El Quijote con su Sancho
uno y otro desconsolados
miran con espasmo
desde una página editada
en un blog de mi agrado
como la república nos viene
y ellos paladines en su lucha en defensa de los desamparados
no pueden ser copartícipes de ese día señalado.
El rocín y la mula
o quizás el caballo
miran la tenue hierba
que crece en un llano
y se relamen como pensando
que hacen esos dos caballeros
sobre sus lomos colocados
recorriendo La Mancha
de un lado para otro sin darles descanso.
Para gracia la del Vaticano
después de ese esfuerzo desmesurado
en demostrar que la mula y el buey
en el portal no figuraron
y en ello han tardado miles de años.
Este Papa tan clarividente será recordado
por su hazaña descomunal
de comunicar al mundo cristiano
que los pesebres son para los humanos
y no para los animales de pienso y grano.
Vuelvo al tema del Quijote
y a ese blog iluminado
que mi amigo Paco Arenas
escribe con sabiduría y encanto
en aquello que tiene que ver con ese plan renover
tan necesario para que no se diga
ya el tiempo pasado:
perdimos el tiempo adornando el pesebre
y nos olvidamos del mundo real
en el que viven los seres humanos.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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