DESVIOS TENTADORES EN LA A3 (artículo de Emilio Garrido)
KM. 170: LAS
LEYENDAS
¿Quién fue esta Isabel de Villena que da nombre a instituciones
feministas? La respuesta no se encuentra en Alarcón, sino en Castillo de
Garcimuñoz, a pocos kilómetros, en el páramo conquense, tierras de nobles
beltranejos, rebeldes a la Corona. Sobre una loma, un mazacote de piedra se
enseñorea de los trigales con sus cuatro torreones de piedra a medio derruir.
Regios sillares al aire, rudos contrafuertes, mucha batalla. Allí, uno de los
Pachecos de la casa de Villena quiso casar a la más delicada de sus hijas con un
viejo. Isabel se negó porque amaba a un simple paje. El marqués encerró a su
hija por díscola en el frío Garcimuñoz. El amante tuvo que huir a Flandes so
pena de ser encerrado de por vida. Siete años esperó la doncella. Al séptimo,
cuando ya don Enrique volvía de la guerra, rico y señor, a por su dueña, en vez
de esponsales encontró un funeral. Desesperado, quiso verla por última vez. Tres
personas le abrieron el sepulcro. A las tres premió con generosidad. Allí
permaneció toda la noche.
El pueblo de Castillo de Garcimuñoz se
extiende en una suave pendiente por dos calles que guardan algunos distintivos
en las fachadas de sus casas. Uno pertenece a la casa-palacio en la que el
infante don Juan Manuel escribió la mayor parte de sus textos. Otra de las
leyendas habla de la muerte de Jorge Manrique a pie de los torreones. Me la
cuenta un viejo en la tasca. Nunca se supo muy bien quién lo mató, pero lo
cierto es que los Reyes Católicos mandaron ahorcar a seis prisioneros del
enemigo en represalia y el marqués de Villena se vengó ordenando la ejecución de
otros seis del bando rival. Le tocó en suertes a un escudero vecino de
Villanueva de la Jara llamado Talaya. Como estaba casado y con hijos, su hermano
menor, que estaba soltero, se hizo pasar por él y acabó subiendo al cadalso en
su lugar. "Y así murió este mancebo / por dalle vida a su hermano, / el cual de
gran hermandad / notable ejemplo ha dejado".
Caminamos la historia sobre
un fermento de sangre inútil. Por las laderas de Garcimuñoz crecen las lavandas
y espliegos con un aroma de otra época. La reconstrucción del castillo va para
largo. Ignoro qué alcalde pudo permitir la instalación de una central
hidroeléctrica junto a los muros.
José Vte. Navarro Rubio
No me
cuadra la historia
de Isabel de Villena
o Elionor Manuel, como se
quiera,
pues la "Sor" murió en Valencia
más la leyenda me intriga
por incidir
en el hecho de que en el Castillo
se vino a producir
ese fatal desenlace
entre una dama
que amaba a un doncel
y un
padre que queria para su hija
otro tipo de hombre
con más propiedades y
poder.
Como quiera que había
conventos de agustinas
pensemos que
Isabel estuvo en él
y que para cuando su amor
prohibido volvió
ella
ya era en Valencia
y que de esta forma
la muerta que el vió y veló
no fue a Isabel
sino a otra mujer
en la que el creyó reconocer
a
su antiguo amor.
Ya numerosas las desgracias
que al Castillo
le
vinieron a suceder
está leyenda de Isabel
por no ser
no lo fue
aunque algunos se empeñen
en ver
intrigas y dolor
donde solo se
dió
rezos y oración
de un enamorado
que de la guerra volvió
para
recuperar a su querido amor.
Autor de la poesía: José Vte. Navarro Rubio
Sor
Isabel De Villena (1430-1490), religiosa clarisa, autora de varios tratados de
espiritualidad.
Nació hacia 1430, en Valencia. Se llamaba Leonor Manuel de
Villena, hija natural de Enrique de Villena y Vega, nieto del rey Enrique II de
Castilla. No se sabe nada sobre la madre de Sor Isabel, aunque la mayoría de
autores dice que fue valenciana. Huérfana a los cuatro años, fue educada por la
reina María de Castilla, esposa del rey Alfonso V el Magnánimo, en su palacio de
Valencia.El 28 de febrero de 1445 ingresó en el monasterio de la Santísima
Trinidad, de religiosas franciscanas clarisas, que había sido fundado por la
misma Reina un año antes.Desde el primer momento se esforzó por poner en
práctica las virtudes cristianas y se dedicó de modo especial al estudio de la
Sagrada Escritura.El 26 de marzo de 1463 fue elegida abadesa del monasterio,
cargo que desempeñó hasta su muerte.
Isabel de Villena fue protagonista del
ambiente cultural del Siglo de Oro valenciano.
El panorama cultural de
Valencia en aquellos tiempos aparece particularmente animado y complejo. La
introducción de la imprenta (1473) y las relaciones con Italia, entre otras
causas, determinaron el surgimiento del Renacimiento local, que incluye
paradigmáticamente las corrientes ideológicas y científicas más representativas
de la época. La abadesa del monasterio de la Santísima Trinidad, desde su
clausura, no estuvo ausente del movimiento literario que hubo en su época, y
reunió en su convento una buena biblioteca.Escribió la Vita Christi, obra que
desarrolla los misterios de Cristo, desde la Concepción Inmaculada de su Madre
hasta la Ascensión del Señor. Escrita en valenciano, con estilo elegante, con
cláusulas doctas y con gran expresividad de lenguaje. Adquiere especial
significación la simpatía con que trata a las mujeres del Evangelio, sobre todo
a María Magdalena, y el protagonismo que les concede. Dedicó la obra a la reina
Isabel la Católica, que deseaba con interés leerla. Se imprimió por vez primera
el 22 de agosto de 1497, por orden de sor Aldonza Monsoriu, sucesora de Isabel
de Villena como abadesa de su monasterio.Escribió también unos sermones y la
obra mística Speculum animae, que no han llegado a la actualidad.A instancias
suyas Jaime Pérez, obispo auxiliar de Valencia, escribió un comentario al
Magníficat en 1485, que se lo dedicó.
Falleció piadosamente el 2 de julio de
1490.
Publicado por GrupoCreaMas en 09:26
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