Las palabras me traicionan
quieren mostrar su verdadera dureza
y allí donde yo digo paciencia
ellas me expresan todo lo contrario
y conmigo se molestan.
Vienen las palabras y se amontonan
formando una rueda
en cuyo centro hay una gran piedra
que cuando gira
me machacan hasta las muelas.
No son días para guardar en el interior
lo que uno piensa
ni para que roan en el estomago
las penas
y se transformen en jugos gástricos
que envenenan nuestra presencia sobre la tierra.
La palabra me traicionan
y cuando se juntan todas ellas
y dan forma a la frase
del alma se me van las penas
pues por fin soy libre
y puedo decir a todos los vientos
vengan de donde vengan
que conmigo no juega nadie
y si pierdo la partida
será porque alguien domesticó esa fiera
que roe mis interiores y me envenena.
Una gacela fuera,
ágil,
y con buena testa
para surgir en mitad de la noche
y caminar sin más presencia
que la oscuridad y tenue luz de las estrellas
para ir hasta allí donde los demás padecen
y necesitan de otras presencias
con las cuales hacer camino y mostrar al mundo entero
que un pueblo que claudica es como unas arterias que se secan.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
No hay comentarios :
Publicar un comentario