POESÍA: CABALLOS ESPAÑOLES POR AMERICA TROTANDO

En mares perdidos
relinchaban caballos, jacas y rocines
traídos por españoles
que al llegar a las costas americanas
trotaban por ellas desesperados
pues tenían ganas de ser en los fuertes, 
estancias haciendas, misiones y ranchos
de llanuras, montañas
y paramos helados
animales de montura
y de trabajo
a la usanza de España
donde la raza primitiva se fue depurando
en cada territorio,
en cada pueblo, ciudad
cortijo, masía, trigarral
o caserío al hosco territorio ganado.

Eran fuertes caballos
traídos por españoles,
de cuello
extremadamente ancho
en su bien cuidada crianza
y ligeramente  arqueados
de aspecto barroco
de soportar la mano
que les acariciaba
de ahí les venía el garbo
al trotar a sones de música
y de aplausos.

Crines rizadas y espesas
sobre las que cogerse
con las manos
cuando veloces volaban,
saltaban, trotaban y corrían
al notar espuelas en sus bajos
y a garbosos caballeros
en ellos montando
demostrando paso a paso
que eran bailarines consumados
como si pertenecieran
a un cuadro flamenco
con cantantes cantando
y guitarrista de ojos almendrados
por el vino seco
y el cantar hondo y plano
de hombre de la sierra
llegados hasta el llano
para ganarse unos chavos
en un tablao perdido
donde en las noches
de todos los años
se canta por no llorar
y se tiende la mano
para alimentar
en un pueblo perdido
en las sierras morenas,
rubias y de blanco
a una familia que le espera
para poner en la olla garbanzos
pues de sus adentros salen
solo calores burbujeando
y poco olor a rancho.

Color oscuro,
entre negro y bayo
trotaban los caballos
que en España se sabían
ser los amos
de unas manadas grandes
con relinchos de yeguas
que esperaban ser montadas
por esos hermosos sementales
que reclamaban llamando
a sus enamoradas amigas
que alzaban la cola
y estiraban el cuello
en señal de reclamó
como queriendo decir
aquí nosotras estamos
para dar potrillos
y potrillas
y continuar regenerando
esta raza nuestra
que tanto ha progresado
a base de perder salvaje bravura
y adquirír
comedido aspecto domado
en sus cruces
con  razas de equinos
de otros lugares apartados,
berberiscos, árabes y lusitanos
hasta la península llegados.

Autor: José Vte. Navarro Rubio