Si la taza no fuera blanca
y el café con leche
en mi estómago no estuviera reposando,
si el diario no se hubiera leído
y en una página cerrado,
yo podría como la mantequilla
estar flotando
en el fondo de algún plato,
pues esto
es lo que hago
muchas mañanas
de esas de encanto
y lo contrario supone absentismo y desacato.
La vida es para algunos
que por ahí se van arrastrando
como un túnel delgado
por el que solo puede entrar una mano
para robar todo lo que se pilla
sin dar tiempo
a que nadie detecte ni al ladrón ni el engaño.
La justicia fina,
de manual,
con códigos sacados del derecho romano,
se muestra insensible
con los indomables cacos
que a falta de buenas defensas
caen en sus brazos
y cierra los ojos
y se excusa
en simples errores de colegial de párvulos
para sacar de las cárceles
a los ladrones de guantes blancos.
En este día
en que ríos de tinta
correrán por millones de revistas, comics y diarios
yo escribo
a sabiendas
de que todo cae en un saco
sin fondo, sin mar en sus bajos
y si una cloaca
donde se revuelcan de jubilo
aquellos fulanos
de los cuales les vengo hablando.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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