sábado, 19 de enero de 2013

POESIA: LA MAESTRA QUE ME ENSEÑÓ EN UNA TABLA DE MADERA

La maestra que me enseñó en una tabla de madera

Más allá
hay desiertos
y seres humanos
pidiendo ser libres
viviendo un encierro
eterno
mientras están sometidos
al imperio
de unas leyes injustas
que pesan
como una tonelada de ladrillos
ladrillos sobre ellos.

Son ellos y ellas
los que aprendieron sobre tablas
y así se llaman
herederos
de una patria
de la que saben
que son
 sus hijos verdaderos.

Sobre tablas de su ley
escriben y escribieron
estos hijos e hijas del Sahara
sus historias y aventuras
para que sean conocidas
y podamos saber de que va este asunto tan lleno
desilencios hacia un pueblo.

¡Leer, escribir, educaros!
pues es esto
lo que más temen
los opresores de los pueblos
de aquellos
a los que han arrojado a los abismos
con el beneplácito
de esos otros pueblos
llamados como España amigos
que se lavan
al igual que Pilatos las manos
y obvian
que son parte importante
en el restablecimiento
de un nuevo orden en esa parte del mundo.

Os quitaran la palabra,
la presencia de vuestros mejores hijas e hijos,
os quitaran todo
para que nadie recuerde nunca
que habéis existido,
por ello guardar vuestras tablas como testigo,
pues aun no habiendo sido bendecidas
llevan impregnadas en su madera
rajada por el viento, calor y frío
lágrimas y lamentos,
esperanzas y besos sin labios a quien ofrecer la dulzura de los frutos
y lo que es más seguro
recuerdos inolvidables de aquel Sahara
en manos de ladrones
que solo buscan exprimir sus tierras
para sacar los mejores frutos.

La nube de su juventud
está junto a camellos, tiendas de pieles por el viento curtidos,
oraciones y sentimientos primeros y últimos
en volver a caminar con orgullo
por aquel territorio convertido
anexionado por quienes rezando al  mismo Dios
se creen ser sus únicos hijos.

Autor: José Vte. Navarro Rubio

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