martes, 1 de enero de 2013

POESÍA: ATERRIZAR EN UN DÍA QUE SE LLEVA COMO SI FUERA UN LUCERO LS DESGRACIAS

Aterrizar en un día
que se lleva
como si un fuera un lucero
las desgracias
y las vidas siniestras
de los ávaros
hacía las mazmorras de la noche
abiertas al cielo
donde los días se apagan,
donde las lágrimas de los que sufren tormento
son semillas
de árboles de hojas y raíces
bebedoras de sueños
de todos aquellos
hombres y mujeres
que se creían
por haber nacido en tierras
abonadas
al padecimiento y al destierro
que no había otros soles,
ni cruces en los cementerios
indicando 
que más lejos
hay lugares
bajo el empeño
de aquellos
que retiran de su vida 
la soberbia y el dinero
donde el vivir es más fácil,
donde se toca a campanas
para repartir alimentos,
donde los hombres nacen iguales,
donde las posibilidades de crecer
libres
es solo eso
y tan cierto 
que allí
donde no hay témpanos de hielo
que enfríen nuestros pensamientos,
es fácil,
tan fácil
que al coger con la mano 
los frutos que da el suelo
se llena el alma de alegría
y el corazón
de señales inequívocas
de que el amor
florece como un almendro
en esos valles recónditos
tras montañas de blancos cabellos
y cuerpos cubiertos
por espesos follajes,
por bosques de cipreses y enebros,
por sauces y tomillos,
espliegos
y parras de racimos de uvas
llenos de jugos dialécticos
de los que se nutren los días
para ser
en todos ellos
metralla para fusiles
y pan de trigo 
oliendo a sangre de valientes
y pechos de mujeres
dando de comer
leche de amor y sufrimiento,
de pasión, celos y palabras de cortejo
a esos hijos que nacen
en estos tiempos
para ser como nuestros abuelos
ricos en desgracias,
pobres en progreso
y bestias que tiran
de arados romanos
con rejas de madera 
y sogas de indomable cuero
atado al cuello.
Por ser día de año nuevo,
por ser
de todos los días del año
de los pocos en que no duermo
es de los días en que más pienso
en lo que nos viene encima
desde cerca y desde lejos,
de esa Europa
madre de lamentos,
de ese padre
que hay más allá de los Pirineos
vestido de coraza
y de túnica hecha
en un portal sin niños
sin otro tipo de animales
que no sea una burra
en un barbecho
que se pasa el día
matando moscas,
comiendo y bebiendo
y entre alucinaciones
y malos pensamientos
intenta con su tozudez
propia de cabestro
hacer la vida difícil a aquellos
de quienes dice
que son sus huéspedes y socios
de ese banquete de ricos
que como si jugaran a la taba
se contentan
con repartirse el  mundo
y dejar los mendrugos y restos
para aquellos
que fuera de la mesa
besan los píes, las manos y los cabellos
de sus aliados
los bien llamados socios europeos

Autor: José Vte. Navarro Rubio




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