jueves, 27 de diciembre de 2012

POEMAS DE UN DÍA CUALQUIERA



    


                 I
Poema de un día cualquiera,
de este momento preciso
en que una barca pasa junto a la costa
y en ella veo
a dos dioses egipcios
mirando hacia el horizonte
mientras lanzan al agua
redes con hilados de oro fino.

Mirad, que silenciosa es la mañana
y que tranquilo el horizonte
se muestra ante estos dos seres
recubiertos de sales diminutas
combinadas con granos de arena disueltos
en rayos de sol diurno
que llaman mi atención
entre sonidos que yo diría graznidos
de una ave vespertina
con pico de gaviota y alas del mismo tino.

De temer en la mañana
su rabia y ojos redondos   
como una piedra de molino
de la que tira un Sansón de los tiempos bíblicos
que duerme en mis cabellos
y se alimenta de aquello 
a lo cual presto el tiempo justo.
 
       
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           II

Caballo de madera o porcelana,
de metal  o vidrio,
de acuarela y pintado en un lienzo
o al carboncillo,
en una nube de triste sentir
que pasa relinchando
y me invita a seguir su camino.

Caballo de cartón
con apuntes de zapatos
vendidos en un mercadillo
al cual me arrimo
en vísperas de fiestas y domingos
para subirme a él como cuando era niño.

 

            III 
Me duele la mirada
se hace dura,
en la textura de mi piel
me aflora alguna que otra arruga.

Lágrima dormida
cae una sombra tenue
de color verde aceituna
que desbordada se pierde 
por mis mejillas.

Seca como la mies
que espera sobre el surco
abandonar su fertil vida
veo a un hombre dormir
bajo un techo de cartón
que anuncia en su superficie
colchones de látex
buenos para las curvaturas
de las vertebras dorsales
y para no coger malas posturas.

Cuando era más niño
me entretenía 
viendo trabajar a las hormigas
y ahora cuando paso
por la puertas de las oficinas de empleo
veo colas inmensas de parados
que me causan grima

     

        IV

Luz de un día
en la claridad de un soplido
en que la mente viaja
en un alegre periplo
al encuentro de mares azules,
de odiseas perdidas,.
de hielos permanentes,
de naturaleza viva,
de salvajes personajes
olvidados en un libro
pero latentes
en las historias locales
que hablan de un cherif
con pistolas que tiraban fuego 
y muy aguerrido
contra todo aquello que se movía,
ya fueran tacones 
de bailarinas danzando
en el tablado de un salón  con humo y ruido 
en el oeste genuino,
o a cigarros colocados
en los labios de un individuo
que muerde y cierra los ojos
cuando siente un estampido
elevarse sobre su cabeza y salir fallido el tiro.

Patagonia a la vista
se me remueve la sangre
en pensar 
en unos asesinos.

Eran los asesinos soldados
que seguían a un jefe maldito
que daba ordenes encaminadas
 a descerrajaban tiros y más tiros
sobre las sienes 
de pobres trabajadores
a principios de un siglo XX
con pocos derechos de los individuos.

Un albatros es abatido
y cae sobre las frías aguas
a manos de un maniático marino
que viaja en bajel de corsarios
y busca en esos territorios tan perdidos
tesoros que llevarse a su tierra
con que poder decir que anduvo 
en la otra parte del mundo.

Santuiy 049              













                      V
Vagar entre montañas de cumbres solitarias
como las aguas bravas de un torrente cristalino,
recorrer el espacio que hay
hasta donde las piedras duermen junto a un pino
para ir hasta el azul 
cobalto y diamantino
de un mar venido a menos 
desde los siglos de los siglos.

Mar con el que soñamos
y con el que dormimos
y con el que nos venimos
a contemplar
en su lomo frío.

O irnos como ultimo consuelo
en pos de las estrellas 
tras vadear un charco en un camino 
y ser espuma blanca
allí donde la mar muere 
en la orilla de una playa
con turistas vestidos como pingüinos. 

          
 
         Puente con puas, espinas, para que no duerman los vagabundos
                  
                    VI 
Me devuelve la mirada un pobre,
es la mirada del viento,
es la mirada de un ser vivo, 
es la mirada cautiva de un señor fugitivo
que duerme en un banco 
o bajo cartón rígido
que en grandes letras negras avisa
mantener de pie 
para que no se estropee su contenido.

Un puente es fiel testigo 
de este relato fidedigno
de un pobre hombre que delira por su pasión al vino
y a la alergia que le da 
dormir en un asilo.

Tan seco 
como un árbol herido
por un rayo caído
en una noche de tormentas
de esas que rasgan el infinito
es la vida de los poderosos, Don, Señor, Marques, Duque, Rey o hijo
de cualquier vecino
que permiten que hayan injusticias
en el mundo
que fabrican a su antojo, ellos, los de siempre los ricos.

Me avisa una sirena
esculpida con cincel
entre vasos y vasos de vino tinto
que detrás de mí
hay pobres con igual destino
que ese que se embala por las noches
para amanecer por las mañas tieso 
como una piel de cabrito
y me arrimo
a una orilla
de este mi destino
para que otros ocupen mi vacío
porque aprendí
un día de hace esto 50 años y pico
que los pobres 
son menos pobres
si les abrimos camino.

Me llegan en estas Navidades
silencios y repito
que me causan pavor infinito
entre titulares de la prensa
que dan a entender
a poco que seamos eruditos
que el gobierno toca a rancho
y el pescado está vendido.

            
VII
Todo es nada
y la nada es el mundo
de aquellos que padecen
lo que por no poder estar 
no está todavía escrito.

Por nada los que ven 
del dinero su lado oscuro
se dejarían convencer 
por cambier el destino
de aquellas otras personas 
condenadas a ser
como el culo de un cubo. 

Nada, en estas Navidades,
cogidas con pinzas,
será igual para algunos
por mucho que los Reyes Magos
de aquel cuento tan bonito
se anuncien con grandes títulos
ahora que una mula y un buey
van de sitio en sitio
buscando un portal 
donde poderse cobijar del frío.

             VIII
No es lo que veo
ni lo que me dicen, es materia, es fuego,
son chispas que saltan
a años luz de distancia
y se recogen con celo
en brazos abiertos
donde un soplo las convierte en luceros.

Son en el cielo embajadores
que se sitúan en sitios concretos,
por no ser 
no son en estos tiempos
momentos para hablar del firmamento.

              IX 
Al igual que la materia se transforma
la palabra viene a ser consuelo
pues solo ella se lanza
a través del universo
como perro que ladra, como cordero,
como gata que maulla y frunce el gesto
cuando levantas la mano
y la fiera que lleva dentro siente recelo. 

                  X
Corazón que late en un pecho
y envuelto con esmero
para esa hora en que entra el sueño
y en la cama construyes tu nido
donde dormir al resguardo del viento.

Corazón de corazones
los sueños me traen recuerdos
que parecen sacados de la manga
como si dentro de mi un mago
hubiera construido un mundo nuevo.

                     XI
Una avalancha de ideas
me vino al amanecer,
a la hora de tomar el café y leer en un diario,
para ejercer su dominio incansable
sobre mi ser.

Son las 6 horas de la mañana
en la estación polar número 3
una luz se acaba de encender
aviso urgente se ve 
en color fluorescente en una pared
¡es la cafetera que ríe en su estupidez,
pongamos agua y bebamos café!

Autor: José Vte Navarro Rubio

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