sábado, 7 de julio de 2012

POESÍA: DON QUIJOTE DE LA MANCHA Y ESOS SUSPIROS QUE EN PINAREJO COMIÓ

Dibujo de Picasso, Quijote,1955



A esos de Pinarejo que de vez en cuando se asoman a este blog les dedico una receta de cocina que he encontrado en un cuaderno viejo que andaba por casa escrito con letra de mi padre. A la receta la llamo "Suspiros de las mujeres pinarejeras cuando vieron a Don Quijote". Pongan atención a la receta que para hacer más coloquial yo he reconvertido en poema.

Este es su origen que yo descifraré a lo largo de 7 poemas, ni uno más ni uno menos. Espero que las abejas desaparezcan, buena lección ha dado de ello el amigo Sepeño, y que la tranquilidad rota por voces, provenientes de la España más oscura, se vayá más allá del Cerro Gordo. Paco, el tiempo pone a cada uno en su lugar, seguro que esa Républica que tu tanto añoras algún día verá su luz como esta historia que vengo a contar de un Don Quijote que llego a El Pinarejo con una extraña misión. 



                   I
Todo comienza con una mujer
como debe de ser de Pinarejo, 
ese lugar de la Mancha tan original
por el que pasó Don Quijote
después de mucho cabalgar,
achuchar al rocín
por esos caminos de La Mancha rural
y empentar 
de una patada en el trasero
a Sancho Panza
que al ver el molino de viento 
va a exclamar
-por aquí señor igual nos la dan
pues estos son muy ladinos
y saben tanto o más
que el mejor de los escribientes 
de su Majestad
hacer escrituras y testar.

Dice el dicho y no hay que dudar 
que en ese lugar tan original 
había una posada 
de una ama bien criada
que no paraba de suspirar
y a eso que una noche 
tocarón en la puerta 
con los nudillos nada más 
varias veces sin cesar
y un joven zagal
, guacho, en aquel lugar, 
de la cama se va a levantar
y tirando hacia dentro 
con fuerza descomunal
de aquella puerta 
que pesaba más de un quintal
va a exclamar:

-¡Válgame Dios 
un espíritu muerto
y otro a punto de reventar
parecen la Quaresma 
y el gordo de Navidad!

Con esto termina este divertido relato
que acaba de comenzar
de cuando Don Quijote va a llegar
a esa posada de Pinarejo con vistas al paleduzar 
para yantar, dormir y soñar. 

               II
-Hermoso lugar este amigo zagal 
-va a decir Don Quijote
después de descabalgar
y mandar a Sancho Panza 
que no paraba de bostezar
que cogiera a Rocinante 
del largo ramal,
no fuera el caso o por casualidad 
que el enjuto  y endeble animal
se fuera  a montar a una yegua
que bebía agua en la plaza sin parar
mientras meneaba la cola
y mataba tábanos que lanzaba más allá
de un pequeño arbollón  
que pasaba por debajo de un tapial.

Entró Don Quijote en la taberna
de aquel hostal, posada 
y casa de buen estar,
o se le quiera llamar,
y después de sentarse 
y quitarse las botas de cabalgar
casco, armadura y respirar
va a pedir vino, jamón y queso 
y una hogaza  de pan
con que calmar aquel mal 
que es el hambre cuando azota
y uno no tiene que llevarse al bozal.

Ya en la posada todos levantados
Don Belinchón , dueño de la casa,
que se acababa de alzar, 
puesto en su lugar va a preguntar 
con cara de no estar
para nada que no fuera descansar 
-¿De donde es usted amigo 
que ha venido a mi casa a fastidiar,
quitarnos el dormir y pedir de cenar?

-Yo soy Don Quijote
de La Mancha, El Pinarejo 
y le paro de contar
pues todos saben de mis aventuras
y tenga usted por cierto
que si no me da de cenar
con esta espada que llevo 
colgando como si fuera un costal
le tengo que sacar las asaduras
sin que le de tiempo a rechistar.

-Usted, -va a decir Don Belinchón-,
miedo no me da 
y tenga por cierto
que igual que llegó a este lugar 
se puede ir por piernas 
a poco que toque la campana
y acudan mis sirvientes
que en la cuadra que hay más allá del corral
duermen y se desperezan
a mi gusto y voluntad,
para pegarle una somanta de palos
por cretino, imbécil y desleal
a la buena voluntad de este tabernero
al que ha osado a desafiar.

Y con esto termina este segundo acto
y me voy al tercero
en que Sancho Panza se dispone a hablar

             III
-Poco sabe usted de las virtudes de mi amo
por eso le voy a explicar
que este hombre es caballero 
de una Santa Hermandad
y tiene como meta encontrar una ínsula
en la que yo poder gobernar
y si hemos llegado hasta aquí
es por culpa de ese molino
que reluce más
que una moneda de ochavo 
de esas que valen menos que un real
y de un pergamino que Don Quijote
les quiere entregar.

-Tu monigote de poco fuste
y cara de pedestal 
- Don Belinchón va a gritar-,
tente quieto y para ya de hablar
pues si te atreves a continuar
levantando ese vozarrón tan vulgar
contra mi persona, 
dueño que soy de este lugar, 
te tengo que emparedar 
allí donde las golondrinas 
vienen anualmente a procrear
para que todo el mundo pueda preguntar
¿ese pajarraco de donde salió  
y hacia donde el vuelo levantar?

-Mal hombre, peor criado y animal
como te atreves,
-Don Quijote va a gritar´-,
a decir tantas sandeces 
en esta tu casa y hogar,
no sabes bellaco 
que los manchegos en especial
son buenos huéspedes 
y en eso de hospedar se llevan la palma 
y si les dejan hasta el Santo Grial.

-Ya lo creo,
-Don Belinchón va a recapitular-,
aquí en Pinarejo
a todo el mundo le da 
por abrir las despensas 
y dar de comer capones 
al que no tiene 
ni para comprar sardinas "salas"
no obstante y viendo 
que usted es hombre de capital,
honra y decencia sin contar
yo le puedo asegurar que se irá a dormir
con la barriga bien llena
y los ojos nublados de tanto saborear
ese vino de un majuelo del Charcón
que  mi abuelo vino a plantar
para los tiempos del Gran Capitán.

Y con esto y casi todo dicho 
pasamos a ese IV capítulo
que nos espera ya 
como la luz a un candil
y el candil a un buen yantar
todo es igual
cascara de cebollas, 
aceite, mecha y nada más
que un poco de pan
y mocos cayendo 
cuando el frío en el cuerpo se viene a anidar

        IV
Se va la luz
y eso en Pinarejo 
de siempre ha sido normal
a pesar de tener lucero
y buen ramal 
de hilos de cobre
que iban y van 
desde la misma Iglesía Parroquial
hasta más allá de la Carrera 
cerca de un buen horno de pan.

Y en esto vuelvo al relato 
que nos va 
como aguja al dedal
e hilo fino de plata 
a camisa de seda
y botones de metal
de esos que relucen más que el sol
a la hora de almorzar.

Se va la luz en la posada
por culpa de un soplo de aire
que por una ventana 
va a entrar sin avisar
y no viene el día
y un criado en apuros 
grita al instante sin parar
¡-por ventura den yesca el candil
pues voy cargado como un animal
con tres jarras de vino
jamon, queso, pan 
y huevos fritos de gallinas del corral
y todo se puede ir al traste
ahora mismo ya
sin prestos no me atienden 
en mi urgente necesidad!

Vino a la luz a un relinchar
de Don Belinchón
que cansado estaba ya 
de tanto aguantar 
injerencias de ese tal Don Quijote
que le había venido a robar
en aquella noche de pocas luces 
su paz y descanso espiritual
y allí cerca de la Solanilla
Don Quijote continuo su versar
sobre las maravillas
que su gastada vista pudo contemplar
en cuanto empentó de narices nada más
con el primer tapial 
de El Pinarejo, aquel lugar,
por aquellos días aldea del Castillo
para más señalar.

Y aquí me quedo quieto
a la espera ya
de ese quinto poema
que por el horizonte
comienza a despuntar.
No se muevan del sitio
no sea el caso
que al volver no sepan 
de que va este asunto
que acaba de comenzar
y tanto me lleva y llevará.


     V
-Buen posadero 
-dijo Don Quijote
al oler el rico manjar-,
no estaría de más
que se viniera hasta esta mesa 
para probar hasta la saciedad 
lo que trae ese su criado 
que grita sin cesar
como si el mundo entero 
se viniera a acabar.

-A buen seguro que lo haría
si no fuera por esa gota
que me ataca 
y de la cual no puedo escapar
por mucho que me aplique sanguijuelas
y me sangre el menestra
-va a replicar Don Belinchón
mientras se mesaba la barba
y bostezaba sin parar.

-Coma usted y su sirviente
-Don Belinchon va a continuar-
y no duden en preguntar
pues lo que les van a servir
es el mejor manjar
que criatura alguna puede proba
antes de irse a la cama a holgazanear.

Ya todo devorado
y la jarra de vino 
a punto de temblar
se fueron todos a sus aposentos 
para descansar
no sin antes despedirse
y desearse buenas noches
como es de esperar
entre personas civilizadas
que se quieren respetar.

Gallo que canta 
a la olla debe ir 
por molestar
pensaba Don Quijote
cuando se va a despertar
por culpa de un ave de corral
que hacia su trabajo 
sin pensar 
el mal que podía ocasionar.

Con el quinto poema vencido
me voy hasta el sexto sin dudar
que a poco que me aplique
la historia esta noche la tengo que acabar.


   VI
Ya despiertos 
y todos a punto de almorzar
Don Quijote va a decir
-escuchen ustedes 
la receta que quiero regalar
a la mujer de Don Belinchón,
dueña de esta posada Real,
en este lugar de El Pinarejo
por donde vino un día a faltar
un buen poeta
y un mejor capitán
de los Reyes católicos
y de su santidad el Papa
que en el Vaticano debe estar.

-Yo quisiera también decir
-va a comentar Sancho Panza-
si a ello me deja su merced
que la cama en la que he dormido 
era de nogal,
el colchón de blanda lana virginal
y la manta de esas de mucho abrigar.
Por eso me voy contento,
aunque para decir toda la verdad 
yo esperaba dormir en el pajar
y comer un mendrugo de pan
regado con agua del Pocillo
esa que rompe los cálculos 
sin más necesidad
de tener que cantar un miserere 
 si viene a gusto para  la Navidad.

-Pues yo 
-Don Belinchón tenía ganas de hablar-
me quedo a bien 
si pagan el yantar, 
el dormir 
y el tanto contar sandeces 
que no dan
mas que mucho malestar
y a eso que dice que nos va a regalar
una receta de mucha calidad,
yo le ruego Don Quijote
de La Mancha, El Pinarejo 
y para de contar
que me encuentro dispuesto a escuchar
lo que le ha traído hasta este lugar.

Acabado el sexto poema
juro que en el séptimo
todo esto tiene que acabar
a las buenas o a las malas
igual me da.


VII
Encima de una mesa
Don Quijote se va a alzar
como las velas de un catamarán
y echándose la mano al pecho
por detrás de la armadura va a sacar
un trozo de pergamino
que llevaba por en el reverso
más medallas que un general
de aquellos de armas tomar.

De esta forma tan solemne 
Don Quijote va hablar
no sin antes rizarse el bigote
y afinar las cuerdas vocales 
para recitar con mayor solemnidad.

-Sepan sus mercedes
que en las berberías 
no se podía descansar
pues todo el día había que estar
dándole al mosquetón
sin tiempo alguno ni para rezar
ni llevarse a la boca 
algo con que aliviar
el hambre ese que te hace blasfemar.

-Por ello he venido 
hasta este lugar
para recordar 
que un cocinero de EL Pinarejo
que suspiraba sin cesar
loco de amor por su amada
a la que llevaba 10 años sin abrazar
nos va a deleitar
con este rico manjar
que yo les paso a explicar.

-Leche en cantidad de un cuartillo 
y  mantequilla 75 gramos a lo más 
se ponen a hervir
sin necesidad de estar pendientes de mirar
pues es difícil que la mezcla se vaya a marchar
de la olla donde se calienta sin parar.

Añadir si no les viene a mal
25 gramos de azúcar blanca, de caña
igual me da,
un pellizco de sal
y una corteza de limón de su limonar
o del vecino pues esos cunden más.

Ya el hervor en su punto final
retirar la corteza de limón
con sumo cuidado y ya está
añadir 250 gramos de harina
y remover sin parar 
durante 15 a 20 minutos a lo más
y por favor
no dejar de menear.

Atiendan bien
pues si no es así
 grumos se formarán
y a los de Pinarejo nos gusta 
comer poco y de calidad
por eso tenemos tan buen paladar
y los dientes afilados 
como los de un caimán 
en visperas de ayunar
por falta de víctimas a las que atacar.


Retirar el cazo del fuego y dejar 
un  cuarto de hora descansar
y añadir 4 huevos,
uno a uno, no sin antes batir sin descansar 
desde el principio hasta el final
hasta que la muñeca parezca de metal.

Ahora viene lo bueno 
tengan cuidado al sacar 
pequeños porciones del mejunje
del tamaño de una nuez del noga,l
de ese que en el huerto de Palotes está.

Freírlos los repizcos en una sartén
con mucho aceite de oliva 
hasta que dorados se muestren por fuera
y en ello el secreto está
en que tienen que tener un  agujero en medio
redondo como una bola de billar 
y ya para el final escurrirlos bien,
pasar a una fuente 
y espolvorear 
con azúcar, ahora glasé,
y servir para contentar
a la tropa que en la mesa espera 
comer de tan buen manjar
Y ya mi receta está preparada para usar.

Don Belinchón lloraba,
el gallo no paraba de cantar,
el sirviente apagaba el candil
y Don Quijote y Sancho Panza
por la esquina del Molinillo iban ya
cuando vieron una gran nube girar
e ir hacia ellos con cara de arrojar
agua a mares con que regar
a nuestros buenos amigos 
que esta receta nos acababan de dejar.

-Espolee -
va a decir Sancho Panza-,
-allá  voy -
Don Quijote va exclamar-
y Don Belinchón que miraba sin cesar 
se va a contentar 
con decirse para sus adentros
-que se jodan ya 
que yo me quedo aquí con esos suspiros
que no dejaba de lanzar 
un pinarejero que llevaba sin abrazar 
10 años a su novia
que lo esperaba con gran necesidad
de llevarlo hasta el altar.


Continua la historia de Don Quijote a su paso por Pinarejo y camino de Santa María del Campo. Ya casi decidido a no continuar Paco me ha animado y si de esta forma consigo que el siga su hilo, mejor que mejor. Así que vayamos los dos yo con Don Quijote y tú con la Pepa, Constitución, y la República, esa que descansa en un cajón, a la búsqueda del buen gobierno de los pueblos, solo por el pueblo, sin necesidad de poyo, palio ni capón.

         VIII
-Mira Sancho, buen amigo,
que de este lugar
perdido de la mano de Dios 
nos hemos llevado una buena lección,
pues yo esperaba contienda
y aquel buen señor
nos dio comida y ofreció
dormitorio superior con balcón
para que nuestros cuerpos descansaran
y se alzaran de buen tenor,
y eso a mi me produce emoción
pues venimos a la vida
y nos vamos siempre con temor
a no haber hecho en la tierra
lo que nos mandaba nuestro Señor.

-Buena la vida y mejor el amor
yo temo más Sancho a quien te da la mano
y mira de reojo con falso pudor
que a los que dicen lo que tocan
y si pueden te ponen de vuelta y media
por delante y no por la espalda y a traición.

-A lo que iba Sancho
me gustó el pueblo
con su iglesia y ese gran caserón
que de la plaza es lo mejor.

-Sus mozos son atrevidos,
trabajadores de sol a sol
y cuando vienen a divertirse
bailan con tal sintonía y son
que no hay mujer en la zona
que se digne a decir:
"con uno de Pinarejo no bailo yo",
al menos esto me contó
aquel buen cocinero
que suspiraba por amor
y que aquí nos trajo con una condición
entregar la receta de cocina
a la mujer de Don Belinchón.

-Cuidese amo -Sancho va exclamar-
que de las mozas voy hablar yo
pues son tan guapas y lozanas
que desde que se va la luna
hasta que sale el sol
he visto a mozos bien plantados
agarrados a una reja entonar una canción
que si no recuerdo mal
esta era su composición:

"Mira guapa, mira que soy yo
el que viene a tu ventana
y te quiere con tanto amor
que daría su alma al diablo
con tal de conseguir un mechón
de ese pelo negro como un tizón
que te baja por la espalda
y realza tu figura con finor".

"Morena de hojas azules,
morena de mi corazón
que me llevas loco
desde que tengo uso de razón
e íbamos los dos 
a ese pozo de agua almendrada
que en el camino de Santa Ana
nos sirvió
para que yo te declarara mi amor
y tu me dijeras mirando al cántaro
que no"

-Me parece Sancho 
que sabes demasiado so bribón
para una sola noche 
que pasaste en Pinarejo
durmiendo en ese cómodo colchón
que Don Belinchón te preparó
como si en vez de criado fueras todo un señor

-Arrea al jumento Sancho
que aunque la tormenta pasó
y vino a caer cerca de La Hoz
yo te aseguro 
y ten esto por lección
que hombre que toca la guitarra de luna a sol
no se come ni un tostón.

En esta tarde de un domingo
en que la primera de riesgo
el viernes quedó
más cerca de las nubes que del sol
me he venido a continuar
con lo que a Don Quijote le pasó
un día en que llegó y se marchó 
de El Pinarejo por el camino del Charcón
y así doy paso 
a una novena (IX) poesía
presten atención,
no se duerman por favor
y si le viene la noche apague el televisor
y váyase a dormir que el gallo canta
en el corral de Don Belinchón sin ton ni son.



        IX
-Veo Sancho que no me hablas
desde que El Pinarejo 
de nuestra vista se perdió
y vamos camino de Santa María del Campo
donde tendremos la ocasión
de conocer más a estas gentes 
que dan todo por amor a su señor
y se resevan para ellos
trabajo, hambre y oración.

-Y te tengo que decir Sancho
que en esto hay mucho desatino
y no se si veremos alguno de los dos
gobernarse a los seres humanos 
por lo que son
sin necesidad de rendir pleitesías
ni tener que sufrir prisión
pon pensar que todos somos iguales
y que el buen gobierno 
es cosa de todos  y en esto no me quita nadie la razón.

-Le interrumpo en su utopía Señor
porque a la cabeza me viene
lo que a un pariente mio le pasó
que compró un terreno y dejó
al resto de sus parientes 
sembrar en su posesión
y para cuando vino el caso se quedó
como el gallo de Morón. Creo Señor 
y perdone con razón 
que le contradiga en su opinión
que me habla de la perfección
y en esto debe saber 
que no hay en el mundo más de dos
que piensen como usted y yo 

-Sancho mira que te doy.
A buen sabedor 
y tu lo eres 
de ello doy fe yo 
hay que darle de lo que te hablo 
poca explicación.
Ya a estas alturas 
deberías haber entendido 
que soy discícipulo de Platón
y de una utopía 
que a mi me produce comezón
pues aunque nací hidalgo 
y a tu entender superior
yo me bato el cobre
por ver en en este país con tanto sol 
un gobierno sin corrupción.

-Mi Señor 
perdone por la alusión
pero será mi pobreza 
y cortedad de visión
lo que me produce 
tanto retemor
y a pesar de tener amo
con este claro don
de pensar que todos somos iguales 
yo todavía me pregunto
y espero contestación
porque llevo camisa raída
y usted viste un buen jubón.

-Sancho, ¡Voto a Rus!
que tu entendimiento 
es del tamaño 
de los cuernos de un caracol
pasado por agua 
y dejado secar al sol
y veo que por mucho que me esmere
e intente pulir tu mente y corazón
es imposible cambiar la opinión 
de a quien Dios le dio
manos para llevar jumento 
y servir a buen señor 
y voz para decir ¡Sooooo!

-Señor oigo a lo lejos cantar a un pastor

-Y que dice Sancho la canción

-Dice Señor:
Todos: mozos, 
viejos, reyes y pastores 
estamos sujetos 
a sentir amores.

-De verdad Sancho
que es mejor cambiar de tercio
en esta ocasión
y alargar el paso
de dos en dos
hasta llegar a aquella alberquilla
donde refrescar el cocote
y con ello la razón
no sea el caso
que salga la pastora
y nos de con la sartén donde Colón

Finaliza la novena
y hacia la décima me voy
por Dios Paco
ponte atento y concluye tu esta sinrazón
de meterme donde Dios no me mandó


Hete aquí que me muero 
de tanto pensar 
que este pobre 
y ambidiestro 
amigo de lo suyo 
y de lo ajeno 
tiene más tablas 
que el madero 
en el que Jesucristo 
subió a los cielos. 
Pero a mi no me engaña nadie 
y aunque promesas he hecho 
de no volver a las andadas 
y de ser a partir de ahora 
más sincero 
me temo que su destino 
sea mi tormento 
y al igual que yo 
a esto de ser su amo 
le he cogido ganas 
y lo llevo lo mejor que puedo 
me revienta el hecho 
de que siendo él sirviente 
y hablándole yo 
del gobierno de los pueblos 
él que es pobre 
piense como el clero 
y yo que soy de buena cuna 
piense como el más pobre 
de los labriegos. 
Pido a Dios que me de salud 
para enderezar este entuerto 
y en cuanto este tunante se venga 
a reconocer su error manifiesto 
yo juro por la virgen de El Pinarejo 
que no me detendré en mi empeño 
de hacerlo más humano y tierno 
como las margaritas 
que se come el cerdo, 
como los ababoles 
que son para los conejos su mejor alimento 
o como el heno 
donde yacen los enamorados 
y sirve de alimento y lecho 
a animales de tiro 
y a cornúpedos de terciopelado pelo. 

En esto y ahora que se oye un ruido
y como si fuera un entierro
a una corneja graznar
mientras se eleva volando hacia los cielos.
Es Sancho Panza que todo lo escucha
el que se dispone a aclarar el entuerto
y con esto les dejo y continua el verso.

-Soy yo amo el que viene 
y lo hago ya libre de culpa 
pues mientras usted dormía 
y practicaba su oficio 
de pensador sin dinero 
me he acercado hasta El Pinarejo 
para cumplir una promesa 
de la cual no tenqo que explicar 
algo más que no sea 
lo que yo entiendo por buen escarmiento 
y ahora le digo 
que en una pequeña alforja 
portaba desde que salimos de nuestra patria y Reino 
una pequeña virgen de marmol 
del tamaño de un cencerro 
que le he dejado a un amigo de El Pinarejo 
pues un hermano suyo que murió combatiendo 
a pecho descubierto 
me dijo ya cercano el último aliento 
hermoso mío 
llévala a mi Pinarejo 
y dásela a un hermano mío 
que vive en la calle de Melgarejo 
y así lo he hecho 
y este hombre, 
hermano del que me dió para él recuerdos, 
pegándome un abrazo 
y regalándome un puñado de tostones 
me ha enviado con viento fresco 
hasta este camino 
con polvo hasta el cuello 
donde usted me esparaba 
con lagrimas y mucho desconsuelo. 
Así que de esta aventura 
me quedo tranquilo 
y de la otra dejeme un momento 
para que me olvide del sabor del vino, 
del chorizo, jamón y quesos. 

-Ahora se Sancho 
que en ti Dios ha obrado prodigio 
y que igual que un día 
fuístes conmigo deshonesto 
ahora eres honrado 
y tan huen elemento 
que te nombraría de El Pinarejo 
su Hijo Predilecto
y te daría calle de camino hacie el cementerio. 

-Señor deme lo que quiera 
que yo con tal de tocar dinero 
soy capaz de subirme la borrica a hombros 
y andar ligero 
pero no me diga Señor 
se lo digo por respeto 
que todo se debe a que ve en mi ´ 
a un buen sirviente del clero. 

-Veo en ti Sancho 
a un hombre del pueblo 
que si tuviera medios 
andaría como yo en jaca 
y no en jumento 
y aunque algunos dicen 
que todos nosotros tenemos 
lo que nos merecemos 
yo te digo que muchos de los pecados 
a pesar de ser mortales 
se curan con cuatro Padre Nuestros, 
dos Aves Marías y un Credo. 

-Amo, hoy ya no le replico 
pues estoy muerto 
y tanto me va en el envite 
que hasta dando cartas me siento lento 
y con esto que llevo dentro
dolor, pena y tormento,
la marrea arrastra 
un buque al fondo del oceano, 
allí donde las corrientes escupen las maderas 
y se tragan el resto del cargamento. 

Por hoy buenas tardes 
y mejor comienzo 
del día venidero,
a todos los que me leen
y a los que no haciéndolo
me vienen al recuerdo. 

                     XI
Mucha agua para este Charcón
por el que pasa un río 
que llaman de Santa María
y a veces baja tan vacío
que en el fondo de su lecho se ven
guijarros del tamaño de un obelisco
por eso amigo Sancho y a lo visto
Charcón viene de charco
y encharcado estuvieron por aquí
campos y cultivos.

-Más  yendo como vamos hacia Santa María
y ya con el sol cayendo 
a golpe seco como un  martillo
conviene hacer un alto en el camino
y a la sombra de estos chaparros,
que plantó algún pinarejero instruido
en el arte de amar la naturaleza
y de vivir feliz consigo mismo,  
gozar del paisaje  amigo 
y contarte yo algún acertijo

-Señor si usted descansa
yo no sigo
y con ello y un poco de vino
me quedo a las de Dios
esperando que la noche nos traiga
cual agua de río
 frescura y alivio.

-Aquí a mi lado Sancho
aprenderás a ser más comedido,
aprendiz de todo
y lo que es más importante
a llamar a las cosas por su nombre
y a tirar del hilo hasta llegar al ovillo.

-Quién diría discípulo
que todavía en este Pinarejo
del Castillo su aldea
fuéramos los dos a ser
como la rueda de un molino 
trituradores de sueños
convertidos en trigo limpio,
más yo continuo
y exploro con mi mirada el terruño
y veo a lo lejos una veguilla
con ovejas pastando
y más cerca una poza
donde un jumento cautivo
se bate el cobre
dando vueltas sobre el mismo círculo
y como siempre, 
a mi mismo,
 me pregunto y digo
¿que verá en estos momentos mi sirviente y amigo?

-No me venga a esto mi Señor
que yo tengo familia
y si después de este trabajo tan de peregrino
pudiera dar con motivos
por bien terminada la aventura
yo le aseguro mi señor
que por aquí no volvería
ya que he oído que bajo este charcón
corre una gran corriente de agua
que de pronto se convierte
junto a una laguna en un caudaloso río.

Don Quijote que permanece impasivo
y se dice a si mismo,
esto solo me pasa a mí
por buscarme sirviente poco instruido
pero diestro en el arte
de darle a la lengua 
como si fuera un periquito.
Atento debo estar 
y sin necesidad de enfadarme lo más mínimo
despacharme a gusto
antes de que  Sancho me tome la palabra 
y continué con su debate absurdo. 

-Te oigo Sancho
y me crecen dudas al verte tan seguro,
ahora creo
que los dos debemos ser más comedidos
en lo que hablamos, en lo que vemos,
y en lo que escuchamos 
por esta parte del mundo,
pues de nosotros se espera
que seamos justicieros, 
bondadosos y creativos
ya que pudiera ocurrir que esta gesta
se convirtiera en  una copla cantada por ciegos
en las plazas de los pueblos 
de todos los rincones del mundo
y se dijera que un pobre lazarillo 
y su amo loco como un grillo
vieron en un Charcón 
de un Pinarejo antiguo
una cueva profunda y en ella un río

-Si me permite mi amo 
y acepta que difiera de su argumento ambiguo
le tengo que decir
que mi mente no delira
y que ayer oí a un licenciado
jurar por la Sábana Santa del Castillo
que Charcón viene de charco
y que hubo
un infante de capa, espada, 
sombrero y camisa de lino
llamado Don Juan Manuel 
que vivía en el Castillo
que por aquí cazaba garzas, tórtolas y pollas de río
con ayuda de halcones, ballesta
y un buen rastrillo de pobres jornaleros
que le ayudaban en su menesteroso oficio
de  dar buena cuenta de lo que se movía
entre los cañaverales y juncos.

-Sancho demuestra tu cortesía
no alzando la palabra
ni dudando de mi honra
pues para un caballero 
no hay más dicha
que tener criado con cara de besugo,
caballo ligero como la pluma de un jilguero
y tiempo suficiente para cumplir su cometido.
Para que veas Sancho 
que lo tuyo y lo mío
parece sacado del mismo libro
te digo,
que yo también oí una serenata
y me quedé por ello pensativo
pues así decía aquel estribillo:
"Desde entonces le cantaron
las zagalas al pandero,
los mancebos por las calles,
las damas al instrumento"
y de ello me asaltan dudas
pues no se si el instrumento es la vihuela
de música punteada 
o quizás
la guitarra rascada por una púa
y con esto Sancho volvamos al camino
que ya Santa María se adivina 
y llegaremos tarde de encontrar posada y abrigo.

Esta XI poesía se acaba
entre  silencios oportunos
en una tarde de julio
en que me vine hasta el ordenador
para sufrir martirio.


      XII
Cuanto es mi pesar 
en estos días amigos
no por lo de mis disputas
con mi escudero, 
servidor y amigo
más bien 
por un sueño inoportuno
que me vino ayer 
en la posada ya de retiro
metido en la cama 
y tapado hasta la barbilla 
con una manta 
que pesaba cincuenta kilos.
Me quedé dormido 
y soñé 
con que era otra persona
y viajaba por el mundo
sin rumbo fijo
a eso que fui a parar 
a un compasanto muy antiguo
con lápidas de todos los tipos
y vi en una de ellas 
mi nombre y apellidos
y una leyenda que decía:
Se despidió del mundo
por ser un animal 
y un gran bruto
solo le lloró su escudero Sancho
que lo quería con amor de padre
aunque nunca fue correspondido.

Me desperté y sin querer
miré con disimulo
y cuando me di cuenta
del asunto
respiré tranquilo 
y pensé durante unos minutos
lo malo y bonito de aquel sueño
y el provecho 
que yo debería sacar al asunto.

Así que después de pasado un día
de aquel sueño tan oportuno
y a la vista 
de conforme nos llevamos
el uno con el otro 
y el otro con el uno
he pensado en cambiar mi discurso
y acercarme a él con buenas palabras
con el fin de ganar 
el corazón de Sancho, mi amigo.

A la mínima que pueda
yo les aseguro
que de dar consejos 
pasaré a recibirlos
y si no es así
tiempo al tiempo
que vamos camino del XIII poema
y hasta ahora he adolecido
del momento oportuno
para decir Sancho, hijo mío,
tienes razón 
en todo cuanto me has dicho


                        XIII
-Quieto el día, verdad, Sancho,
-Quieto si señor
y más que quieto muerto de dolor
pues tal día como hoy 
en Pinarejo vino a ocurrir 
lo que en este romance 
que viene a continuación
un pobre ciego contó:

"Por Dios bendito que todo lo ve
y por Santa María Madre de Dios
que a Jesucristo parió,
amamantó y por el lloró
que me lleve un pedrisco
si lo que van a oír hoy
no es tal y como ocurrió
en aquel año 1475 
de Nuestro Señor
en que un niño cayó 
en el pozo grande de la Plaza de Pinarejo
y salió en la cueva del Motejón.

Jugaban los niños al tejo
hasta que este cayó
en el pozo de la Plaza de Pinarejo
y detrás de él un niño bajó
hasta el fondo de la sima
donde dicen que la corriente se lo llevó
camino de Santa Ana
y de la cueva del Motejón.

Gritos se oyen en La Plaza
pues de ese pozo 
nunca nadie salió.

Ya los padres bajan por La Carrera
llorando y pidiendo por favor
que Santa Águeda les devuelva a su hijo
tal y como en el pozo cayó.

Ya la Plaza llena de mayores, pequeños
y gente muerta de emoción
se oye una plegaria y un padre Nuestro
elevado a Dios
y una voz que grita ¡Dejarme, que al pozo bajo yo!

Solo con una soga
y entre gritos de ¡Viva el salvador!
Mario baja al pozo
no sin antes pedir por favor
que si muere en su empeño
lo entierren con honor 
junto a la tumba de su madre
que hay en el cementerio
semi escondida en un rincón.

Mario baja, se desliza,
y por fin al fondo llega con gran temor
de encontrar al niño muerto
y de no poder cumplir su misión.

Ve Mario una galería 
y por ella de desliza
como si fuera un tiburón
hasta que la corriente lo arrastra 
más allá del arbollón.

Entre turbulencias, rápidos
y más de un coscorrón 
Mario llega a una gran cueva
y tal es su emoción
que se olvida hasta de la misión 
que hasta allí le llevó.

Mario grita ¿Vicente aparece por favor!
y de las profundidades de la sima se oye
¡Aquí estoy!

Mario y Vicente se abrazan
y ya rehechos de tanto lagrimón
marchan camino de Pinarejo 
sin creerse lo que pasó.

Ya en la Plaza de Pinarejo 
embriagados por la emoción
se abrazan todos 
por lo mucho que Santa Águeda intercedió
para que aquel día Vicente volviera
con la madre que lo parió
y con el padre que tan poco sufrió el día en que nació"

-Esta es la historia que la mujer de D. Belinchón me contó
y tanto me emocionó
que me la aprendí de memoria Señor.

Bien me parece Sancho
que veles por la religión
y que recuerdes esta copla
que un ciego cantó
por los pueblos de la Mancha
antes de que Colón
descubriera las Indias
en compañía de los hermanos Pinzón.

Por ti Sancho digo hoy
que en aquella casilla
dormiremos y que en honor
de lo que aquel día ocurrió
te diré yo
como se elabora el plato denominado gazpacho pastor
que por estas tierras un mestero elaboró
para glorificar el nombre de san Isidro el labrador.

Me voy ya camino del XIV
ya veremos lo que pasó
con ese gazpacho de pastor
que un mestero en Pinarejo elaboró 



    XIV
Promesa realizada
nada que decir
y por ello yo Sancho
la voy a cumplir.

Mira por donde un día de abril 
un pastor de la zona
contaba así:

En una candela de leña 
de olmo y leva de por allí
colocar estiércol de ganado seco 
y si no es así 
la torta no es para mí.

Ya todo en ascuas
éstas expandir
y en el lecho colocar la torta y recubrir,
ahora toca esperar 
pues la torta se hace así.

-Señor sin ánimo de interrumpir
se ha dejado el aliño de la torta
¿Qué nos podría decir?

-Aclaro y digo Sancho
lo que vas a oír.
Sobre piel de cabra
se echa el agua
sin olvidar bendecir
y luego se tira la harina
que en el molino 
para ello previamente molí
y a puño limpio se golpea
hasta que al fin 
tenemos la torta
fina y delgada 
como para en las brasas introducir. 

-Yo la vi enrollar en una caña
antes de introducir 
en las ascuas
y al mismo tiempo decir:
"Bien cocida salgas
y si no es así
no se la coma nadie 
pues dolor de tripas 
a lo seguro puede producir"

De esta forma tan simple
sin levadura
ni mas potingues 
de los que acabo de decir
tenemos la torta preparada
y ahora falta la carne 
para poder decir
que el gazpacho se puede servir,
pero eso lo dejo Sancho
para otro momento
todo con el fin de no aburrir.

-Bien Señor
con el arreglo de la torta
y del gazpacho
ya le diré yo
lo que le tenga que decir
para ese momento justo
en que a usted le de
por contarme de la "a" a la "z"
lo de ese plato tan pastoril.

-Tenga en cuenta una cosa
que se dice por aquí:
De los gazpachos se come
hasta la cuchara y el plato
sin distinguir
lo que es la carne de liebre 
de la de perdiz
y si no que se lo pregunten 
a un pinarejero
que se las comía hasta para ir a dormir.

-Sancho muchos son los dichos
y lastima de aquel que sin mote quedó
lo que quiere decir
que vino a morir 
antes de salirle espolón.

-Ahora me viene esto 
que se me acaba de ocurrir:
Gazpacho manchego
en Pinarejo probé
y sin salir de aquel pueblo
tan en sus días pastoril
los vi de codorniz,
liebre, conejo, pavo, pollo y  perdiz
y para que nadie dude 
la receta les explicaré
cuando en gana me venga a mí


XV
-¿Pensaban que me había ido?
¡pues no,
ya estoy aquí!
y vengo feliz
de ver a este Sancho
tan diestro y aprendiz
que me entran ganas de decir
que este gazpacho que voy a explicar aquí
es de La Mancha y no Galiano ni de Estoril.

-Ahora me pongo manos a la obra
y les dejo como es costumbre en mí
con los ingredientes que se deben emplear 
para llegar a buen fin
y no se olviden 
todo debe ser de Pinarejo
hasta el caldero de freír
y las ganas de reír 

1/2 liebre o conejo de campo 
del Cerro Gordo 
pues hay que ver como corren por allí. 
1 perdiz de la Montesina
pues yo un día las vi pasar por delante de mí
y parecía aquello una procesión
desde entonces les tengo veneración. 
1 cabeza de ajos de Pinarejo de esos que hacen olor a pernil.
1/2 pimiento de aquellos del  Charcón que parecían un  requesón
2 tomates maduros del tamaño de un melón
abonados con basura y regados con amor.
1/4 kg de setas (de cardo o níscalos) 
mejor que mejor secas por favor.
Aceite de Oliva con moderación 
pues en Pinarejo se embotella para la ocasión. 
Laurel y tomillo del camino del Castillo
ahora es mejor el de La Hoz.
1 torta de gazpachos de pastor. 

-Buena es la ocasión para decir
que hay que ser feliz
y ya cometido este desliz
hagan fuego
y sofreír en una sartén 
preparada a este fin
tomates del mes de abril,
y pimiento y ajos y así
hasta que pongo a sofreír
los trozos de liebre y de perdiz
y recuerde
no se le olvide añadir vino
y esperar su evaporación,
en ese momento añadir
agua, laurel y tomillo y dejar hervir
hasta que la carne se desligue
del hueso cerril
y ahora es el momento de quitar
con ayuda de un cucharón
el ajo y el laurel
y dar paso a un ritual
que consiste en cortar la torta
y dejar hervir
hasta que quede blanda
y ahora servir
en torta o plato
dependiendo de la ocasión
del protocolo 
y como digo yo
del finor de la mesa y del calor de ese vino
si señor
de aquellas viñas de Pinarejo
que mi abuelo conoció
y se vendía en el mesón. 

-Señor que bien quedó

-Ya lo creo, so bribón,
y por hoy se acabó


XVI
-Todo acompaña por aquí, Señor mío,
a ese gazpacho tan bien descrito, 
desde el paisaje regio 
de los llanos, montes y ríos
hasta el carácter de las personas
que vienen a comer 
de un plato tan exquisito
realizado a la leña
con muy pocos preparativos
como si quienes los condimentan 
escaparan de las plagas de Egipto
y en su huida y destierro
por aquel desierto tan empobrecido 
a falta de levadura
tuvieran en el pan ácimo 
un remedio exquisito 
para saciar el hambre 
y no pasar por las noches fríos.  

-Buenos son los de Pinarejo 
en el arte de cazar a la carrera 
con galgo, garrote y a tiro limpio
y mejor en el arte de la beatería 
por métodos antiguos, lazo incluido,
de toda clase de animales
y donde ponen el ojo son tan finos
que no hay animal de agua, tierra 
o en cielos limpios
que pueda huir a su destino
de ser condimentado en olla
con patatas, ajos, tomate, vino y tomillo.

-Hijo me asombras
pues a poco que digo
adornas tanto lo dicho
que conviertes al cardo
que crece junto a los caminos
en bella flor de jardín
regadas y cuidadas con mimo.

-Y de ello me alegro
pues gustándome a mi los libros
leí uno que decía
Alabanza propia, mierda segura,
por eso tientate 
de no alabar lo tuyo
y que sean los demás los que te juzguen
aunque te dejen como un mendrugo.

-Me alegro otra vez 
de esta coincidencia
que eleva mi espíritu
pues difícil es que amo y criado
compartan algo más que no sea
odios escondidos
por lo no hecho y recibido
y por las que me hicisteis pasar
en nombre de Cristo.

- Ya que de recetas estamos hablando 
le quiero yo recordar
aquel plato tan exquisito
que vi yo preparar en la posada de Pinarejo 
y que no comimos
por su empeño en hincar el diente 
al pernil, al queso y a los chorizos.

-Pues vete Sancho pronto al relato
que yo escucho y callo 
y luego más tarde escribo,
pero por Dios te pido 
que el plato resulte exquisito
pues en tu discurso 
nos van unos buenos minutos. 

-En una cazuela había carne de guiso muy picada
y sazonada con ajos tan purgativos
como la rama de un olivo
y aquella ama de la posada 
con moño y mandil con dos bolsillos
vi yo como removía el engrudo
hasta que toda la masa ya compacta
se pasaba con mino
a una cazuela con aceite
a la que se añadían tomates troceados 
al gusto y limpios,
cebolla muy picada y fina 
y ya todo en su sitio
viene ese rehogar de los productos 
durante unos minutos 
y ahora viene el secreto
de este manjar tan exquisito
pues se cubren los ingredientes de la olla 
con agua y vino
y se deja cocer 
hasta que el liquido queda reducido.

-Sancho buen preparativo.

-Espere señor que cuente el final
de este manjar pueblerino.

-Ya el liquido bastante reducido
el ama arrojó a la cazuela
un majadillo de ajos diluidos 
en caldo de la cocción
y como por allí se aprovechan 
hasta las espigas
que crecen junto a los caminos,
migas de pan 
para dar consistencia y que todo salga bien medido.

- Solo falta sazonar
con sal, pimienta y nuez
y esperar
a que todo quede bien cocido.

-¡Sancho la que nos perdimos!

-la que se perdió Señor
pues yo en el patio me despaché a gusto

-Callando estoy mejor
y vayamos a otro asunto
pues llega el verso XVII
y si se me va la mollera
a otro sitio
seguro que acabamos en este punto.


         XVII
-Mira que tierras Sancho
y que cosechas dan
al recibir en cantidad   
el agua que sus raíces absorven,
el aire que respiran
y el sol que les confiere ese color tan natural.

-Mira que vides 
de las que penden 
uvas blancas y negras
que allí en las bodegas 
se pisan con fuerza y tesón
y con ellas se vienen a hacer 
vino y mosto a granel 
con que regar las gargantas
después de reposar  
en odres, barricas y tinajas 
de barro, madera o piel.

-Mira que olivos 
de verdes aceitunas
que ya sea en el molino
o maceradas con hierbas
sirven para aderezar las comidas.

-Mira que trigos y que espigas
que una vez  trilladas y molidas
se convertirán en blancas harinas.

-Mira que colmenas
que un día darán 
muy rica miel
y cera con la que ver
en las noches oscuras
como la pez de una bota.

-Todo lo miro señor
y al igual que le ocurre a usted
yo también salto de alegría
al ver aquellas florecillas
que dan a los campos tal hermosura
que yo diría 
que esta tierra está por Dios bendecida.

-Bien dicho Sancho
y es más 
aquello que miras
son rosas de azafrán
de lo cual 
y a lo que se ve
alguien un día vino a decir:
Agua en agosto, azafrán, miel y mosto.


-Y del mosto Señor
sabe usted algún
dichos de esos
que también sabe componer.

Sancho, lo se
y por eso te diré
que pan con mosto
quita las legañas
al legañoso
y pan con aceite
bendice al penitente
y pan con vino
alegra el día
y produce hipo
y si vas a coger azafrán
llevate la manta 
pues en el surco de noche se te hará
y si la uvas ves madurar
cogelas
pues a los que vienen detrás 
igual les da
verde que maduras 
con tal de robar.

-Que te parece Sancho 
el ingenio de tu Señor.
Gracias debes de dar 
de siendo tu patán
tener un amo que sepa rimar.

-Amo tengo
pero a lo que se ve
se olvido alabar a las aceitunas
será porque no le van.

- El olvido Sancho
se puede producir
y es normal 
en hombres de tanto pensar
otra cosa sería
que este olvido tuviera lugar
en aquellos que solo piensan 
en comer, dormir y blasfemar.

En lo que nos va de las aceitunas
ahí va mi moraleja final,
si rayas aceitunas colócate dedal y delantal
pues de lo contrario
los dedos te quedarán
del color del carbón natural.

-Sancho dejemos todo esto
y a pie en el suelo
lleguemos hasta la casilla
para allegarnos y reposar
que la noche encima de nosotros está.

-No tengas dudas Señor
de que hacia allí vamos
y en aquel lugar
la noche en nuestras almas entrará


VXIII
-Me parece Sancho
que todo esto que tocamos con las manos
más que una casilla
con sus paredes, puerta, ventana y tejado
es un mojón de piedras de gran tamaño
propio de un mochuelo
y no de un caballero con rocín, galgo y criado.

-Ahora bien mirado creo
que a poco que des  lustre
al suelo, ventanas y camastro
podemos reposar hasta que nos venga en gana
continuar caminando
pues aunque hidalgo debes saber Sancho
que por mis venas corre
sangre tan roja como la de un conejo desollado
y será por eso
el que yo de vez en cuando
tenga  sentimientos tan humanos
y piense como pobre y no como amo.

-Señor sentimientos los tiene
grandes y muy bien razonados
pero aquí el que saca lustre es su criado Sancho
con los dientes y las manos
un poco de agua y a lo sumo un estropajo,
así que como la hora de cenar se acerca
me voy a la búsqueda de un barreño de agua plateado
con que dejar la caseta como el culo de un santo
mientras usted ya descabalgado del caballo
prepara la cena y se da un baño
en aquel pozo que parece por su tamaño
poco peligroso y muy apañado.

- A lo que dices y yo oigo Sancho
me parece bien el tino que has tenido en este caso
y es que ya me decía un viejo
que ten por criado a un amigo
y vivirás encantado
pues nunca te faltarán halagos
.
Para que veas Sancho
 lo mucho  que te he hecho caso
en esta noche de cielo cerrado
y dado que el tiempo nos roba horas
y nos hace sus esclavos
cenaremos arroz a lo pobre que es muy sano
y huevos hilados.

-Bien Señor al menos en algo concretamos
en ser yo su amigo
y usted mi amo
y si a los dos nos parece bien el trato
nadie diga lo contrario
pues por aquí en Pinarejo son muy dados
a poner de vuelta y media al santo.

-Sancho, mi amigo, mi criado, mi lacayo,
sabes tu mucho de Pinarejo
no será el caso de que tengas por aquí parienta y nano.

-De eso nada Señor pues uno es muy cuidado
de meterla donde toca una vez al año,
pero viniendo el tema al caso
le tengo que decir sin más preámbulo
que en ese pueblo manchego como mi amo
del cual todavía se divisa a lo lejos  su campanario
yo se mucho
pues en el engendró un pariente lejano
a un abuelo mío que descansa en su camposanto
y por ello en mi familia se le tiene un afecto desmesurado
a Santa Agueda por el buen parto,
a San Isidro que hizo de mi abuelo un labrador fino y templado
y a un tal Melgarejo habitador, dueño y amo
de ese lugar tan sano que es el Pinarejo
todo rodeado de verdes bosques de chaparros,
donde los señores, amos y criados
cazan en todas las ´épocas del año con galgos
buenas perdices, exquisitos conejos y faisanes
y por aquellos días hasta ciervos y dicen que gamos
de grandes cuernos como un arado.

-A mi me gustaría Sancho
saber de esa historia
que a ti tanto te ha marcado
y aquí quedaría al igual que Bocacio
escribiendo cuentos durante un año.

- Si de ello quiere mi amo
yo le puedo dar para un buen rato
con tal de que luego no diga
que su siervo lo retuvo
durante un año exacto por estas tierras
comiendo pan y ajos
y bebiendo agua como los dromedarios.

Y dicho esto tan exagerado
los dos nos vamos
uno con escoba y barreño plateado
y el otro a darse un baño.
Para ver es 
lo de estos dos ilustrados
amigos hasta en eso 
de  hablar más de lo deseado 

XIX

-Buenas las aguas Sancho
disfrute en el pozo de lo lindo
y me pasó por la cabeza
alguna que otra historia
de cuando era  yo niño
e iba por esas sendas
llenas de pequeñas alamedas
con sus riachuelos incluidos.

-Esta Mancha que tu ves
era un gran paraíso
y si los hombres no cesan 
en su ímpetu de colonizar
y devastar los montes
para convertirlos en tierras de cultivo,
a fe, amigo, mío,
que en un futuro todo será
como la palma de la mano
liso, monótono y aburrido.

-Amo, creo que el chapuzón
le ha despertado los sentidos
y que su cabeza vuela ahora de lo lindo
más siendo la hora
de cumplir con su cometido
pasé a la cocina
que le tengo preparado
todos los ingredientes que necesita
para sus guisos  
y demuestre con su salero y gracia 
que aunque es amo 
y señor de nobles apellidos
sus manos son diestras en el arte 
de asar, freír, condimentar y dar sabor 
a todo aquello que se le pone a tiro.

-Pasemos Sancho
que por esta noche ya esta todo dicho
y mientras yo me entretengo jugando con el fuego
tú, amigo, prepara la mesa
y no te olvides del vino
pues cena en pareja, sin más añadidos,
debe cerrarse en paz y con buenos caldos
de esos que aligerar la mollera
y le dan a la lengua tanto brío
que termina uno por ser poco comedido.

- Te diré algo más amigo
para que lo vayas apuntado en esa cabeza
que Dios te dio
para algo más que llevar sombrero de paja
y pluma de aguilucho

-Diga amo lo que quiera y por Dios 
pasemos allí dentro los dos juntos
pues aquí fuera usted hablando 
y yo escuchando los relinchos
de jumento y del rocín, mio y suyo,
me veo comiendo pienso
y durmiendo entre paja y moñigos.

-Vayamos al caso, Sancho,
y no cometamos más desatinos

XX

-Buena la cena amo 
y muy comedida
en cuanto a las especies que ha gastado
y la cantidad colocada en la escudilla
y me honra y mucho en este día,
ya noche negra 
de fantasmas y pesadillas,
me venga usted a servir 
y yo a ser invitado de piedra
en esta vieja casilla 
de paredes de pedernal
y viguería de madera podrida.

-Sancho me aturullas
pues a poco que hago
parece que se te vaya en ello la vida
ya me dijo tu padre
que en paz descanse
en la gloria divina
que tu Sancho, su hijo,
te criastes con mujeres
muy dadas a la costura
y será por ello
y no otra cosa 
que seas tan dado
a ir contando mi vida.

-Ya creo Sancho que la cena ha sido buena
otra cosa sería contar mentiras
pero al mismo tiempo te digo
que el vino ha sido una delicia
y es que estos de El Pinarejo
pisan el vino con tanta gracia 
que yo diría
que fermentan el mosto antes de caer en la barrica.

-Señor, perdone que le pare
pero es que creo que se le va la olla
y en esto de hablar como no hay medida
cuando cogemos la directa
hacemos como mi borriquilla
que no para aunque yo se lo diga.

-Si Sancho, en esto no cabe duda
y perdona que te diga
que yo hablando y tu callando
se acabaría pronto esta poesía
y que por ello yo me alegro
y tu deberías
en lo que te trae y nos lleva 
por tierras de esta villa
estar atento y a poco que oigas
vengas y me lo digas.

-Pues le diré Señor
que le tengo yo que preparar 
si al caso viera por las cercanías 
tomates 
y algo más de verduras

un mojete de esos que en El Pinarejo
se  dignan a hacer con escabeche,
huevos duros, cebolla y aceitunas
y para segundo  plato una sardina de bota
pillada en el marco de esa puerta 
por la carcoma medio podrida
y de postre cacahuetes tan salados
como las salinas de Torrevieja,
cerca de una ciudad tan antigua
que por allí los íberos vivían.

-Sancho, Sancho,
se ve que quien se junta con buen galgo
termina cazando hasta avispas
y tu en eso has aprendido tanto de tu amo
que me honra ser maestro de una criatura
tan docta y sabía como el tío Camuñas.

-Señor, me deja sin saliva,
y a lo que iba
el mojete yo lo haré
y no me diga
que no quiere mojete ni sardinas.

-Mojete Sancho comeremos
pero no se te olvide 
poner cominos
pues con ellos varía el gusto
hasta el extremo
que la cebolla pierde su picor,
y el aceite parte de su aroma
y en ello esta la gracia
de ese mojete tan pinarejero
que yo vi comer a un Rey
metiendo el cuchillo en el cuenco
y comiendo pan de centeno.
mientras el aceite le caía por la barbilla.

-Pues Señor, yo le digo
que si lo comió un Rey
nosotros los comeremos
para honra de El Pinarejo
y de esos tomates del Charcón
abonados con estiércol
que son tan buenos 
que en el  mojete sus pepitas parecen oro
de lo  mucho que en el aceite brillan.


XXI
-Sancho, gandul, 
por mi parte queda
es promesa 
y te la debo,
explicarte en que ha consistido 
esta cena que a lo visto 
tu pregonas con más fe que empeño
y me guardo lo de los huevos
para otro día 
pues no tengo ni ganas ni tiempo
de ir más allá 
de donde yo pienso que no debo.

-Vayamos rápido Sancho
y en ello que estoy te cuento
como fue lo de la cena
y todo lo que tuvo que ver con el hecho
de que tu disfrutaras comiendo 
y yo viendo el ímpetu que ponías en ello.

- A saber utilicé medio kilo de arroz
descascarillado, blanco y entero 
como el grano de centeno,
y con todo esto y brasas en el fuego
puse la cacerola con agua a hervir
y le eche laurel
y un majado en el mortero hecho
con ajos, perejil, sal 
y muchos golpes certeros
pegados sobre tan sabrosos condimentos.

-En una sartén aparte y sin perder tiempo
freí un ajo y dejé caer pimentón dulce
que vertí en el caldero
para que todo herviera durante un momento.

-Y después dejé caer el arroz
como quien se quita de encima un muerto
y a los 20 minutos, 
ni uno más ni uno menos,
ya estaba hecho el arroz en el caldero. 

-Sancho ahora te diré el secreto
para que este bueno
consiste en tapar la cacerola
y a los 5 minutos verter su contenido
sobre platos soperos.

-Me encandilo la cena y me encandila el celo
que pone mi señor
en contar con tanto conocimiento
lo que comí y su secreto
y para que vea que yo también soy sincero
le diré que me pareció muy bueno
aunque por aquí preparan unos potajes 
con judías pintas, chorizos, morcillas
y lo que caiga en el caldero
que resucitan a los muertos.

-Sancho, lo tuyo me huele a reto
ya veremos como sales de este entuerto.


XXII
-Mira Sancho 
lo que sobre el potaje 
te tengo que decir
y presta atención 
pues esta poesía la aprendí
de uno de estas tierras
que en casa de mis padres sirvió
y en un cuadernillo de cuentas
dejó escrita esta medio poesía 
y media oración.

-Semana Santa en Pinarejo
a Cristo llevan de procesión
con la cruz a cuestas
por la calle del Tesillo
camino de su crucifixión.

-Ya todos salen al encuentro,
ya todos esconden su emoción
cuando la imagen pasa 
junto a los penitentes
que miran con devoción.

-Potaje de Semana Santa
en todas las chimenea tuvo su cocción
y ya el plato dispuesto 
comienza su degustación.

-Santa Águeda bendita
tu que eres de El Pinarejo
su más olorosa flor
ruega por nosotros
que somos de nuestro Señor
hijos pecadores
que no nos merecemos
ir a la gloria 
junto a nuestro Salvador.

-Danos Santa Águeda larga vida
y como no tu gracia y don
para que este potaje de Semana Santa
que en El Pinarejo se prepara 
con tanta ilusión
salga en su punto
y como no a la perfección.

-Garbanzos blanditos para la ocasión,
bacalao fresco,
y si no me equivoco yo
acelgas, cebolla, laurel patatas, ajos 
y granos de  pimienta
en la cazuela se echan
y así comienza la cocción.

-No se olviden por favor
en una sartén sofreír
para la ocasión
unos ajos, cebolla y tomate,
una cucharada de 
pan rayado y pimentón
y para cuando se encuentra todo sofrito
en la olla se tira con precisión
y a hervir 15 minutos sin más dilación.  

-Señor pero faltan las pelotas para la ocasión.

-Calla truhán 
y verás como el potaje de El Pinarejo 
al final quedó
y luego si lo cuentas 
di por favor
que tu Señor te lo enseñó.

-Las pelotas de Pinarejo
son lo mejor de lo mejor
y para que todos sepan 
como es su elaboración
aquí viene mi receta
tal y como en el cuadernillo s escribió.

-Coger un cuenco
y echar con tino
2 huevos gordos 
y hermosos para la ocasión.
Se baten con precisión,
y se acompañan de  dos dientes de ajos, 
perejil picado y como colofón 
sal y pan rallado
y ahora toca 
ya por fin 
hacer pelotas 
con la mezcla, 
freírlas
y arrojarlas a la olla 
para que den sabor. 

-Señor vaya potaje de Semana Santa que me armó
aunque yo pienso que el mió es mejor.


 XXIII
-Sancho, hijo,
vamos de emoción en emoción
al igual que le ocurrió 
a un amigo mío que se  casó
con una parienta rica 
y heredó mal humor.

-Por eso lo mejor
es hacernos la vida agradable
y si puede ser 
sin discusión
pues tenemos los días contados
y de aquí partiremos 
a un mundo mejor
con lo puesto 
al menos eso pienso yo.

-Ya sabía yo, Señor,
que después de tanto comer
vendría la ocasión
de relajar el corazón
hablando de esas cosas
que bien sabe Dios
nos pasan por la cabeza
una vez al año y si son dos
lo dudo yo.

-Ahora bien 
ya que habla su merced
de vivir bien
yo aprovecho la ocasión
para pedir mejor sueldo
pues allá arriba dicen que sobra "to"

-Ay bandido que labia te dio el Señor
para decir lo que piensas
con tanto humor
y a esto me gustaría contarte
lo que en El Pinarejo pasó
un mal día en que un rayo
en un pajar cayó
y se quemó la paja
y el culo de un pastor
que por allí andaba
de revolcón en revolcón

-Y que pasó , Señor.

-Pasó Sancho
que el amo le pagó
un calzón nuevo
y en eso la historia no terminó
pues a los doce meses la oveja parió.  

-Con usted señor 
vamos de gracia en gracia
y en ello no hay solución
pues para un chiste que yo le cuento
usted cuento más de dos.

-Apunta bien Sancho
que la historia del potaje
pendiente quedó
y si no hubo apuesta 
es porque el recitador se acobardó.

-Potaje tendremos
si no se me ha olvidado su elaboración
pues lleva tantos ingredientes
como pipas una torta de girasol.


Autor: José Vte. Navarro Rubio

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