Un patio sin leones
y la Alhambra se marchita,
es un patio con sabor a naranjas dulces, mandarinas,
y a limón agrio
como la sonrisa
de aquel rey moro
que de Granada se marchaba
sin volver atrás la vista.
Un patio con columnas
en una Alhambra
que por la noche se viste de mortaja moruna
para llegar a la mañana lista
para ser enterrada a la vista
de todos esos turistas
que en su interior se deleitan
sin saber de la Alhambra
nada más que no sea lo que les cuenta un guía.
Alhambra es, Alhambra, suena a risa,
ver el monumento
y marcharse de allí
solo con un par de fotografías
mientras el cielo se viste de colores,
las tejas relucen como una chispa
y los leones
de un patio porticado
permanecen quietos
por miedo a que alguien diga
mejor que doce leones
serían 12 girafas
pues dan a su fuente mayor altura.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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