sábado, 17 de marzo de 2012

POEMAS AL CASTILLO DE SANTIAGO DE LA TORRE (5)

                                          
 V
Yo vi en ese castillo
un fantasma pasear
e iba de almena en almena
y de Torre del Homenaje
hasta allí donde el Záncara se dejaba acariciar.

Yo vi en ese castillo una estrella descender
y posarse en la cabellera
de una noble dama que solía bajar
desde la alta Torre
hasta allí donde la planicie se quebraba
y los campos de espigas doradas se convertían
en carrascas centenarias y olivos de ramas mecidas
por el juguetón viento que soplaba
desde allí donde El Rus era un rico vergel.

Yo vi en ese castillo a una cigüeña construir
su nido sobre una torre
y la vi regresar ya las tardes caídas
con algo que poner en el endeble pico
de un guacho sin plumas
que temblaba de miedo cuando se ponía a llover.

Yo vi como caían las tardes
y venían las noches
y llegaban las mañanas
y de repente en algún atardecer
descendían desde el cielo
rayos de luz tan luminosos
que me hacían entender
que Santiago de la Torre
era algo más que una aldea
y que un recóndito lugar
dejado de la mano de Dios
para poco a poco morir.

Yo vi sudar a las piedras,
y beber
como si tuviera sed
al sol agua,
y vi
como el mundo se acababa
allí donde ya no atinaba a ver
algo más que no fueran horizontes y más horizontes
y más luz y más luz
y más miedo a perder la razón de ser
que a los manchegos nos llega
cuando nacemos
y se nos va
cuando abandonamos los lugares donde Dios nos dejó caer.

Yo vi un majano y no vi un castillo,
yo creí morir,
y ya cuando leí la noticia
de que Santiago de la Torre
era menos Torre y más mojón
me puse a escribir.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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