No hay nada que me impida hablar
a la orilla esta vez del mar
pues ya en otros días en la montaña
llene los espacios de palabras
antes de que la flora y la fauna
fueran pasto del fuego
y todo quedara convertido
en tímpano roto de un cielo confundido.
Hablar al mar es romántico
pues la olas te devuelven tus palabras
tan vivas como los brazos de un pulpo
abrazando el armazón de un barco y sus cadáveres
en los fondos abismales.
Hablar al mar
cuando la luna sale
y los barcos se pierden
entre olas y espacios convertidos en fronteras
para saber que estas allí
y él te entiende
pues desde siempre
ha sido receptor de sentimientos
y cementerio de almas
Hablar al mar cuando llegas
y cuando partes
y cuando te das cuenta
que este te escucha
y repite tus palabras
conforme las olas se acercan.
Hablar para oírte,
para sentirte,
para ser mar y ola,
viento y luna,
arena y roca.
alga y pez,
crustáceo y ballena,
gaviota y delfín
marcando la ruta de una vida.
Autor: José Vte. Navarro Rubio
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