He intentado adivinar
lo que hay dentro del corazón
de los seres humanos
y me ha impresionado
todo lo que he contemplado,
desde la soledad tremenda
de los que pierden a los seres queridos
y se aferran a la vida
como si fuera la quilla de un barco
con el ánimo de irse a la deriva
y fenecer en el naufragio,
hasta la dicha de los enamorados
en cualquier lugar
sin importar el día del año.
Todo he contemplado,
hasta el sadismo de los asesinos riéndose
entre bocanadas de sarcasmos,
la desdicha de los parados
lamentandose de su poca fortuna
en eso de encontrar trabajo,
y el abatimiento de los enfermos desahuciados.
En el corazón
hay esperanzas a jarros,
desesperos del tamaño
de un Everest eternamente nevado,
ilusiones corriendo
por una pradera como galgos,
horrores saliendo y entrando
de habitaciones pintadas de blanco
con goteros del techo colgando,
amor a caudales brotando
del caño de una fuente
en un parque del Kilimanjaro,
risas de estrellas
que chocan en el espacio
cuando entran por las ventanas
y se duchan en un baño,
y tristezas que se esconden
tras un agujero abierto
en el tronco seco de un árbol.
He intentado adivinar
y he encontrado
en esos corazones
que laten a ritmo acompasado
algo más que un musculo
en el pecho alojado.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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