I
Se olvida el mundo,
se olvida le gente
y se olvidan hasta los vecinos de una finca
que aunque el hambre se convierta en una pesadilla
siempre debe quedar orgullo y razón de ser
para respetar a los diferentes,
vengan de donde vengan
y sean sus y nuestras desdichas.
No le queda al proletario,
toco madera de carrasca
al usar esta palabra tan incomoda y poco atractiva
que ser unos en la desdicha
y aunar sus fuerzas
para convertirlas en combativas
contra aquellos que desde su altozano
con manteles de tela y flores en una vasija
esperan que empiece la fiesta
y se despedanzen los unos a los otros
entre risas
y toques de codo
como queriendo decir
¡lo veías he ganado la apuesta y me debes unas moneditas!
El poderos
se ríe de las desdichas
de aquellos que ya no le sirven
ni como fuerzas productivas
pues todo se mide por cifras
y en ello no hay nada de romanticismo ni de creatividad positiva.
En un país
donde los poderosos
buscan títulos nobiliarios
con que cubrirse de gloria eterna en vida
a mi me dan ganas de decir
que Robespierre era al lado de estos
pura mantequilla con sabores a nata, fresa y vainilla.
II
Recitemos el verbo emigrar
desde ese presente que nos hace pensar
que todos somos sujetos
y podemos pasar
a ser llamados emigrantes
por motivos de necesidades económicas o de tipo social
al presente perfecto para comprobar
que todos podemos emigrar.
Recitemos el verbo emigrar
y miremos en nuestro pasado
y en toda aquella solidaridad
para con los emigrantes españoles
para cuando la guerra civil se vino a acabar.
y España era un país de emigrantes
que vino a resucitar
por las divisas que entraban sin cesar
y ayudaron a levantar la renta per cápita nacional.
Recitemos el verbo emigrar
para ser más solidarios
y venir a recordar
que la emigración nunca es por voluntad
y si se produce se tienen que respetar
a esos seres humanos que recorren el mundo
buscando un lugar donde poderse instalar.
Recitemos las diferentes formas verbales
de ese verbo
que nadie quiere recitar
y que algunos usan para difamar
y para crear guetos de tipo social.
Me asusta el pensar
que siendo España paladina en eso de emigrar
hay políticas racistas
que tratan a los emigrantes como una lacra social.
Manos abiertas para con los emigrantes,
políticas sociales y bienestar,
todo lo demás sobra
por mucho que se desvie la atención
y nos quieran recalcar
que las culpas de nuestros males se podían solucionar
oprimiendo a los que más necesitados están de solidaridad.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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