sábado, 24 de noviembre de 2012

POESÍA: CARTAS DE REPUBLICANOS A MÉXICO ¡HONOR Y GLORIA AL GENERAL CÁRDENAS!



Hoy me llega como una quietud en la noche,
como un silencio
como un prolongado beso
depositado sobre unos labios pintados de rojo,
me llegan, como vengo diciendo,
desde ciudad Juarez y desde cualquier punto del universo
los puntos y guiones con sus comas y palabras de ruego
que unos republicanos españoles escribieron
como quien escribe una carta a los Reyes Magos
y espera a que llegue el día de señalado en un calendario
para recibir su juguete de ensueño.

Son cartas de niños y niñas, de mayores y jóvenes,
todos perseguidos por un yugo y unas flechas de odio ardiendo
escritas con sangre y talento, pidiendo, solo pidiendo,
a México, hija de España y dueña de los vientos,
asilo y algo con lo que poder seguir viviendo.

México, fue, en ello y de ello le viene que este en mi corazón
hija, madre y consuelo
pues por aquellos días
ella bien sabía lo que se jugaba en ello,
devolver libertades a republicanos y republicanas que huían de su tierra aterrorizados por la barbarie
que provocaba un sanguinario elemento curtido en África con veneno.

Denle café a Lorca
y que se estrellen sus sesos,
denle fuerte, por ser diferente
y escribir bellos poemas
indignos de leerlos un general español comido por los celos.

A Miguel Hernandez que se pudra
en esa cárcel que también le viene a sus pulmones por la pus deshechos
y si se viene a razones y dice que todo aquello fue una locura
que lo pongan en un altar para que le den besos.

A todos esos maestros y maestras
que propagaban con espíritu nuevo
que la cultura es un don del pueblo
que les zurzan la boca con alambres de púas
para que sepan lo que es bueno.

Por todo esto
honor y gloria a los hombres y mujeres de esa patria,
a los pobres y labriegos,
a México con letras grandes y de oro
y a los indígenas de las cañadas, valles, montañas y roqueros
por dar a esos españoles muertos de miedo
por las iras de un bandido de consabido corazón de acero,
amor, mucho amor, trabajo y patria donde cumplir a sus anhelados deseos.

Son cartas las que se amontonan,
de todo los lugares del mundo,
con matasellos y sellos dignos de un museo
y en ellas como quien nada  quiere y quiere ser lucero,
palabras de amor, palabras de consuelo, suplicas
y peticiones de clemencia y de reencuentro.

A ti México que hiciste algo más de lo que se pedía en su momento
te quiero,
y lo digo a doble cara de hoja,
con rubrica y si hace falta con sellos de esta España de ladrones
que se sube al carro del euro
como si fuera un general de las centurias romanas
pensando más en su honor que en los pobres a los que lanza
con su política de tierra quemada a los estercoleros.

Al general Cárdenas, escribían algunos,
le debemos
vida digna y decente.

Cuanta poesía hay en ello,
aunque no rimen las palabras,
aunque las sílabas se las lleve el viento
y aunque viniera un huracán tan grande que convirtiera todo en finos segmentos
de tinta corroída,
de papel ennegrecido por el tiempo
y de fotografías en blanco y negro
de seres humanos huyendo
con la casa a cuestas
como si fueran caracoles marinos, terrestres y aéreos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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