domingo, 30 de diciembre de 2012

POESÍA: EL CAMPO LEVANTINO SUDOR Y SACRIFICIO

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En el campo vacío de frutos,
hijos que a la vez son
de las ramas su orgullo
desapareció el jolgorio matutino
y a la espera de un corte de pelo profundo
los campos viven días de ayunos
después de los cuales volverán a dar
nuevos y exquisitos frutos.

Campos de naranjos junto a un camino
que pasa de padres a hijos
y como si se repitiera la historia
y fueran los únicos libros se mantienen vivos
haciéndose en el paisaje cotidianos
como si siempre hubieran estado sobre el mismo sitio.

Son los campos de naranjos
en las tierras levantinas
las tupidas caballeras que dan sentido
a ese quehacer diario del hombre
transformando la naturaleza
con tal de poner en cultivo nuevos productos.

En ciclos repetitivos
de trabajos constantes
el agricultor hacendoso
saca de los campos los mejores frutos
ya sean las lunas plenas o menguantes,
haga calor o frío,
ya el mercado esté por los suelos,
es cuestión de raza y orgullo,
de llevar en la sangre ese instinto
que hace al agricultor levantino único
en sacar el mejor rendimiento a los campos,
en elegir los mejores productos
y en velar día y noche por las tierras
como si fueran una prolongación
de su alma incansable y de su destino.

Sobre los campos cae el sudor de continuo 
de aquellos que con desvelos
acuden en su auxilio
para socorrer su falta de agua
y de alimentos nutritivos
que sirvan para hacer brotar  fuertes, sanos y competitivos
los productos de huerta,
que en las llanuras libres de los hielos
rompedores de los corazones de los frutos,
sirven para inmortalizar a estas tierras
y a los hombres que las ponen día a día en cultivo.

Autor: José Vte. Navarro Rubio


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