y laudes.

La historia está escrita
en esas piedras y en esos escudos
y en esos camposantos
donde descansan las tumbas
de personas anónimas
que dieron su vida
sin saber a duras penas
que había más allá de esos confines
llamados casas, pueblo, tierra, amigos y familia.

Y cuando vuelves la vista
y miras
hacia esos lugares donde la inhóspita piedra
ya solo es declarada ruina
sientes dentro del alma angustia viva.

Y se quedan allí
de centinelas perpetuos
otra vez  los silencios
solo rotos momentaneamente
por  adoctrinadas aves
que vienen a construir su nido
al amparo de los recónditos agujeros
emergentes en las piedras desnudas.

Ay, si las piedras hablaran,
¿Si las piedras hablaran que dirían?
¡Si las piedras  hablaran estarían vivas!


Autor: José Vicente Navarro Rubio

miércoles, 26 de octubre de 2011

ALGUNOS CURIOSIDADES SOBRE AIRÓN (POZO/POZA)

Sin saberlo ni comérmelo hoy he recogido algunas citas, romances, contenidos de novelas, refranes, dichos y versos que tienen que ver con el vocablo "Airón". Cansado de leer sobre el tema y llevado de un impulso autodidacta me he dicho "olvídate de todo lo que has leído" y escribe sobre aquello que mejor te venga. La verdad es que lo que mejor me venía era hablar sobre el Pozo Airón sito en La Almarcha, pero a la vista de que ya todo esta explicado y bien explicado cogiendo nuevos impulsos y procurando no enfadar a nadie me he dicho ahora es el momento. Les dejo con Airón, Lairón, Ayrón, que lo disfruten. Si van por  La Almarcha recuerden la leyenda que sobre el se cierne, por eso hagano de día y vayan acompañados no sea el caso de que cayera en sus aguas y no pudiera salir, pues sabido es que no tiene fondo y si lo viera, por casualidad, tenga por seguro que es fruto de un encantamiento.

- Diccionario de la Real Academía de la lengua:


Airón:
1. m. pozo o sima de gran profundidad.

2. m. coloq. Lugar donde algo se pierde, desaparece sin que haya esperanza de recobrarlo, o se olvida. Caer algo en el pozo Airón. Echar algo en el pozo Airón.


Leyenda de la niña que se cayó en él y al cabo del tiempo apareció el dedo con el anillo en la fuente de Navidiello.


La Leyenda de don Bueso. Don Bueso, lugarteniente en La Almarcha del rey moro de Sevilla, cuenta la leyenda que fue aquí golpeado en la nuca mortalmente por la más bella mujer de su harén y tragado por las aguas.

Entre las diversas leyendas y romances referidos al pozo Airón destaca el romance Ya se van los siete hermanos, que dice así:

Ya se van los siete hermanos, ya se van para Aragón;
los calores eran fuertes, agua non se les topó.
Por el medio del camino toparon un pozo airón;
echaron pares y nones, al más chico le cayó.
Ya lo atan con una cuedra, ya lo echan al pozo airón;
por el medio de aquel pozo la cuedra se les rompió.
El agua se le hizo sangre; las piedras son
culebras y alacranes que le comían el corazón.
-Asperadvos, mis hermanos, quiero decir una razón:
Si vos pregunta la mi madre, la direx, ¡atrás quedó!
Si vos pregunta el mi padre, le direx: ¡al pozo airón!
Si vos pregunta la mi mujer, la direx: viuda quedó.
Si vos preguntan los mis hijos, les direx: huérfanos son.

Gran Enciclopedia Cervantina)

Sobre el pozo Airón de Tejerina sigue contándose una interesante leyenda tradicional acerca de una niña ahogada. Una versión documental dice que “había en el pueblo dos hermanas que solían ir a divertirse cerca del pozo Airón (o Lairón). Una era muy hermosa y la otra muy envidiosa, de forma que una tarde que bailaban ambas a orillas del pozo, la envidiosa arrojó al fondo a la más hermosa. Ésta, mientras se ahogaba, gritaba a su hermana: María Lidón, María Lidón, / dile a mi madre / y dile a mi padre / y dile a mi lindo amor/ que los sapos y las culebras / me llegan al corazón. No la volvieron a ver viva. Sólo la madre alcanzaría a recoger, tiempo después, el anillo de la ahogada, que apareció en una fuente muy alejada del pozo, con el cual, aparentemente, debía tener comunicación”. Esta leyenda contiene elementos coincidentes, y debe, por tanto, estar genéticamente relacionada, con un romance tradicional, el de El pozo Airón, que se ha documentado únicamente entre los judíos sefardíes de Salónica. Aunque este romance sefardí se había considerado, en un principio, una adaptación directa de la balada neohelénica de El pozo endemoniado, hoy está claro que forma parte, en realidad, de un complejo baladístico paneuropeo, arraigado desde España hasta Grecia, que tiene también vínculos con baladas francesas como la de Le roi Renaud, germánicas como la de Heer Hallewijn o británicas como la de Lady Isabel and the Elf-knight. En España, los ecos de la balada sobre las mujeres ahogadas en el pozo Airón sólo sobrevivieron precariamente en contacto con la leyenda que se cuenta en el pueblo leonés de Tejerina, aunque, de un modo mucho más general, puede decirse que el difundidísimo romance de Rico Franco es otro derivado de la balada paneuropea de la que derivan el resto de las baladas mencionadas.
 

No todo ha de ser chupar,
Brujas mías porque quiero
que al Astrólogo embustero
se la demos a mamar:
si soplos viene a buscar
a la boca del Ayrón
echadle con ton y son
muchos soplos de Occidente,
de modo, que ayrosamente
a todos mentirles pueda.

Diego de Torres Villarroel.

El Quijote:

- ¡Oh venturoso día que al alba llegaste para mostrar al mundo la más grande fazaña que pudiera narrarse en los libros de caballerías!. ¿No ves, Sancho, esas dos enormes siluetas que cortan los cielos a la vera de San Esteban, allá por donde el sol ha de ocultarse?.
- ¡Por Dios que las veo y juro que en sólo mirallas se enternecen mis posaderas!.
- Bien te creo mi fiel escudero, pues las aventuras no están hechas para los melindrosos. Sábete Sancho, que aquellas dos figuras que a lo lejos ves son los gigantes Lairón y Madalena, hijos del gran Mefistón de Cameros que fue el hacedor de todos los cauces de afluentes y arroyos del Durio entrantes por la derecha, allá por los tiempos de Matusalén. Y has de saber, que estos dos gigantes quedaron por estas tierras y tienen atemorizados a las gentes que por aquí habitan: agora malferiendo sus cosechas, agora gozando de sus hidalgos y doncellas.
- Malos son en verdad, mi señor, esos Fanfarrón y Malapena por echar a perder comida, hidalgos y doncellas.
- Dirás Lairón y Madalena, que así son sus nombres en el gran libro de caballerías "Cilindrín de Gamusinos", donde se cuentan las aventuras del afortunado Mazgor de Gormaz.
- Pues Lairón o Fanfarrón, qué más da, si es un bellaco y un gran malandrín.
- Razón tienes, y los bellacos merecen justicia. Dame un poco del bálsamo de Fierabrás por si resulto malferido y encájame el yelmo de Mambrino, que este agravio que pienso desfacer necesita de todos los cuidados.

- Sobre el río Durio:

El río Durio, de los más grandes de Hispania, que ha nacido entre los pelendones y ha pasado cerca de Numantia y luego corre por entre los arévacos y los vacceos".


Plinio el Viejo (m. 79 D.C.) Historia Natural, III, 112

Aparecen otras citas en "El viaje del Parnaso" de Cervantes y en el "El libro de la Caza" del Infante Don Juan Manuel

El río como elemento socializador y como excusa poética (Joaquín Diaz)

Acerca de la profundidad de la Laguna negra han surgido también múltiples creencias, alegando algunas que sus aguas proceden directamente del mar a través de túneles subterráneos, idea que también se tiene del Pozo Airón en La Almarcha (Ciudad Real), sobre el cual hay un romance cruento del que bien pudo tomar Antonio Machado algunos aspectos para enriquecer su obra la Tierra de Alvargonzález.

P. Luis Coloma: Caín

hurtar a su padre dineros que, como en el pozo Airón, donde se entra y no se sale, caían en sus profundos bolsillos.

Pozo Airón, en Castillo de Garci Muñoz,citado   también en el Romancero y por Cervantes en su Viaje al Parnaso, así descrito en las Relaciones: "Hay un lago que se llama el Pozo Airón, que es la cosa más señalada de esta tierra [...] es tan profundo que hasta agora no se sabe el fondo de él
[...] y en esta tierra se dice comunmente ser "ojo de mar".

- Dichos, versos y refranes


Madrid es como el Pozo Airón, que nada bueno cría y para lo malo no se halla fondo.


- Se da por aviso particular que si alguna madre tuviere hijos pequeñuelos traviesos y llorones, los pueda amenazar y espantar con el coco, diciéndoles: «Guardaos, niños, que viene el poeta fulano, que os echará con sus malos versos en la sima de Cabra o en el pozo Airón».

No hay presupuesto que alcance a pagar las viudedades; son el pozo Airon de las rentas del estado


Mano de piedad movida
cerró, como era razón,
el menudo pozo airón,
que se sorbió tanta vida
de pajarillo simplón






Autor: José Vicente navarro Rubio
















martes, 25 de octubre de 2011

JORGE MANRIQUE, SU MUERTE, Y EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ:

                                     

Hoy puede leerse en ese mismo lugar en que cayó herido una inscripción que reza así: "Recuerda, caminante, que a las puertas de este castillo se vino la muerte sobre el poeta que mejor la ha cantado en nuestra lengua, el capitán Jorge Manrique".


Testimonios sobre la muerte de Jorge Manrique:

Testimonio de Pedro de Baeza:

«y a la postre la noche que V.S. sabe que peleé con D. Jorge, como vuestro capitán, él salió herido de una herida de que murió, é yo saqué otras de un encuentro por la boca en que me derrocaron algunas muelas, é me pasaron la quixada, é fue tan peligrosa la herida que vuestro ciruxano aquella misma noche me dixo que me confesase y ordenase mi alma, y otro día, estando herido de esta manera salí al campo a cogerle [coger, ocupar el campo], y lo hice ansí, y sobre cogelle, torné otra vez a pelear».

Pedro de Baeza

Crónica de Hernando del Pulgar:

«Ansimesmo en el Marquesado donde estaban por capitanes contra el Marqués, D. Jorge Manrique é Pero Ruiz de Alarcón peleaban los más días con el marqués de Villena é con su gente; é había entre ellos algunos recuentros, en uno de los quales, el capitán don Jorge Manrique se metió con tanta osadía entre los enemigos, que por no ser visto de los suyos, para que fuera socorrido, le firieron de muchos golpes, é murió peleando cerca de las puertas del castillo de Garci Muñoz, donde acaeció aquella pelea, en la qual murieron algunos escuderos é peones de la una é de la otra parte».

Hernando del Pulgar

Crónica de Alonso de Palencia:

«Alonso de Palencia, que estudia más ampliamente la guerra y las negociaciones con el marqués de Villena, expone los siguientes datos significativos: El encuentro fue provocado por haber sido arrebatadas unas presas a campesinos protegidos por D. Jorge, que salió al campo para recuperarlas; el propio marqués de Villena intervino en el combate; D. Jorge venció, pero, herido, murió el mismo día.

Crónica de Jerónimo Zurita

«y otra vez Pedro de Baeza tornó a pelear, siendo capitán de las gentes del Marqués, con D. Jorge, y salió D. Jorge herido de una herida de que murió, y murieron algunos de ambas partes».

Jerónimo Zurita

Contestaciones en la Relación de los pueblos de España

«En estos lugares [Castillo de Garci Muñoz y Santa María del Campo Rus] sí que constituyó el hecho luctuoso un acontecimiento de primera magnitud. Las contestaciones se preparan en el Castillo de Garci Muñoz a los 100 años de la muerte de D. Jorge. El escribano ante quien se pasaron los autos firma el acta de la sesión el 16 de marzo de 1579».

Antonio Serrano de Haro
De la declaración de los vecinos de Castillo de Garci Muñoz:

«el dicho don Jorge Manrique salió a correr la tierra de esta villa de partes de tarde y llevando recogidos muchos ganados e bestiaje e presos, vino hasta esta villa cerca de ella a un tiro de arcabuz, donde agora llaman camino de la Nava, aldea de esta villa, hacia la parte del mediodía; y allí entre ciertas viñas e matas, habiéndole hecho una emboscada los de esta villa e tierra, trabaron una escaramuza que duró hasta la noche, é allí fue herido D. Jorge Manrique, el general, de una lanzada que le dieron por los riñones al tiempo que yéndose a abaxar por un ribazo abaxo se inclinó, e por la junturas que hacen las corazas entre el arzón trasero de la silla quedó descubierta aquella parte, é por allí fue mal herido, de la cual herida desde a pocos días murió en la villa de Santa María del Campo.

»Quién lo hubiera herido no se sabe, mas de lo que unos dicen fueron de la gente del Marqués, y otros dicen que de los suyos, que como era ya de noche no se pudo entender».
[Relación de los pueblos de la diócesis de Cuenca
De la declaración de los vecinos de Santa María del Campo Rus:

«en esta villa hay una casa al presente donde es cosa cierta, pública y notoria que murió D. Jorge, capitán general de los Reyes Católicos, cuando se trataba guerra entre su Majestad y el Maestre D. Juan Pacheco, marqués que dicen de Villena».
[Relación de los pueblos de la diócesis de Cuenca
Cabe señalar el error de considerar general o capitán general a Jorge Manrique, cuando en realidad era tan sólo capitán. Error que, en opinión de Serrano de Haro, «nace de este mismo afán por magnificar algo que creían situaba aquel pobre rincón castellano en la primera línea de las efemérides nacionales»

Por otra parte, «También salta a la vista la confusión entre el primer marqués de Villena, D. Juan Pacheco, y el segundo, D. Diego, que fue el que se rebeló contra los Reyes Católicos. La mayor personalidad y fama del padre, D. Juan, sorbió la de su hijo en la memoria de las gentes campesinas». [Serrano de Haro

Reconstrucción de Antonio Serrano de Haro

«Don Jorge, que muy gustosamente hostilizaba el Castillo de Garci Muñoz, pasa cerca de él con su caravana de presas -arrebatadas o recuperadas-, yendo ya la tarde de caída. Cuenta llegar a primeras horas de la noche al campamento. En gesto de desafío pasa cerca del Castillo exhibiendo su botín. Pedro de Baeza lanza unos hombres, que entretienen a la mesnada de D. Jorge, y se presenta luego con el grueso de su fuerza. Es ya el atardecer. Lo prudente hubiera sido retirarse porque, además, la tropa real, con su reata de prisioneros y ganado, está embarazada para la lucha. Pero D. Jorge no vacila en trabar combate. Ni puede volver la espalda al riesgo, ni menos tratándose de Pedro de Baeza, que lo ha derrotado en otras ocasiones y que no se ha intimidado por la fanfarronada del capitán de la reina. Ninguno de los dos entiende que esto no sea una lucha de sangre, sino de dialéctica. Aquel momento lo van a decidir de hombre a hombre. El combate es feroz, concentrado en torno a los dos capitanes porque las sombras impiden un amplio frente. Así fue cómo en la confusión y la noche resultaron gravemente heridos ambos. Atenderlos y ponerlos a salvo debió ir apaciguando el combate, que quedó indeciso, sin más vencedor que la muerte. Era por los últimos días de abril. En la oscuridad quedarían algún tiempo los gritos de un herido, las voces de los hombres que se llamaban para reagruparse. Sus soldados cogerían a D. Jorge y emprenderían el camino de regreso, las dos leguas que dista Santa María del Campo. (...)

»El cortejo llegaría a Santa María del Campo en plena noche. Soldados, labriegos armados. Ruiz de Alarcón se haría cargo del herido. Seis años después, caería también él peleando contra los moros de Coín. Instalarían a Jorge Manrique en una casa principal. Vendría el cura. El pueblo estaría despierto. A otro día de mañana, según cuentan las Relaciones del Castillo de Garci Muñoz, el marqués de Villena, en su ambiguo papel de involuntario enemigo, envió un caballero de su casa a expresar su sentimiento por lo acaecido.

También envió a dos cirujanos, Maese Rodrigo y Maese Lorencio, para que lo curasen. ¿Qué emplastos usarían? ¿Cómo dictaminarían el caso? Seguramente terminarían por coger sus instrumentos y mover negativamente la cabeza. Las mujeres de esquina en esquina comentarían y se compadecerían. Los niños formarían corro frente a la morada del capitán moribundo. El pueblo se hinchaba desmesurado por la exageración. Era un pueblo importante. Allí también morían los capitanes de los reyes.

"Triste pueblo para salir a la guerra. A ras de suelo. Sin castillo. Hoy tiene a la entrada una alameda de altos árboles y una ermita. Los despojos de las rosas de azafrán pintan de azul algunos ribazos en otoño. Por allí anduvo, meditó sobre las miserias de la vida, padeció derrota y soñó con el triunfo Jorge Manrique. Ahora le tocaba morir allí, lejos de su encomienda y de Toledo, lejos de sus familiares y de los reyes. (...)

»Pocos días, si algunos, hubieron de transcurrir entre la tremenda herida y la muerte. En aquel tiempo y por aquel motivo la guerra se recrudeció. Pedro de Baeza nos dice que volvió a pelear y las Relaciones de los Pueblos y los romances populares se ensombrecen con el recuerdo de los rehenes ahorcados por uno y otro bando (...)

»Al cabo de unas horas o de muy breves días D. Jorge muere. Se aleja y sentirá que todo se aleja. ¿Personas o sombras? ¿Anochecer o alba? Los niños en la plaza de Santa María del Campo se han callado. Y esa ola silenciosa de la muerte se apodera de él y en él se detiene. Personalidad y destino se han fundido ya en la tierra de aquel cadáver. Era el 24 de abril de 1479».

Antonio Serrano de Haro

El 2 de junio de 1479, los Reyes, que se encuentran en Trujillo, nombran para suceder a Jorge Manrique como capitán de la hermandad a Diego López de Ayala, en tanto que Rodrigo de Castañeda, en nombre del marqués de Villena, realiza negociaciones de paz.

Rades de Andrada:

"Señaló cómo se le encontraron entre sus ropas dos coplas que comienzan ¡Oh mundo!, pues que me matas".

lunes, 24 de octubre de 2011

POESÍA: JULIO ARTURO Y LA LUNA

Julio Arturo Valero tuvo en la luna a un referente casi enfermizo. Por aquellos días de su lejano vivir sobre la tierra se identificó con Federico Muelas en muchos juicios de valores que luego pasado el tiempo se vieron que serían componentes de ese camino que había que tomar para romper con viejos moldes y crear "ismos" y vanguardismos mal entendidos, por aquellos días, por los que se llamaban padres de las letras. Las metáforas, como tal, estallaban en las cuartillas de Julio Arturo Valero cuando expresaba sus sentimientos y la luna como no podía ser de otra forma formó parte de esas "Campanadas y piedras",  libro póstumo, de escasas una decena de páginas,  con el que el poeta parece que nos quiso llegar a decir "a veces lo poco es  mucho". Con la luna les dejo  y con Arturo Valero:

La luna no llora con su cara llena de polvos si
el murciélago del ataúd  se la lleva volando con
las uñas clavadas.

La luna va saliendo con dificultades escombros
de nubes. Por eso te ha dado esa ronquera tan
grande en la garganta.

Las tumbas se desentumecen al calor de la luna.

La luna se queda tirititando como un reloj al
oírse a un niño en la noche alta.

Y como por encima de todo hablamos de la luna, les dejo con una presencia viva de la luna en mis versos escritos para este momento:

Lunas de narices remingadas de niños
pegadas en los cristales de los escaparates
en los que veíamos juguetes
que no podíamos comprar.

En la luna quedan
y a la luna van
una pareja de enamorados
tras pasar por el altar.

Luna de melodías de cuna
que de tanto a los niños canciones cantar
se ha quedado muda
y tiene que callar.

Soñaba con la luna
y dormía con el sonido
de las olas del mar,
la veía lejos y la quería acariciar.

Jugaba con la luna
en los parques y cementerios
allí donde el viento lame
la tristeza de los abetos.

Descolgó y se llevó la luna
un día de tristes recuerdos
hacia la sierra alta
donde reinan los largos silencios.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

LA NAVA Y SU DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

De todas las Navas a mi me interesa la de Pinarejo (Cuenca) De ella queda poco y menos quedará en un futuro. Sobre este asunto he escrito un par de veces en el foro. Ahora les dejo con un nuevo escrito.

Significado de Nava:

Voz prerromana: CF vasco: naba, tierra llana).

1. f. Tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa, situada generalmente entre montañas.

Es curiosa la distribución de este topónimo en el espacio, prácticamente solo existe en nuestro espacio territorial castellano, y muy especialmente alrededor de nuestro Sistema Central, con una concentración espectacular en la provincia de Ávila. Parece como si  este vocablo comenzara en este área del Sistema Central y a partir de ahí se produjera una dispersión.

El número de localidades que llevan esta palabra como parte del nombre por provincias es:

Ávila 34, Salamanca 12, Segovia 10, Madrid 9, Toledo 8, Cáceres 6, Albacete 5, Burgos 5, Ciudad Real 5, Soria 4, León 4, Jaén 3, Santander 2, Valladolid 2, Logroño 2, Córdoba 2, Palencia 1 Cuenca 1.

El origen de esta palabra según la Real Academia sería vasco, pero si observamos el mapa, parece tener este origen más “vettónico”. En cualquier caso no sería extraño ya que la repoblación de Castilla tuvo un fuerte componente vasco, y especialmente en esta zona. También la dispersión del nombre por las zonas serranas al sur y al norte del Sistema Central parece seguir los desplazamientos de los ganados de la Mesta por las viejas cañadas, lo cual parece que viene parejo con la definición del sustantivo, como “tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa, situada generalmente entre montañas” que parece la descripción gráfica de un pasto para el ganado.
Actividad ganadera trashumante que ha sido uno de los pilares en los que se ha sustentado la economía de Castilla históricamente.

Sea como sea, y quedando como un tema interesante para futuros estudios, lo que parece clara es la vinculación castellana de este topónimo.

Llama la atención cuanto menos, que todos los pueblos que llevan en su nombre este topónimo están en provincias castellanas y Cáceres (cuyas relaciones tanto históricas como actuales con Castilla están fuera de toda duda) salvo cinco localidades en el norte de Andalucía (Córdoba y Jaén) que también se explican por la influencia histórica de esta zona con Castilla (recordamos que era zona de invernaderos de La Mesta) 
Los únicos pueblos con nombre similar en otras zonas peninsulares que he encontrado, fuera de Castilla y su área de influencia histórica directa, aunque no demasiado lejanas a nosotros son:
Navaridas (Álava), Navascués (Navarra). Navasa y Navardún  (Huesca, Aragón) que suenan bastante aragoneses, y Navaliego, Navallo y Navallón (Asturias) también con un "aire" más asturiano que castellano.

Ningún otro pueblo existe con este topónimo en el resto del Estado Español, en zonas como Galicia, Cataluña, Reino de Valencia, Murcia, Baleares o Canarias.

El listado completo de los pueblos por provincias es:

Ávila 34

Nava de Arévalo
Nava del Barco
Navacepeda de Tormes
Navacepedilla de Corneja
Navadijos
Navaescurial
Navahermosa de Corneja
Navahondilla
Navalacruz
Navalguijo
Navalmahillo
Navalmoral
Navalmoro
Navalonguilla
Navalosa
Navalperal de Pinares
Navalperal de Tormes
Navalsauz
Navaluenga
Navamediana
Navamojada
Navamorisca
Navamuñana
Navamures
Navandrinal
Navapalva
Navaquesera
Navarredonda de Gredos
Navarredondilla
Navarregadilla
Navarrevisca
Navasequilla
Navatalgordo
Navatejares

Salamanca 12

Nava de Francia
Nava de Sotrobal
Navacarros
Navagallega
Navahombela
Navahonda
Navales
Navalmoral de Béjar
Navalmorales
Navarredonda de la Rinconada
Navarredonda de Salvatierra
Navasfrías
Segovia 10

Nava de la Asunción
Navafría
Navalilla
Navalmanzano
Navares de Ayuso
Navares de Enmedio
Navares de las Cuevas
Navas de Oro
Navas de Riofrío
Navas de San Antonio

Madrid 9

Navacerrada
Navalafuente
Navalagamella
Navalcarnero
Navalespino
Navallera
Navarredonda
Navas de Buitrago
Navas del Rey

Toledo 8

Navahermosa
Navalcán
Navalmoralejo
Navalmorales, Los
Navaltoril
Navalucillos, Los
Navamorcuende
Navillas, Las

Cáceres  6

Navaconcejo
Navalmoral de la Mata
Navalvillar de Ibor
Navas del Madroño
Navatrasierra
Navezuelas

Albacete 5

Nava Campaña
Nava de Abajo
Nava de Arriba
Navalengua
Navas de Jorquera


Burgos 5

Nava
Nava de Roa
Navagos
Navas de Bureba
Navas del Pi


Ciudad Real 5

Navacerrada
Navalajarra
Navalpino
Navalrincón
Navas de Estena
  
Soria 4
Navabellida
Navalcaballo
Navaleno
Navapalos

León 4

Nava de los Caballeros
Nava de los Oteros
Navafría
Navatejera

Jaén 3  (los 3 en el norte de la provincia)

Nava de San Pedro
Navas de San Juan
Navas de Tolosa

Santander 2

Navamuel
Navajeda

Valladolid 2

Nava del Rey
Navabuena

Logroño 2

Navaljun
Navalsaz

Córdoba 2

Navalcuervo
Navas del Selpillar

Palencia 1

Nava de Santullán

Cuenca:

Pinarejo 1

La Nava

Asimismo su nombre se utiliza para designar: Depresiones geográficas, parroquias, aldeas, municipios, elevaciones orográficas, humedales, lugares, parajes, corrientes fluviales, embalses, llanuras, pasos, collados, poblaciones y accidentes hidrográficos.

José Vte. Navarro Rubio
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