Se desacelera la vida
como quien no quiere caminar
y es en ese instante
cuando ya estás
preparado para aspirar
a llegar a entender
que hay una filosofía
más natural
que obliga a disfrutar
de aquello que la naturaleza
ha creado
a base de esculpir, pintar y decorar
los espacios naturales
sobre los que solemos pasar
casi siempre sin mirar.
La filosofía Slow
nos invita a reflexionar
y a ir más allá de ese día a día
en el cual
naufragamos como barcos
en un día de tormenta en alta mar.
Slow es algo más que desacelerar,
significa mejor comer, descansar,
huir, marchar y buscar
día a día
la belleza y el arte
sin que nadie te venga a moldear
con falsos encuadres
inventados para sosegar
nuestra intranquilidad
y devolvernos
a ese fiasco de humanidad
que el arte tradicional nos da
de forma medida
y ante todo
con mucha frialdad.
No hay ser humano
capaz de plasmar
la belleza que se esconde
en los troncos de los olivos
cuando te paras a mirar
y ves que de ellos salen rostros
que no sabes
como pudieron llegar
a formar parte de la corteza
y expresar
con total naturalidad
la más cruda de las realidades
que es pensar
que hemos nacido para morir
y en esas estamos
desde que comenzamos a gatear.
Autor de la poesía: José Vte. Navarro Rubio
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