El poema que retrata
no le gusta al que manda
porque explica con especial saña
lo que pasa
en este mundo tan amenazado por el paro
y por la falta de esperanzas.
Vivimos a golpe de sobresaltos
y estamos en mano de unos políticos con muy poca talla
que solo piensan en el hoy y se olvidan del mañana.
Un pueblo no pude tener a su juventud parada
ni debe jugar con las esperanzas
de aquellos que han dado su vida
por servir a su Patria, País, Comunidad,
o como quiera que se llamen esas células urbanas
en las que venimos a nacer y forman parte de nuestra alma.
Me basta el significado de las palabras para esclarecer lo que es una bancarrota, un bono basura,
unos ladrones de la pequeña y gran banca,
un desahucio, una hipoteca denegada, unos bienes alzados,
un parado en la cola de una oficina como si fuera una rata,
una educación desprestigiada y una sanidad en mano de la empresa privada.
Todo esto es algo de lo que se encuentra nada más abrir una ventana
y respirar de ese aire contaminado de apatía generalizada que llevamos los españoles en el alma.
Si la palabra panceta, mierda y caca tiene la entrada prohibida en la poesía castellana
vaya ¡leches! solo faltaba censores de anchas espaldas
que nos vengan a decir que esas palabras producen malas sensaciones y como tal sobran
pues su rima es pesada, desordenada y está sometida al renglón de una cuartilla dina 4.
Nos despojan del trabajo como si la culpa fuera de los que dan la cara
y se parten los riñones en épocas de vacas gordas y flacas
y venimos a caer en la cuenta de que Amén Jesús, España tiene fama
por la lana cardada,
los marqueses duques y condes que no trabajan,
los políticos que meten la mano hasta allí donde las costuras hacen llagas
y a lo que voy Juan José Millas, advierte esta semana
que las palabras tienen que echar una cantina al aire e irse de parranda.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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