Una verde pradera
crece
allí donde en otras días
solo había piedras
y tierra dura
y se extiende el manto
en el que surgen
nuevas formas de vida
en forma
de frondosas zarzas,
pinos
de diferentes alturas,
un laurel
de lanceadas hojas puntiagudas,
un albaricoquero
con cara de malas pulgas,
una oliva
comido por la envidia,
un manzano
tan pequeño como una pulga
y una balsa de agua
de tal envergadura
que en ella pueden nadar
desde caimanes hasta tortugas.
En aquel pequeño territorio
que se levantaba
ante mi vista
pasé yo en mi juventud
algunos días
y ahora de vuelta
en una rápida visita
me surgen dudas
todo parece más grande
y es tal el follaje
que en él crece
que pienso
que a las tierras no se le puede coartar su libertad
con escrituras.
Autor: José Vte, Navarro Rubio
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