sábado, 19 de noviembre de 2011

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: A UN MONUMENTO A JORGE MANRIQUE TAMBIÉN HERIDO DE MUERTE

                                 


Estaba, no se desde que día,
el lugar tranquilo bajo una luz apurada
y había algo en el ambiente que me decía
que por allí dormía el recuerdo
de un hombre sin vida, ya esta apagada,
al que la negra noche le había robado el alma.

Eran versos, violines y trompetas,
era música de cámara la que el aire trasmitía
en ese lugar donde la soledad se confunde con la calma
y a sabiendas de que estaba vacía
deposité mi mano sobre una hornacina en la piedra tallada
y noté que estaba helada.

¡Le han robado el alma pensé!
le han quitado la vida y se han llevado sus poesías
que en este lugar descansaban
como si fueran una ofrenda gloriosa
al poeta que herido marchó por el camino de la Nava
hacia la retaguardia de sus tropas
allí donde en Santa María del Campo Rus le esperaba duelo quebranto y lágrimas.

Serenidad, aparente, aguantaba
estoicamente el frío que por los campos altos
hasta llanura bajaba,
al tiempo que se me helaba
la piel por fuera y por dentro las palabras
y es que por estar me encontraba
allí donde un día cayó herido de muerte, pequeña fue su hazaña,
Jorge Manrique cuando como capitán de tropas realizaba correrías y razias
y tuvo a mal el poeta que cantaba a la muerte mientras luchaba
que la suerte le fallara y con ello se le fuera la vida sin más tardanzas.

Frío hacia esa mañana en que vi
a esas horas en que los campos vomitaban
restos de girasoles cuando el tractor los labraba
como las viejas piedras lloraban
ante la apatía de los silenciosos campos
y todo vino a ocurrirme en una mañana emergente, limpia y clara
mientras las oliveras ya con aceitunas moteadas
pedían agua con que lavar sus mejillas por el polvo de los caminos ensuciadas.

Son piedras talladas de la catedral de Cuenca
las que contempla mi vista y las que dan forma
 a ese austero monumento erigido de forma espartana
en el lugar donde la tradición dice que hubo batalla
y son piedras de una torre hundída llamada del Giraldo
traídas hasta El castillo de Garcimuñoz,
allí donde los pájaros eternamente pían y cantan,
para conmemorar la muerte de un buen poeta
que en esas tierras tan llenas de vida y esperanzas
tuvo la desdicha de venir a morir,
de la misma forma que el cantaba,
para cuando la luz ya se extinguía
y por aquellos días en que dos pretendientas a un trono luchaban
por ser reinas de una misma patria.


Autor: José Vte Navarro Rubio

                    

EL FUMAQUE Y AQUELLOS DÍAS DE POLILLAS EN LOS BOLSILLOS

Un día me dio pòr escribir en un foro sobre el fumaque. La cusstión es que ayer entré en foro de Pinarejo y me encontré otra vez con el artículo y con una contestación por parte de un lector. Transcribo a continuación el artículo y las poesías que me inventé sobre el tema, así como la contestación cariñosa de un estimado contertulio: 

Todos recordamos, de no ser así ahora es la ocasión, la fiesta del jueves lardero. Como bien se sabe es una fiesta religiosa cuya raíz “lardus” nos indica claramente su origen en la Edad Media, cuando el castellano se estaba separando del latín. Llegaba esta festividad el jueves de la semana anterior a la del Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma, tiempo litúrgico al que el Cristianismo imprimió el valor de período de limpieza, purga o purgatorio.

Jueves Lardero viene de (lardus= tocino, gordo, carne gorda, grasa,). En el léxico de muchas zonas quedaron lardero, lardear, ladrear, ladreo Estas palabras hacen referencia explícita a las antiguas celebraciones.

En este día estaba permitido todo tipo de excesos en la consumición de productos cárnicos.

Su celebración se recoge en todas las Comunidades del Estado Español, bajo el denominador común “jornada al aire libre con la gastronomía como protagonista principal.”
En Aragón, longaniza, chorizo y carne a la brasa.
En Cataluña, tortilla con butifarra y coca de chicharrones.
En algunas zonas de Andalucía, el hornazo.
En Castilla La Mancha, el panecete o panecillo.
En la Comunidad Valenciana: la mona de Pascua y el Cocodrilo

En Pinarejo se aprovechaba la tarde del jueves, lardero, para salir al campo. Eran excursiones, en aquella época en compañía de D. José, el maestro. En casa las madres preparaban una merienda (pan y mezcla) que después hacía nuestras delicias. Las zonas a visitar solían ser aquellas donde más arbolado había con el fin de disfrutar del día y de recibir algún tipo de lección magistral. Mi hermano recuerda mejor que yo aquellas salidas hacia la zona del Rubial y regreso después hacia la carretera del Castillo donde había una pequeña huerta con un gran nogal. Allí cada uno solía sacar su merienda del talego y comer a la sombra de aquel majestuoso árbol que en el lugar había.

Como decía el Arcipreste de Hita en Don Carnal y doña Cuaresma:

Estando a la mesa con don Jueves Lardero
Truxo a mí dos cartas un ligero trotero”

O aquel de Juan de la Encina que también decía
Hoy comamos y bebamos
y cantemos y holguemos,
que mañana ayunaremos…
….Comamos, bebamos tanto
hasta que nos reventemos
que mañana ayunaremos.

Refrán: La oración de Zumaque: para trabajar no te mates.

Como se ve era normal que se cometieran en esos días ciertas licencias gastronómicas pues a continuación ya se sabía lo que venía: dieta absoluta.

De la importancia de la fiesta, de su popularidad y respeto por parte de los paisanos daría fe la siguiente anécdota:

Llevaron a bautizar en cierto pueblo a un niño nacido el jueves de
carnaval, Jueves Lardero.
¿Cómo se va a llamar el niño?, - pregunta el Señor Cura.
Jueves Lardero, - responde el padre.
Pero, hombre, ¿está usted loco? - Replica el cura.
Y, el padre,
Señor cura, el santo del día a nadie se le niega.

En Pinarejo se solía aprovechar también este día para coger los niños y mozos las raíces de unos arbustos que crecían en la zona del Rubial y después fumar la raíz. Eran unas raíces muy porosas. El ritual consistía en cortarlas en pequeños tacos a los que se acercaba una cerilla y después solo quedaba acercase a la boca el cigarro de raíz de fumaque e ir consumiéndolo. Había que ver que bien se organizaba el ritual de fumar y que bien fumaban los mozos la raíz, como si lo hubieran hecho toda la vida. Yo creo que habría que volver a institucionalizar este ritual. Algo parecido he visto después en las películas de indios y vaqueros cuando el gran jefe sacaba la pipa de la paz y los demás a su alrededor esperaban el turno para pegarle una caladita.

Esta ceremonia venía a significar en Pinarejo algo así a lo que se podría llamar cambio de estatus, ya que pasabas de ser un mocoso a ser todo un mozo. Yo me quedé a las puertas y desde entonces en mí hay un déficit, no de aportes de vitaminas, de ritual. Me faltó una pizca, que lastima, creo que algún día de esos que vaya por el pueblo intentaré cumplir con el ritual y dar un par de caladas a una buena raíz de fumaque:zumaque. Ya les diré como me queda el cuerpo.

Buscando en el diccionario la palabra fumaque me ha salido en su lugar “zumaque” La planta de zumaque (Rhus coriaria L.) es una dicotiledónea que pertenece al orden de las Terenbithales y a la familia de las Anacardiáceas. Es un pequeño árbol de 3 - 4 m de altura si se le deja crecer libremente. Sus hojas son caducas, compuestas, imparipinnadas, alternas, con número variable de foliolos de diferente tamaño y de color verde vivo que en otoño se torna a color rojo justo antes de caerse. Las hojas, ricas en taninos al igual que los tallos poco lignificados, aparecen en los brotes jóvenes, diferenciándose la hoja apical del resto.

El zumaque al igual que otras variedades de especies se usaban como colorantes y fijadoras o mordientes empleadas en el teñido de los paños (como agalla, añil, aulaga, brasil, ferrete, molada, rubia, torvisco, zumaque Zumaque: Rhus corlarla. Se trata de una especie introducida en España y que vive en la actualidad asilvestrada. Es usada para curtir y teñir de negro.

Si se dan cuenta Rhus, tiene que ver con río Rus, Comarca del Rus” “Santa María del Campo Rus”. Esta claro que los nombres no surgen así como así, siempre detrás hay algún tipo de circunstancia que explica el porqué de las cosas.

Como siempre ahí va la letrilla:
I
Fumaque se llamaba
la planta que crecía
en el camino del Rubial
de ella se fumaba su raíz
y era tal el humo que desprendía
que los tábanos desaparecían.

II
Jueves lardero
coge un bocadillo
que vamos al Rubial
a merendar y a fumar
de esa planta que crece
junto al sendero
desde los tiempos
en que le salieron
los dientes a mi abuelo.

Por favor lo de fumar va en broma y menos en los bares, parques, hospitales y colegios

Autor: José Vte. Navarro Rubio

Contestación al artículo:

Leyendo su escrito me he dado las dos alegrías del día. Esta noche pensando recordé, cuando era chico, por los años cincuenta, que una noche en la plaza de la ermita en el pueblo de mis padres donde pasé muchos veranos en Valoria la Buena, Valladolid, con mi primo "Jose" y otros crios nos fumamos una especie de palo seco muy poroso que yo pensé que era una raíz y que todos le llamaban "fumaque". Así me quedó en el disco duro duro de mi cabeza, hasta que esta noche pensé en ello y más concretamente en ¿que planta sería...?

Me puse en el ordenador y gracias al sr. Google encontré varias entradas con la referencia de "fumaque", hasta que dí con su escrito en foro-ciudad. Esa fue mi primera alegría.

Soy agrónomo, jubilado desde los 68, ¡más de lo que piden los políticos!, y mis aficiones de mi estado son la fotografía y la botánica.

Y llegó la segunda alegría. Usted además de todas las vivencias que relata sobre el "Jueves Lardero", (en Valoria llamado "el día de la carne fuera") además facilita el nombre de la familia, género y especie y una larga descripción de la planta. Todo un lujo.... y todo mi reconocimiento para usted.

Solo un pero. Mi padre decía de Valoria la Buena lo mismo que usted de Pinarejo. ¿Con quién me quedo?

Le doy las gracias por haberme hecho pasar un buen rato con su escrito, tan provechoso para mi y espero que cientos de personas más.

Le saludo muy atentamente y quedo a su disposición.

Ángel Bustos Maté
Torres de Segre, Lleida
abustosmate@gmail.com


viernes, 18 de noviembre de 2011

EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y EL VIAJE DE BRONCESVAL EN EL AÑO DE 1532

De siempre me han encantado los libros de viaje y la arqueología. Consecuencia de estas aficiones desmedidas y estudios realizados es el avance que realizo sobre viajeros que pasaron por el castillo de Garcimuñoz a lo largo de la historia y comentarios que vienen al caso.

En Mayo de 1532, penetra en Castilla el abad de Claraval Don Eedme de Salieu y su comitiva, el personaje más literario de la comitiva era el Claude de Broncesval. En este relato se cuenta que el día 11 de mayo, sábado, llegaron a vara de Rey, cabalgaron después entre campos cultivados y entre viñedos hasta llegar a una villa vetusta y demacrada, llamada Castillo de Garcimuñoz. Nada encontraron los franceses para comer y fueron alojados "como puercos", se lamenta el secretario de Don Edme "pervenimus ad burgum dictum Vallerey.....Exeuntes iatque prandio sumpto (si tamen prandium fuit) sumus ingressi patriam cultura agrorum et vuinearum valde abundantem, et pervenimus ad villam que dicitur Castille, vetustam laceratam.....pro nobis non potuit unum solum omnium inveniri aut aliud quicquam. Fuimus locati quasi porci (edic Calero, p. 142). hay un fuerte contraste de paisajes en el texto del día once; antes los campos eran yermos y estériles; y ahora que aparecen sembrados y viñedos, de verdes tornadizos y risueños, aunque Broncesval no nos lo dice; si puntualiza que la villa de Garcimuñoz era vetusta y demacrada, en contraste histórico con las pasadas glorias del Marqués de Villena, que tenía aquí un palacio; hay quizás algo de hipérbole antiespañola en este pasaje, pues por otra parte, no sabemos qué pasó con el cabrito que compararon los franceses dos días antes. Supongo que se lo comerían en Garcimuñoz el sábado día once  y el domingo día doce, ya que no viajaron durante el día del señor, sino que descansaron en dicha villa. "Fue preciso saborear una noche más aquella pésima posada", ironiza con burlón sarcasmo Broncesval (Broncesval: posadas y caminos en Castilla en el siglo XVI según "La perenigratio Hispanica" Serafín Bodelón)

En este recordatorio les aconsejo leer el libro "Viajeros por la historia. Extranjeros en castilla -La Mancha" de Angel y Jesús Villar Garrido en el  se cuenta el viaje en el siglo XVII de Des Essarts y su paso por el Castillo de Garcimoños (Garcimuñoz). Otras denominaciones para el castillo vienen recogidas como: Gracimognioz en S di cavalli y Garcimoños en Des Essarts.

Autor: José Vte Navarro Rubio

jueves, 17 de noviembre de 2011

POESÍA: CASTILLO DE GARCIMUÑOZ ¿QUE SERÁ DE TI?

                                         


Cuando contemplo
tu cuerpo extendido
cual sereno
y altivo mirar desde la lejanía
me asaltan las preguntas.
Es por ello que te miraba
y la tristeza me impedía
proseguir mi búsqueda
pues sentía
como si fuera un arma
alojada en mis costillas
un profundo desasosiego
en mi alma adormecida.
Dolor era
el del capitán muerto en combate
mientras escribía
a las puertas del castillo
una poesía.
Imagen fresca en mi memoria
me llevo en mi recuerdo
tu compañía,
y ya lejos
cuando nuevos aires
me vienen,
y ya saliendo al encuentro
de nuevas conquistas,
nace en mi corazón
una pregunta.
¿Que fue de ti Castillo de Garcimuñoz?
¿Que será de ti?
¿Por que tanta envidia?
Que nadie diga
que ese cuerpo no tiene vida
pues mientras la piedra aguante
y los hombres y mujeres
sean fieles a su memoria
oral y trasmitida
grande será El Castillo
pues con sangre y lágrimas
que riegan los campos de esa villa
está su historia escrita.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y AQUELLA GARCIJUDEA YA PERDIDA

                                    
                                  

De Garcijudea queda
en ese ambiente urbano
mezcla de diferentes culturas
un Garcimuñoz nuevo
nacido a la vera
de aquel lejano esplendor
que tuvo esta villa
en aquellos momentos
en que mercaderes y ciudadanos
recorrían nuestra geografía
haciendo honor a su patria chica.

Hebreos, ellos, ciudadanos
de esta pequeña ciudad cosmopolita
viajaban, compraban y vendían
y pagaban con sus vidas,
cual apestados por la envidia,
el amor que por su tierra sentían.

Mirad cual servicio prestaron
los Samuel Abravalla, Zaq El levi de Alcaraz y Zulema (Salomon) Muñoz
arrendadores del reino de Murcia,
y de aquellos otros
Haym Abolex y Salomon Najari
arrendadores de de las sacas de cosas vedadas de  Aragón,
todos de esta villa
y como nos queda,
de toda aquella historia escrita,
al igual que pequeñas heridas,
un barrio judío
y una sinagoga de blanco y azul vestida
allí donde en otros días
existió vida y más vida.

Garcijudea
vieja villa
de vertidas lágrimas
y muchas penas sufridas
cuando desde lo alto
de su noble testa
se veía
salir a sus hijos e hijas
siempre a la búsqueda
de hacer grande
el nombre bendito
de su tierra querida.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

ORACIÓN DEL CASTILLLO DE GARCIMUÑOZ

Ángel de la Guarda,
Dulce compañía,
No me desampares
Ni de noche ni de día,
No me dejes sola,
Que me perdería,
Vendría el dragón
Y me tragaría.
(vers. de Castillo de Garcimuñoz, Cuenca)

miércoles, 16 de noviembre de 2011

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ DONDE EL SOL SE HA ROTO A FUERZA DE PEDIR AYUDA

                                      


Subir hasta allí
donde el cielo resplandece
sin saber con que te vas a encontrar
y ver como la luz del sol
se ha roto a fuerza de pedir ayuda
en una tarde granada
como una fruta madura
e ir pensando
en esas estoy y estaré
como el paso de los años hace
que veamos las cosas
desde una paz y calma serenamente estáticas.

Poder llegar a esa meta añorada
que es el final de nuestras vidas
y a lo mejor comprobar
como todo aquello que hemos hecho
no es nada
comparado con lo que nos ha faltado por hacer
y sentir en esos momentos
no se que...........

Y por fin,
 ya allí arriba
donde se acaba la senda
volver a nacer.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS REJAS

                               

Son pájaros inocentes
acostumbrados a pregonar buenaventuras
los que pasan a mi lado y me saludan
como queriendome decir
ya que has venido hasta aquí
llévate al menos nuestras frágiles sonrisas.

Y llegan a bandadas
buscando los lugares solitarios
donde construir su nido y su guarida
pues ya la noche se vislumbra
y con ella fenece poco a poco el día.

Amigos de picos sembrados de granos
se alejan rompiendo la monotonía
en este transcurrir
por las calles del Castillo de Garcimuñoz
de muchas puertas cerradas
y de una vieja taberna vacía.

Y en esta Odisea tan tranquila
veo sobre las ventanas de algunas casas antiguas
rejas sobrias y sencillas
y las observo y toco y compruebo su textura
pues uno sabe lo duro que es la forja
y lo sencillo que resulta deshacer tanta hermosura.

Ruidos de paletas de albañil se oyen
y uno se pregunta ¿como quedará esa obra?,
ya perdida mi sombra en alguna esquina
me dirijo hacia el coche
al mismo tiempo que suena una música
y se oye una voz lejana decir ¿usted de donde es?
y el eco que contesta, de esta tierra ingrata y dura.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SUS HERAS OLVIDADAS

                                          

Blancas casas y lejanas heras,
olvidadas,
y dejas de la mano del destino
como si  nunca hubieran existido,
y aparece
entre tanta dejadez,
que salta a la vista,
viejas piedras de molino,
rulos, arados y vertederas
y todo un sinfín de elementos de la vida cotidiana
que me obligan a decir ¡que mundo!

Pero la vida es algo más que suspiros y más suspiros
de ahí mi asombro
cuando vuelvo la vista y miro
hacia esos llanos que se abren
a las mismas faldas del Castillo
y veo como todo permanece reposadamente tranquilo.

Es la felicidad
un estado
difícil de conquistar
y cuando se tiene
si no se cuida
se puede convertir
en una melodía vacía
que desconoce el ritmo, la letra y la música.


Autor: José Vte Navarro Rubio

martes, 15 de noviembre de 2011

POESÍA: CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: SIEMPRE VOLVER

                                    


Amar la libertad y buscarla
y volver todos los días
a tener como única misión
el retorno constante
a unos origenes no perdidos
que se encuentran enterrados
entre esas piedras que le vieron a uno crecer
y sirvieron para hacer de su vida
un claro testimonio de amor hacia la humanidad.

Levantarse todos los días con la esperanza
de poder pasear por un viejo claustro
y confundirse con las sombras de la tarde
cuando ya el día desafía con oscuridades latentes
y los espigados cipreses emborrachados de ira
intentan desprenderse de su encorsetado abrigo de ramas.

Abrir la puerta de esa casa tan querida
y entrar a la busqueda
de esos pequeños objetos
que descansan sobre los muebles
y se alegran de forma inanimada
con la presencia de sus esporádicos moradores
tan amantes de sus reliquias
y de las costumbres de su pueblo.

Salir al patio y respirar
de ese aire tibio cargado de historia
que da vueltas constantes
alrededor de unos espacios mágicos
tan sagrados como la catedral de Toledo,
aunque por aquí ya nadie hable
de lo mucho que significó y fue para la historia de esta villa
la presencia de tan doctos y versados varones
de una España tan invertebrada como la de Don Ortega y Gasset

Bajar hacia las fuentes de aguas conocidas
por los olcadios, romanos, árabes, judios y cristianos
y saber que allí un día te arrodillastes
para saborear de ellas entre las manos de tu padre
que cariñosamente te las acercaba hasta los labios
para que las pudieras sorber poco a poco.

Mirar hacia aquella cruz de cruces
perdida junto a un camino
a la que la vejez ha herido alguna de sus losas
y entender que la muerte siempre es injusta
y que los poetas también está sometidos
a las mismas reglas del juego que el resto de de los mortales
por mucho que canten a la vida y odien la muerte.

Encaminar los pasos hacia el castillo,
y subir entre las ruinas de un viejo  molino,
a sabiendas de que un maleficio cayó sobre él
aquel mismo día en que el destino
quiso poner fin a la vida de un soldado
que como tal luchaba por estas tierras
bajo las armas de la reina Isabel.

Y llegar a sus pies cuando los días acortan
y los silencios que salen de su interior
se introducen en los bolsillos
y se vienen  de rertorno hasta la casa de uno
buscando el calor que desprendía
los rescoldos de una chimenea
que de siempre olió a madera de pino
y ahora huele a historia ya pasada.

Volver  a la vida día a día y  a cada instante
sin miedo a mirar a tu alrededor
pues aunque veas ruinas estas siempre son bellas
y nos tienen algo importante que decir.


Autor: José Vte Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SU ALJAMA

                               

Un sol cansado y aburrido
viene a dar sus últimas bendiciones del día
a un gato con dientes de felino
ansioso de ser presa de mi cámara
ahora que me cruzo en su camino
y sigo mi paso con rumbo fijo

Voy al encuentro del barrio judío
de aquel Castillo de Garcimuñoz
tan apagado  y dejado a su destino
como si sobre el hubiera cáido
la maldición de un Dios vengativo e injusto.

Ya en la judería contempló
su sinagoga sin culto
y el viejo hospital en deshuso.
De aquellos días quedan humildes casas
de paredes blancas y pequeños ventanuchos
y siento entre tanta historia
extraños sensaciones que me hacen pensar
que los hijos de David
fueron felices en sus aljamas
antes de ser obligados por leyes injustas
a salir fuera de su patria hacia lejanos destinos.

Ya de regreso
me trae el viento,
de allí donde una cruz se divisa
junto a un camino,
un viejo poema de ritmo lento y repetitivo
que viene a decir
ya cerca de mis oídos:

¡Eya velar, ella velar, ella velar!
Velat aljama de los judíos.
¡Eya velar!
Que non vos furten al Fijo de Dios.
¡Eya velar!
Ca furtávoslo querrán.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: OLVIDADAS CASAS

                                 

Se caen las casas
y una parte de nuestra historia desparece.
Muchas casas olvidadas sobreviven
hasta allí
donde lo permiten sus estructuras,
al igual
que ese conjunto de viviendas
acostumbradas a cohabitar
en ese espacio reducido
y a ser  nada más que tierra,
piedra, madera y barro duro
dentro de un orden preciso
y con el único fin de dar cobijo.

Olvidadas casas
me obligan a hacer un alto en el camino
y me descubro ante ellas
por entender que detrás de esos muros
se escribieron historias grandes y pequeñas
de todos los signos.

En esta tierra tan ingrata,a creste y dura
las casas son un reducto seguro
desde el cual poder soñar
antes de volver al tajo sobre el surco.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: SUSPIROS JUNTO A SU TORRE

                                        

Ser como esa torre de castillo
un prolongado eco
allí donde el cielo habita
y estar siempre a la espera
de otros días y otros momentos
en que poder decir
vuelvo a esa otra vida
que dejé olvidada una mañana
de un día tan lejano como incierto.

Ser como un suspiro
en esos lugares donde los trigos granan
y todas las mañanas nace el día de la  misma forma
entre trinos de aves,
silencios que llenan el aire de misterio
y pequeñas palabras entrecortadas
que se expanden por el espacio
llamando de puerta a puerta
desde los siglos de los siglos.

Amén, Jesús.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

lunes, 14 de noviembre de 2011

POESÍA EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: QUIÉN VELA A QUIÉN

                                                      



¿Quién velará a quién?
¿Y quién de los dos estará ese día
del cual ya no queden recuerdos
por haberse transformado en página de un libro?

Es el árbol a la casa su sombra y este su razón de ser
y es el árbol a este momento
como mi vista a la pantalla de un ordenador
y mis dedos a un teclado mágico,
que transforma los golpes secos de las yemas de los dedos
en vocales y consonantes
y como no en palabras y versos de una ritma asonante
tácitamente muerta antes de nacer.

Autor: José Vte. Navarro Rubio                  

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y EL OTOÑO EN UN PARQUE

                                         

Verde todavía otoño
de hojas cogidas a las ramas de los árboles
y de niños sentados en un banco
que entre ellos hablan de lo duro que es cumplir años
en medio de tanta desesperanza,
en un paseo y bajo un cielo completo de misterios
que no entiende de economía
y al que le han embargado su azul eterno
como la sonrisa escondida de esos niños
que han dejado de creer
en que París es la patria eterna de todos los recién nacidos.

Verde todavía esperanza
de aquellos que sueñan
con un despertar tranquilo y un vivir digno
a sabiendas de que todo tiene arreglo
y el futuro siempre es mejor que el presente
porque este ya no puede ser peor.

Verde, todavia verde, verde.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: NO SER SILENCIO COMO ESA PARED

                          

No ser silencio,
no ser,
ni mirada perdida
en un laberinto de interrogantes
fabricados por tu persona.

Ser libre
y volar
a la búsqueda de otros lugares
donde poder ofrecer
aquello por lo que luchas
y quieres ser.

Querer vivir en tu tiempo,
a tu forma,
y sin que nadie te diga
lo que está bien
y lo que esta mal
aunque eso te obligue a mostrarte
tal y como quieres ser.

No vivir dentro de un circulo
ni ser esclavo de una pared
por mucho que eso signifique
y por lo que pudiera ser.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y SU TRAZADO URBANO

                                   

Todo tiene un orden
y es justo
que cada uno sea en esta vida
aquello por lo que lucha
como estas casas
que hunden sus cimientos en la tierra
y se aferran a la vida
con tal de continuar seguir siendo
componente de ese trazado original
con el cual se configura el casco urbano del Castillo.

Y aparecen las sombras y las dudas
en forma de ramaje verde oscuro
de un árbol que se levanta todos los días
con la misma pregunta
¿hasta cuando seguiré existiendo?


Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: ¿HACIA DONDE NOS LLEVA LA SENDA?

                                 

¿Hacia donde nos lleva la senda?
Subo al encuentro de un destino
por ahora indefinido
del cual desconozco todo
y camino a paso firme
como si el tiempo se acabara
y todo fuera a desaparecer.

Es la vida una búsqueda constante
de nuevas sensaciones
y en ello ponemos tanto empeño
que a veces aparecen dudas
como es el caso de este deseo mío
por descubrir
el mínimo rastro de un pasado
cada vez más lejano
al cual me agarro con desesperación
en mi retorno a esos origenes
tan lejanos y lleno de interrogantes.
¿Quien soy? ¿Que hago aquí?

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESIA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: ¿POR QUÉ LLORAN LOS PINOS?

                                 
                                         
                                                  
                                      


Miro hacia ese punto justo donde los campos se abrazan
y los pinos esconden su melancolía
violentada por la fuerza descomunal del aire,
a la hora que bate sus copas dejando al descubierto su esqueleto,
y veo como los silencios que destilan las calles
son una prolongación de esos otros silencios
que vienen de más allá de donde el pueblo pierde sus límites.

Vive el pueblo a la espera de su resurrección
y se abre todos los días
a esos otros espacios que conforman su alma invicta
y surge la pregunta en forma de monólogo,
pregunta que se repite
y que yo creo sentir en este momento justo
en que alzo la mirada  y veo a un ave batir el aire y perderse
a la búsqueda de esos espacios donde los pinos cansados de llorar
esconden su melancolía.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

domingo, 13 de noviembre de 2011

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ: A UNA CASONA CON ESCUDO

                                

Docta la fachada con sus ventanas , puerta y escudo
me detengo ante su presencia
y me pregunto
que habrá más allá de ese portalón
de madera corroída por las envidias
y avanzo a paso seguro y me adentro lleno de inocencia
en esa oscuridad que se adivina
y me encuentro con un zaguán
donde se despiertan todos mis deseos efímeros
y tras un quietísimo éxtasis
contemplo que hay vida más allá
de lo que yo pensaba que era un viejo vestigio
abandonado a los deseos de la luna
que por la noche lo llena de una amarillez intima
de la que solo es testigo la gota, sin lágrimas, del rocío.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y LOS ESPACIOS CAUTIVOS

                                    

Andar entre esas piedras
hacia un confín exacto y medio
en el que se adivina que todo acaba
porque a este mundo hemos venido
y de el nos iremos con lo justo.

Intentar encontrar
en ese deambular entre tanta grandeza enterrada
el dulce calor y la suavidad extrema
de ese cuerpo cautivo
que son las piedras meticulosamente talladas
y sentir la secreta presencia de un ave nocturna
levantar vuelo hacia las altas ramas
donde encontrar cobijo seguro.

Tiernamente me adentro
como si fuera un marino a la búsqueda de puerto
y solo doy con caminos oscuros
y con el cotidiano crujir de mis pasos
como si estuviera pisando los huesos de cuerpos incorruptos
caídos en algún lance de los muchos que por aquí los hubo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

POESÍA: EL CASTILLO DE GARCIMUÑOZ Y UNAS PIEDRAS OLVIDADAS

                              

Mirad estas piedras
y saborear de su presencia
sabed que por ser viejas
y amenazar ruina
deben ser más queridas
pues ellas son el único lazo de unión
con el convento de aguistinos que hubo en esta villa.

Su juventud ya consumida se manifiesta,
 a poco que las mires
entre nostalgías y olvidos,
en esas formas y colores que adquieren
y aunque no tienen vida
por ellas también pasa el tiempo que todo lo termina.

Fieles compañeros
vigilan los cipreses y consuelan
cuando el sonido ronco del aire
rompe contra su pecho
y cuando la lluvia viene a caer
y a ahondar más en sus heridas.

Los cipreses son testigos mudos
de una decrepitud latente y diaría
que se ve en ese conjunto arquitectónico
del que solo quedan restos esparcidos
dentro de ese área mágica y concreta
que fue el convento de agustinos de esta singular villa
con judería, morería, hospital, castillo y escribanía.

Autor: José Vicente Navarro Rubio
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