La historia tiene que ver con Francisco Requena Olmedilla, conocido de forma amistosa con el apodo de: “Cuatro Carros” y un suceso que ocurrió en Cuenca. Los que no conozcan el tema se podrán preguntar a que se debe el apodo: mote. “Cuatro Carros”. Era éste el mote de un maestro de Pinarejo, de principios de siglo que vivía en la calle de Melgarejo, en la casa que fue de Ignacio Villasante. Al parecer el día 13 de abril de 1902, se encontraba este hombre, por entonces niño de 14 años, en Cuenca (capital) visitando la Catedral cuando un rayo cayó sobre la torre de las campanas, llamada del Giraldo, lo que provocó un gran desprendimiento y hundimiento de piedras.
CUANDO SE HUNDIÓ LA TORRE DE LA CATEDRAL
13 de abril de 1902
Poesía de Francisco Requena Olmedilla (maestro de Pinarejo)
Yo mismo me quedé en un segundo piso,
cuando la torre cayóse desplomada,
sobre el portal que estaba edificada,
quedándome en el hueco que Dios lo quiso.
Para mi mismo, fue el sitio preciso,
aunque mi vida quédose sepultada,
entre ruinas de escombros superada,
faltándome poco para ser ocioso.
Y huyó la luz del sol en ese día,
y para mí, que ni reía, ni lloraba,
aunque yo a ratos, yo muerto me creía.
Hasta que ya oí la voz que me llamaba,
vibrando así en mi pecho mi alegría,
pues mi vida a la muerte secuestraba.
A su llegada a Pinarejo la familia del niño comenzó a contar que los bloques de piedra eran tan grandes que hacían falta cuatro carros para transportarlos. La buena cuestión es que consecuencia de sus comentarios se quedó con el sambenito de “Cuatro Carros”
Así está recogida la noticia en el diario Ofensiva, días 13-14 y 16 de abril de 1952:
Artículo de Carlos Carretero del Castillo: Hoy hace 50 años que se hundió la torre de nuestra ciudad:
El artículo recoge en parte información del Boletín Eclesiástico:
Lograron sacar aunque con grandes esfuerzos y riesgos de sus propias vidas a un joven de 14 años llamado Francisco Requena que, aprisionado entre los escombros todos su cuerpo, tuvo la suerte de su cabeza quedase descubierta entre dos sillares unidos por la parte superior y separados por la inferior.
El niño salvado Francisco Requena indicó que sus compañeros iban delante por haberse vuelto él por la capa que se la había dejado en las campanas.
Rastreando diferentes diarios de la época hemos podido saber parte de los destinos que como maestro ejerció:
1918: Ejerció como maestro interino en la Sección de la escuela de prácticas graduada, aneja a la Normal de Cuenca (El Liberal de fecha 13 de abril de 1918)
1919: Maestro en propiedad en Valdemorillo de la Sierra (El magisterio Conquense Nº 779 Año XVI: 1919
1927: Ejercía como maestro en valdemorillo de la Sierra (El Día de Cuenca 13 de abril de 1927)
1928: Ejercía como maestro en los Pinos de Guadalajara (El Día de Cuenca de 5 de septiembre de 1928)
1928: Ejercía como maestro en el Castellar de Guadalajara (El Día de Cuenca de 20 de julio de 1928)
1930: Ejercía como maestro en Montalbo (Revista Magister de Cuenca de fecha 10 de mayo de 1930)
Otros destinos los tuvo en La mOta del Cuervo, Valdeganga y San Lorenzo de la Parrilla.
1922: En la Revista La Aurora del Magisterio Año XVI, s encuentra el siguiente texto:
Canta Alondra (Al Señor Onieva)
Leyendo su artículo, altamente poético, como su título, me inspiraba a mí, bellas ilusiones trenzadas con rosicieres de esperanzas.
Canta Alondra, canta, tú, que eres el ruiseñor de los cielos, que cantas inimitablementes madrigales de amor.
El ¡Amor! El que únicamente puede haceros cantar en al escuela, porque el trabajo escolar, no es más que la canción de la aurora de la niñez con todos sus esplendores, para llegar a conseguir que al esfumarse los celajes de la aurora, se formen aquellas tintas rojas de las tardes de la vida, ocasos bellos que anuncian, no las noches sin luz, si no otras nuevas auroras plenas de encantos. ¿La Escuela!
La Escuela es un día, sin más pruebas que el caciquismo, sin más sombras que la falta de pan para el cuerpo y para la inteligencia. ¡Maestros cultos y sin libros por no tener dinero!
¡Canta alondra! canta la alta poesía que oyendo tus dulces trinos:
Es para mí la escuela
bello jardín sin espinas;
Canta la alta poesía,
aquella del alto cielo,
y aquella de la alta cima.
Que escuchando tus gorjeos, podremos llevar con paciencia el traje rojo, la inteligencia llena de ilusiones y el estómago..........
¡Oh! No: fuera prosa, que mate los grandes sentimientos que nacen, viven y mueren, para después resucitar en aquella sin igual región de la poesía donde la Alondra canta
Francisco Requena en Valdemorillo de la Sierra. diciembre de 1922
Otra bibliografía:
El Magisterio Conquense de fecha 17 de febrero de 1920: Año XVII Num 782)
El Magisterio Conquense de fecha 27 de marzo de 1919: Año XVI Num 747)
Diario El Día de Cuenca de 13 de abril de 1927, aparece su cese en la localidad de Valdemorillo de la Sierra
Diario El Día de Cuenca de 3 de octubre de 1926. Aparece la relación de opositores al cuerpo de maestros.
sabemos de nuestro paisano y maestro que casó el 5 de febrero de 1932 con Maria Pilar Sanchis Martinez y que tuvieron una hija: Inmaculada Soledad Isabel Requena Sanchiz, nacida el 7 de diciembre de 1932. Fue funcionaria del SENPA y casó con Maximiliano Saiz Sahuqillo. De este matrimonio nació en la década de los años 7, María Teresa Saiz Requena, licenciada en Derecho.
Aparte de una serie de artículos y poesías sueltas dejo escritos dos libros de poesias:
Mis ratos perdidos. Escrito en el año 1967
¿Me quieres leer? Escrito en el año 1964
Autor: José Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario