domingo, 16 de diciembre de 2012

POESÍA: MEMORIAS DE UN SOLDADO DESCONOCIDO

Memorias de un soldado desconocido



Puede ser que Lurgio en esas selvas sintiera
algo más que deseos
de apretar el gatillo
y ser como las fieras
alimaña siempre hambrienta.

Puede ser que las dictaduras
conviertan a los hombres en libertadores
y que la libertad que ellos tanto anhelan
un día se conviertan en ataduras de las cuales solo se escapa
buscando otra vez libertades en la selva. 

Puede ser que en la soledad de un cuartel
se sintiera animal herido
y que en esa escuela de la vida aprendiera
a valorar todo aquello que no había conocido
y que ante si se presentaba de forma tan cierta.

Puede ser que un convento
o allí donde la palabra retumba
como si del cielo viniera
oyera voces o sintiera
una necesidad imperiosa
por ser útil al mundo de otra manera.

Puede ser y a pesar de ello es
que Lurgio Gavilán
nos cuenta su vida
de una forma tan sincera
que uno piensa
en esos otros soldados
que combaten en las selvas
sin llegar a obedecer,
 algo más que no sean,
voces de mando que ordenan
y ante las cuales no cabe otra respuesta
que apretar el gatillo
y esperar a que el objetivo no se mueva.

Puede ser que las injusticias
lleven a los hombres
a enfrentarse con las altas esferas
y que como es el caso de Lucio
sean tratados cual muñecos de cera
a los que se puede prender fuego
con solo acercar una cerilla y una mecha.

Autor de la poesía: José Vte. Navarro Rubio


Memorias de un soldado: la vida de un hombre que militó en Sendero Luminoso y combatió en las FF.AA.
¿Puede la autobiografía de un hombre mostrar la complejidad de la violencia que asoló a nuestro país en las últimas décadas? El testimonio de una persona que militó en Sendero Luminoso, combatió en las Fuerzas Armadas, se unió al sacerdocio y luego fue profesor universitario, es plasmado en el libro “Memorias de un soldado desconocido: autobiografía y antropología de la violencia”, la más reciente publicación del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y la Universidad Iberoamericana de México.

El texto, de carácter autobiográfico, narra las experiencias de vida de su autor, el antropólogo ayacuchano Lurgio Gavilán, quien a principios de los ochenta, cuando tenía 12 años, se unió voluntariamente a Sendero Luminoso como niño-soldado y, posteriormente, tras ser capturado por el Ejército del Perú, se enroló en sus filas para combatir a quien era el principal enemigo del Estado peruano por aquellos años.

En los recintos castrenses, Lurgio encontraría oportunidades para incorporarse a la escuela y terminar sus estudios. Sin embargo, a los 18 años, su vida daría un nuevo giro: de soldado raso del cuartel Los Cabitos, en Ayacucho, pasó a ser aspirante a sacerdote en el convento de la Alameda de los Descalzos, en Lima.

Luego de unos años, abandonó la carrera sacerdotal y terminó estudiando Antropología en la Universidad San Cristóbal de Humanga, donde tras destacar como alumno fue nombrado profesor auxiliar. Tiempo después ganaría una de las becas que ofrece la Fundación Ford a través del IEP, la cual lo llevaría a México, país donde actualmente cursa un posgrado en la Universidad Iberoamericana.

La publicación se divide en cuatro partes. Cada una describe su paso por las tres “instituciones totales” del Perú y la vuelta al lugar donde empezó todo, en el camino a la reconciliación consigo mismo.

El texto también ofrece un prólogo inédito de Carlos Iván Degregori, reconocido antropólogo e investigador de nuestro Instituto, escrito poco antes de su sensible fallecimiento. Asimismo, incluye un ensayo de investigación sobre la narración del autor, elaborado por el antropólogo mexicano Yerko Castro Neira, su director de tesis en la universidad mexicana.

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