A Florencio Martinez, que tanto ha hecho por la poesía de Cuenca.
Cual angustia veo
como con el pasar de los días
quedan
como si fueran tejas asomadas
a un abismo
la cultura y las letras de Cuenca, nuestra tierra,
más muertas y desangeladas.
Veía a la poesía
como avanzaba
a lomos de brioso corcel
que de pronto se detenía, frenaba y paraba
en falsos verdes
donde solo había hierba segada
mientras llegaba la noche
con sus fantasmas
tocando a las puertas
y dejando junto a las ventanas
palabras y más palabras
que como si fueran bienaventuranzas
solo sirven para ser cantadas
allí donde reina la paz de los muertos
y la poesía se convierte en drama.
A ellos y a ti poeta de poetas
de voces calmadas
os sentí en mi alma
y me quedé con una parte de ese pregón
que habla
de nuestras tierras, hombres y mujeres,
con sus montes, ríos y cañadas
y ya
la sonrisa lejana
siento penas como castillos
de almenas con piedras
por el tiempo desbastadas
y ya
desde siempre pensando
en ese trozo de España
me vienen las ganas,
ahora más que nunca,
ahora que todavía de mi garganta brotan palabras
de decir a los vientos del mundo
que quiero a está nuestra casa
tan querida, tan cantada, tan sentida
y tan en algún momento vapuleada
por aquellos que solo quieren
sacarle las entrañas.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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